Es estrecho el desfiladero por el que Silvina Batakis da sus primeros pasos en el Ministerio de Economía. El camino es angosto y está rodeado de amenazas. Las cuentas públicas en déficit, un mercado renuente a prestarle el dinero que necesita para equilibrarlas, una ostensible falta de reservas en divisas que ya está frenando las importaciones y los visibles condicionamientos del Fondo Monetario Internacional son algunas de ellas.
La desconfianza de los agentes económicos se palpa en los números clave que entrega el dólar, un termómetro visible incluso por los ciudadanos de a pie. El dólar blue subió un 13% en una semana y terminó a 273 pesos, mientras que las cotizaciones bursátiles (CCL y MEP, las que usan las empresas cuando no tienen acceso al mercado oficial) arañaron los 300 pesos.
La mirada hacia el futuro también es pesimista. El viernes se publicó el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que el Banco Central elabora en base a una encuesta entre entidades financieras, consultoras y centros de estudio. Allí volvieron a subir las previsiones sobre inflación, que fueron situadas en el 76% para todo el año (3,4 puntos porcentuales más que en el relevamiento del mes anterior) y en el 64,6% para 2023. Además anticiparon un virtual estancamiento del PBI: subiría 3,2% en todo el año gracias al arrastre estadístico de la recuperación de 2021, pero se prevén caídas en los próximos dos trimestres.
Los agoreros pronósticos se basan, entre otras razones, en el disloque provocado por la guerra en Ucrania, que disparó el costo de la energía que Argentina debe importar y también el precio de los alimentos, potenciado por la decisión del gobierno de no aplicar retenciones para desvincularlo de los valores internacionales. “Este shock alteró tanto cualitativa como cuantitativamente la naturaleza del escenario: lejos de percibirse como transitoria, la aceleración inflacionaria desancló las expectativas de los agentes económicos. La activación de mecanismos indexatorios más elevados y frecuentes se vio con claridad en las negociaciones paritarias, pero también en la dinámica de remarcaciones», señaló un informe de la consultora Ecolatina.
Problemas a la vista
Los problemas, además, llegaron a las góndolas de los supermercados, a la vista de todos los consumidores. Muchos estantes quedaron vacíos y un informe oficial del Ministerio de Producción bonaerense alertó que «se vuelven a registrar problemas en el abastecimiento de los productos de la canasta de alimentos, bebidas, higiene personal y limpieza» en las principales cadenas de ventas. Los Precios Cuidados estuvieron en terapia intensiva y la Secretaría de Comercio Interior renovó el programa el jueves, apenas unas horas antes de su vencimiento, con un lote de productos más chico y una actualización mayor (ver página 14).
Desde la Confederación General de Almaceneros dijeron que en ese interín llovieron las listas de precios nuevas y que algunas tuvieron ajustes de hasta 40%, como en el caso de papel higiénico y servilletas.
En ese contexto y con un respaldo político todavía difuso, sin que esté bien en claro el rumbo que tomará el presidente Alberto Fernández ni la solidez de su alianza con Cristina Kirchner y Sergio Massa, la nueva ministra se tomó casi cinco días para completar su equipo económico. Karina Angeletti fue designada secretaria de Política Económica y en los hechos virtual viceministra; Martín Di Bella en Hacienda, Eduardo Setti en Finanzas y Martín Pollera en Comercio Interior. En Energía seguirá Darío Martínez y Sergio Chodos continuará representando al país en el Fondo Monetario Internacional.
La relación con ese organismo y el programa económico suscripto en marzo, a su vez imprescindible para poder cumplir el anterior firmado por el macrismo en 2018, son los elementos que condicionan todavía más el margen de acción de Batakis. En una de sus primeras definiciones públicas dijo que «habría algunas modificaciones en las metas trimestrales». Sin embargo, hasta donde se sabe, en la posterior conversación con las autoridades del Fondo, ese planteo no se realizó. Más aún, fue la directora gerente del organismo, Kristalina Georgieva, la que primereó la comunicación sobre lo conversado.
«Ella (por Batakis) se comprometió con los objetivos del programa y se comprometió a trabajar con el Fondo de forma constructiva para lograr estos objetivos. La ministra entiende el propósito de la disciplina fiscal y también entiende que si se quiere ayudar a los pobres no puede ser en condiciones de inflación galopante», dijo Georgieva, en un virtual emplazamiento a cumplir con los preceptos del organismo.
De las tres metas prioritarias que el FMI viene monitoreando, la que más lo preocupa es el de la lluvia de pesos que está volcando el Banco Central, tanto para asistir al Tesoro como para sostener el valor de los bonos en pesos (ver aparte). En la visión ortodoxa del Fondo, más pesos en la calle significan más aumentos de precios. Por eso Georgieva usó los términos «disciplina fiscal» e «inflación galopante» al resumir el diálogo con Batakis.
