El viernes a última hora Pablo Moyano presentó formalmente su renuncia como cosecretario General de la CGT. El texto escueto con el que comunicó su decisión al Consejo Directivo señala que su salida se explica por “no coincidir con las decisiones tomadas por la llamada ‘mesa chica’”.
El dirigente camionero ya había adelantado que la central obrera se encontraba «fracturada en los hechos” pero no había dado el portazo. La decisión del grupo de conducción, de convocarse esta semana sin notificarlo con el sólo propósito de descartar un paro nacional y reanudar el camino del diálogo con el gobierno, fue la anteúltima gota en un vaso colmado. La última, confiaron fuentes de la propia mesa chica a Tiempo, fue la desautorización que recibió Pablo de su padre Hugo Moyano, quien se comunicó con los miembros de la cúpula para asegurarles que la posición mayoritaria en el sindicato de choferes de Camiones era la de retomar el diálogo. El añejo dirigente, según confiaron a este cronista, será el encargado de designar al reemplazante de Pablo. Formalmente, ese cargo está reservado para ese sindicato.
¿Estampida?
Quien ya había tomado una decisión de la misma naturaleza e incluso convocado al camionero a seguir su camino había sido Mario “Paco” Manrique, del SMATA (trabajadores de fábricas de autos y autopartes) y diputado por Unión por la Patria.
Aquella renuncia abrió una grieta que ahora podría profundizarse. Son varios los miembros del Consejo Directivo que al tiempo que forman parte, de una u otra forma, del espacio liderado por Pablo Moyano y Paco Manrique, todavía siguen formando parte de la conducción cegetista. En primer lugar el dirigente de Canillitas Omar Plaini, quien ocupa el cargo de secretario de Políticas Económicas y Sociales y gravita como dirigente dentro del peronismo. Luego otros dirigentes que, cercanos al kirchnerismo, participan del Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiMoNa), como el bancario Sergio Palazzo o el metalúrgico Abel Furlán. Lo mismo el ahora titular de la CATT Juan Carlos Schmid, que ya había renunciado al triunvirato en la conducción anterior y confluido con las CTA y los movimientos sociales pero que arrastra un vínculo histórico con Hugo Moyano. También orbita en ese espacio, entre otros, el aeronavegante Juan Pablo Brey.
El alcance de la renuncia todavía es incierto en tanto podría limitarse a una acción de orden político para tallar en la interna del peronismo hacia 2025. Está por verse si se trata de una decisión que, además, abra un terreno de lucha alternativo al de la conducción que, llevado al extremo, podría coronarse con la creación de una nueva central sindical. No sería la primera vez que ocurre en la historia del país.
Presiones
Daniel Yofra, secretario general de la Federación Aceitera, hace ya varios meses que se pronunció en favor de la conformación de “un nuevo MTA”. En diálogo con Tiempo confió que la renuncia de Moyano era “un tema sabido. Lo raro es que no haya ocurrido antes”. Opinó que “la cúpula de la CGT no era consecuente con lo que Pablo pensaba y que es lo que piensa la mayoría de los trabajadores de este país, que es que hay que luchar. ¿Qué sentido tenía seguir ahí?”.
Yofra insistió: “Hace rato que vengo pidiendo que se arme un frente sindical que conduzca la bronca de la clase trabajadora. Dentro de la pobreza, más del 40% son trabajadores registrados y eso es responsabilidad de los dirigentes sindicales. Necesitamos dirigentes que construyan y conduzcan una fuerza sindical que enfrente a este gobierno. Es el momento de convocar a un gran plenario de secretarios generales. La gente los va a seguir porque es lo que necesita. No podemos esperar un milagro. Ya sabemos cómo termina y cuáles son las consecuencias de un gobierno como este”.
Cautela
Desde la mesa chica prefirieron mantener la cautela. Andrés Rodríguez, secretario adjunto de la CGT, señaló a Tiempo que la renuncia de Moyano “lamentablemente es una actitud que no ayuda al papel que debe desempeñar en este momento el movimiento obrero» y apuntó a que «expresa una interna de un gremio hermano como es el de Camioneros».
El dirigente, aprovechó para ratificar el rumbo que adoptó la mesa chica: “Le propusimos (al gobierno) construir un diálogo tripartito y ellos dijeron que sí. La convocatoria, si verdaderamente lo quieren hacer, debería partir de ellos y todavía no se produjo”.
Sobre el antecedente de Aerolíneas y la posibilidad de que en ese diálogo se busque profundizar la flexibilización de los convenios de trabajo, Rodríguez señaló que “son todos distintos y con diversas cláusulas. En la medida que haya una propuesta positiva la veremos. Si es reducir derechos, no lo vamos a aceptar”.
Otro dirigente del ala dialoguista que acaba de renunciar al liderazgo de la CATT, al que había llegado de la mano de Pablo Moyano, Sergio Sasia, opinó que la salida de éste “es una decisión muy personal. Las diferencias entre los que se dicen dialoguistas y combativos no deberían sobrevenir en una ruptura de la CGT. No lo tomo como una ruptura. No es la primera vez que renuncia un compañero”. Para el titular de la Unión Ferroviaria, “hay un nuevo paradigma y una nueva reconfiguración de la política. El sindicalismo, para enfrentar esta realidad, tiene que tener propuestas, proyectos e ideas para debatir y, sobre esa base, lograr la unidad».
A partir de mañana se irán reconfigurando los espacios y las relaciones de fuerza. Mientras, los trabajadores siguen resignando conquistas y poder adquisitivo. «
Los brazos abiertos de las CTA
Ambas CTA, la Autónoma de Hugo «Cachorro» Godoy y la de los Trabajadores de Hugo Yasky, están en proceso de reunificación y organizan una Marcha Federal contra el ajuste del gobierno de Javier Milei para el 5 de diciembre.
La renuncia de Pablo Moyano al Consejo Directivo de la CGT, desde su punto de vista, podría ampliar la base de la convocatoria y apuntalar un bloque que los coloque en un lugar de liderazgo.
En diálogo con Tiempo, Godoy opinó que “es una resultante lógica de las diferencias entre quienes quieren poner la CGT al servicio de las luchas de los trabajadores y quienes la tienen paralizada en pos de un dialogo con un gobierno que no es tal y que no va a conducir a otra cosa que a ser funcional a la estrategia de (Javier) Milei”. El dirigente descartó una fractura de la CGT y vaticinó que «Pablo va a seguir en Camioneros y articulando una corriente interna de la CGT. Como venimos haciendo con él y otros sectores de la CGT, vamos a tratar de profundizar el dialogo y la unidad de acción para avanzar en acciones que le pongan freno a las políticas de Milei».