Acaso por los vaivenes de las alianzas y alineamientos electorales, el debate en torno a la política monetaria del Banco Central (BCRA), y en particular al crecimiento de los pasivos remunerados, abandonó los carriles virulentos que transitó en las últimas semanas. Eso ocurrió, paradójicamente, en simultáneo con un nuevo récord de esos títulos que el BCRA coloca entre los bancos para reducir la cantidad de dinero en el sistema financiero: esta semana la suma de Leliq (Letras de Liquidez) y pases pasivos (el BCRA toma dinero de los bancos) superó los $ 23 billones, con un crecimiento interanual del 160%.
El monto crece a pasos agigantados por la tasa de interés que el Central abona para que los bancos acepten colocar sus excedentes en esos instrumentos: 133% anual por las Leliq a 28 días de plazo y 126% anual por los pases a un día. Eso significa un adicional de 2,5 billones de pesos por mes.
Ese nada despreciable costo que impacta en los resultados contables del Banco Central abre el camino a propuestas radicales para solucionar el problema. Las reiteradas alusiones de Javier Milei sobre la gravedad del tema se frenaron cuando el candidato selló un acuerdo con el macrismo y empezó a sonar el nombre de Federico Sturzenegger como posible ministro de Economía en un eventual gobierno libertario. Cuando presidió el Banco Central, entre 2015 y 2018, Sturzenegger tampoco pudo evitar que las Lebac, un instrumento similar pero abierto a todo tipo de inversores privados, crecieran de manera exponencial.
Por cierto, Milei no fue el único candidato en hacer campaña con ese tema. En 2019, Alberto Fernández dijo que aumentaría los haberes de los jubilados con lo que ahorraría de intereses de las Leliq.
Demanda de dinero
Desde el BCRA defienden este tipo de instrumentos, similares a los que usan los bancos centrales de todo el mundo, en la convicción de que ayudan a sostener la demanda de dinero y evitar que su exceso provoque el desplome de la tasa de interés y la huida hacia otros activos, como el dólar. En la calle Reconquista explican que los bancos captan más dinero del que están prestando.
«La forma virtuosa de resolver este desbalance entre capacidad prestable del sistema bancario y demanda de crédito es que el ahorro de empresas y familias se canalice hacia la inversión productiva», opinó el presidente de la entidad, Miguel Pesce, en un artículo publicado en la web del organismo. «Asimilar la remuneración a las Leliq al déficit fiscal es un error que puede conducir a políticas equivocadas», insistió Pesce.
La salida natural a la acumulación de esos títulos sería el crecimiento de la demanda de pesos, lo que podría lograrse si se produjera una reducción drástica de la inflación. Desde la Fundación FIEL desconfían de que con ello alcance. En un trabajo que repasa varios planes de estabilización en la historia argentina, el economista Guillermo Bermúdez estimó que «en más de medio siglo nunca se tuvo un alza de los préstamos de una magnitud equivalente a la necesaria en la actualidad» para absorber ese dinero excedente.
Desde la consultora PxQ, dirigida por Emmanuel Alvarez Agis, sostienen que el exceso de Leliq se debe a la acumulación de depósitos a plazo fijo, ante las dificultades regulatorias para acceder a otras inversiones vinculadas al dólar. «A la pregunta ‘qué hay que hacer con las Leliq’ le sigue una respuesta simple: nada. No hay que hacer nada con las Leliq precisamente porque no son una bomba ni una burbuja. En lo que sí se debe trabajar es en un programa de estabilización que empiece planteando una salida razonable y sostenible del esquema de control de cambios con un férreo control de la inflación», afirma un provocativo documento de esa consultora.
En todo caso, lo que va perdiendo terreno es la idea de un canje forzoso de depósitos, al estilo del Plan Bonex, que reduzca la cantidad de dinero a la que debe responder el Banco Central. Esta semana, en la conferencia anual de FIEL, Guillermo Mondino, excolaborador de Domingo Cavallo (y cuya hermana Diana es diputada electa de La Libertad Avanza), citó casos latinoamericanos exitosos, como en Brasil y República Dominicana, que solucionaron problemas similares con ajuste fiscal y baja de inflación. «Estas ideas de querer detonar todo para terminar con los pasivos remunerados están equivocadas. Hay experiencias para seguir. Argentina debe hacer las cosas de manera razonable», dijo Mondino. «
La base monetaria cayó un 27% real en un año
Al revés de lo que sucede con las Leliq, la base monetaria sufrió una contracción en términos reales en el último año. De acuerdo a los informes oficiales del Banco Central, la suma de billetes y monedas circulantes más los depósitos en cuenta corriente del BCRA pasaron de 4,413 billones de pesos a 7,688 billones, con un alza nominal del 74,2%. Si se quita el efecto de la inflación, la caída es del 27%.
Según un informe de la consultora Quantum, de Daniel Marx, «se registró una contracción monetaria básicamente por la cancelación de adelantos transitorios por $ 500.000 millones registrada el 23 de agosto y por el efecto monetario contractivo que generó el cobro de servicios de la deuda del Tesoro en poder del BCRA». Esto es producto de los títulos públicos que el Central posee en su cartera: a medida que se van venciendo, la entidad cobra intereses del gobierno y retira plata del mercado. En cuanto a la cancelación de adelantos, fue una decisión del ministro Sergio Massa para responder a las inquietudes del FMI.