El texto oficial reivindica al mismo tiempo el empleo de los recursos fiscales para impulsar la economía y la sustentabilidad del déficit fiscal, es decir, que no supere ciertos límites, especialmente, el del financiamiento.
El Ministerio de Economía distribuyó en la tarde del martes los ejes ideológicos que animan al gobierno. Finalmente, los números son objetivos cuantificables a los que el gobierno pretende arribar por medio de la implementación de determinadas políticas. En lo más importante de esos ejes, el gobierno asegura que tiene dos “principios fundamentales”: un Estado expansivo y un Estado contractivo. Esto porque el primer principio dice que se buscará la “estabilización macroeconómica” por medio de una “política fiscal expansiva” con la cual impulsará la producción y las exportaciones, protegerá a los “sectores más vulnerables” e incentivará el mercado interno. Y, a renglón seguido, se asegura que para lograr el otro principio, la “sostenibilidad fiscal”, se requerirá de un “esfuerzo consistente” en pos de “lograr un equilibrio fiscal compatible con un crecimiento inclusivo”.
Según el oficialismo, el proyecto de Presupuesto “es realista y está basado en supuestos prudentes acerca de la evolución futura de la economía local”. Esa prudencia estaría dada por el juego simultáneo de los dos Estados señalados en los “principios fundamentales”. De un lado, el “Estado tendrá un rol activo en el proceso de reconstrucción” por lo cual el gasto primario crecerá 7,6% real (descontado el efecto que provoca la inflación) respecto a 2020. En este punto conviene aclarar que esa cifra de crecimiento es sin contar en el actual ejercicio las erogaciones extraordinarias por Covid-19. Del otro, el déficit previsto es el que permite, al mismo tiempo, su financiamiento y “garantizar una recuperación sostenible de la actividad y el empleo y un fortalecimiento de la inversión pública en áreas estratégicas”.
Respecto del financiamiento del gasto, el gobierno se ocupó en señalar que la reforma tributaria “no está contemplada” en el proyecto, lo cual abre un interrogante sobre su factibilidad. También indicó que “los ingresos públicos mostrarán una recuperación robusta” porque la “recuperación económica ofrece un piso elevado para la recaudación tributaria a nivel nacional”. Dicho en trazos gruesos, la recuperación de la actividad económica, prevista en el 5,5% del PBI, podría generar ingresos fiscales por 4,5 billones de pesos, quedando 1,5 billones por financiar.
El énfasis que pone el texto en los “sectores más vulnerables” de la población y la falta de mención de los salarios de los trabajadores estatales (que perdieron un 40% de su poder adquisitivo durante el macrismo) y de las jubilaciones (-20% en el mismo período) prefigura que la previsión gubernamental quizá no incluya la recuperación de los ingresos de esta parte importante de la población.
Pilares
El mensaje oficial identifica seis “pilares” sobre los que se apoya el Presupuesto 2021. El primero, sobre “Infraestructura productiva y social” asegura que se duplicará la inversión real en infraestructura productiva y social respecto a 2019. La inversión proyectada es de $ 835.000 millones (2,2% del PBI).
El segundo pilar es el de la “Innovación y desarrollo” en el cual se prevé un incremento del 160% de la inversión real en innovación y desarrollo respecto a 2019 con partidas por $ 187.000 millones (0,5% del PBI).
El tercer pilar es el de la “Salud pública” para el cual se prevé en 2021 un aumento del gasto en un 49% respecto a 2019. La inversión proyectada (no el gasto total del Ministerio de Salud) es de $ 199.000 millones (0,5% del PBI) destinada a financiar la vacuna contra el Covid-19 y la atención en los sectores más vulnerables.
El cuarto pilar es “Educación y conectividad”. Acá, se establece el objetivo de “volver a cumplir la Ley de Financiamiento Educativo” por medio de un mecanismo “paulatino y prudente”. Para 2021 el gobierno prevé incrementar en un 11% la inversión real en este pilar a partir de una inversión proyectada en $ 483.000 millones (1,3% del PBI).
El quinto pilar es el de la “Inclusión social activa”, que consolidará las transferencias a “los sectores más vulnerables” y la “construcción de puentes con el mercado de trabajo”. Según el texto, el año próximo aumentará en un 49,5% la inversión real en esta área respecto a 2019, a partir de una inversión proyectada en $ 270.000 millones (0,7% del PBI).
El último pilar en la secuencia del texto oficial es el de “Género y diversidad”, donde asegura que esta será la primera vez en la historia del país que se presenta un Presupuesto con perspectiva de género. Ello se habría alcanzado por medio del uso de “una metodología que permite visibilizar el esfuerzo que realiza el gobierno para cerrar las brechas de desigualdad al tiempo que expresa iniciativas concretas en esta dirección y una definición política inclusiva y diversa”. La inversión proyectada en este pilar es de $ 6205 millones (0,017% del PBI).
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