El Fondo Monetario Internacional respaldó las políticas seguidas por el gobierno argentino y dio proyecciones optimistas sobre la evolución de la economía del país para este año y el que viene. De todas maneras, fue más prudente que las autoridades locales en sus pronósticos.
En vísperas de su Asamblea Anual, que se desarrollará desde el viernes en Washington, el organismo dio a conocer sus Perspectivas de la Economía Mundial. En el estudio, que se puede ver en la página web de la entidad (www.imf.org), anticipa que el PBI nacional crecerá 2,5% durante el presente año y la misma cifra en 2018.
En Argentina, las proyecciones indican que el crecimiento repuntará a 2,5% en 2017 tras la recesión del año pasado, a medida que el aumento de los salarios reales estimule el consumo, la inversión repunte, respaldada por obras públicas, y las exportaciones se beneficien del fortalecimiento de la demanda externa, dice el informe. La estimación es inferior a la del gobierno, que cree que el PBI terminará subiendo más del 3%, aunque es mayor a la que el mismo FMI había proyectado en su Informe Anual, publicado en mayo (2,2%).
Para el año que viene, el Fondo mantiene la misma previsión de 2,5%, ya que la demanda interna privada continuará mejorando poco a poco en el contexto de una política macroeconómica restrictiva, con las tasas de interés real elevadas necesarias para el proceso desinflacionario y el comienzo de la consolidación fiscal. Con ese último párrafo, los técnicos del organismo le dan un espaldarazo a la política monetaria que lleva adelante el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. En el proyecto de Presupuesto elevado al Congreso, el Ejecutivo estimó que en 2018 la economía crecerá un 3,5%.
En donde la diferencia se hace nítida es en la previsión inflacionaria. El FMI estima que este año los precios al consumidor subirán un 26,9%, mucho más de lo que cree no sólo el gobierno sino el promedio de los bancos y consultoras encuestados por el Banco Central para elaborar su relevamiento de expectativas. Semejante cálculo lleva implícito una suba de precios de casi 2,5% mensual hasta diciembre. Para el año que viene, en tanto, los economistas del organismo creen que la inflación minorista será de 17,8%, por encima de las pautas tanto del BCRA como la fijada en el Presupuesto. Así y todo, el Fondo celebra por anticipado que el índice de precios disminuirá drásticamente a medida que se desvanezcan los efectos de la fuerte depreciación del tipo de cambio y los ajustes de tarifas. También atribuye la caída a que las negociaciones salariales adquieren una orientación más prospectiva, en referencia a la pretensión oficial de tomar en cuenta la inflación futura y no la pasada. De esa manera, el FMI convalida la negativa del gobierno a revisar cualquier pérdida en los salarios reales producida en los últimos dos años.