Pedidos de devaluación
En Washington hay profunda preocupación por la suerte que correrá el programa. El viernes hubo una reunión (que fue «informal», según la descripción de la agencia Reuters) entre el directorio de la entidad y el staff técnico que sigue el caso argentino. En la ocasión, Ilan Goldfajn y Julie Kozack dijeron que estaban esperando que Batakis completara su equipo para fijar la fecha de revisión de las metas del segundo trimestre: la auditoría podría tener lugar hacia la última semana de este mes y principios de agosto.
En la reunión también se trató la crítica situación de los mercados de bonos, algunos de los cuales cotizan en torno al 20% de su valor nominal.
El tema desató un feroz lobby de los acreedores que participaron del canje de títulos de 2020. Una de las agrupaciones de bonistas, la Argentine Exchange Bondholders, emitió una declaración pronosticando que «el Banco Central nunca acumulará reservas intentando comprar dólares a un valor al que nadie se los vendería». También pidió expresamente una devaluación: «Con un tipo de cambio libre, Argentina tendrá todos los incentivos para ganar dólares en el extranjero y gastarlos en el mercado doméstico». Esa declaración está más vinculada con el dólar CCL a $300 que con el «tipo de cambio oficial al que me siento cómoda» que Batakis defendió en sus primeras declaraciones como ministra. «
Pesce, fortalecido tras la salida de Guzmán: «No hay riesgo de hiperinflación»
La volatilidad de la situación económica hizo que en una semana Miguel Pesce pasara de estar en el ojo de la tormenta por los manejos del Banco Central en cuanto a la acumulación de reservas a tomar protagonismo como sostén de la nueva ministra de Economía. En una entrevista televisiva, dijo que fue uno de los que recomendó la designación de Silvina Batakis al frente del Palacio de Hacienda. Y de paso le tiró unos palitos al renunciado Martín Guzmán, como dando la razón a los que sostenían que la relación entre ambos nunca había sido buena.
“Su renuncia fue absolutamente inesperada. Yo estuve trabajando con él hasta el viernes a la medianoche. No había ningún indicio, además estuvo trabajando para la colocación de títulos de esa semana que funcionó y el cierre del primer semestre por el acuerdo con el Fondo. Nunca se me hubiera ocurrido hacer algo así, lo que hizo es impensado”, dijo sobre el exministro. “Yo creo en la gestión. Guzmán es un hombre con pergaminos académicos, pero sin experiencia en la gestión pública”, agregó.
Pesce intentó tranquilizar las aguas sobre el riesgo de que la inflación se descontrole: «No tengo miedo a una hiperinflación porque no están dadas las condiciones para ese proceso. Tenemos un tipo de cambio competitivo y no hay ninguna razón para que este acompañe los tipos de cambio paralelos».
Por otra parte, el titular de la entidad monetaria justificó la pérdida de reservas internacionales de las últimas semanas. «Estamos importando 8000 millones de dólares, y 2000 millones son de energía. Cuando la Argentina supere la cuestión energética, no va a tener problema de balanza de pagos”, se defendió.
Además, Pesce admitió que el BCRA salió a comprar bonos en pesos para evitar su derrumbe, aun cuando para eso haya tenido que emitir dinero. En la calle Reconquista admiten que la necesidad tiene cara de hereje y que si quieren que los inversores mantengan la confianza en los bonos de la deuda en pesos (hoy por hoy, el recurso casi excluyente con el que el Tesoro obtiene los fondos para cubrir su déficit primario y renovar los vencimientos), hay que sostener su precio.
La contrapartida es la cantidad de dinero volcado a la calle, que alimenta las expectativas inflacionarias. Un estudio del Instituto del Trabajo y la Economía (ITE) detalló que “la caída de los precios (de los bonos en pesos) pudo ser contenida y parcialmente revertida tras una fuerte intervención del BCRA, que emitió para comprar estos títulos. Al observar la variación de la base monetaria en el último mes, se advierte que el factor Otros, que incluye las operaciones de compra/venta de títulos públicos en cartera del BCRA, implicó una expansión de $ 460.820 millones (0,8% del PBI) entre el 9 y el 27 de junio. A pesar de esta intervención, los rescates netos diarios de los Fondos Comunes de Inversión continuaron”.
Pagaron otro vencimiento al Fondo
El Ministerio de Economía informó que dio la orden para transferir U$S 1285 millones, equivalentes a 975 millones de DEG, para cancelar otro vencimiento con el Fondo Monetario Internacional.
«El compromiso se asumió con los Derechos Especiales de Giro que recibió el país en el marco del programa de facilidades extendidas vigentes, a efectos de aplicarlos al vencimiento del programa original firmado por Argentina en 2018, durante la gestión presidencial de Mauricio Macri», señaló el Ministerio en un comunicado oficial difundido en la tarde del viernes.
De acuerdo con el cronograma pactado en el stand by acordado por el macrismo, a fines de este mes se deberá cumplir con otro pago de capital por U$S 675 millones, mientras que en la primera semana de agosto está previsto el pago de intereses trimestrales por alrededor de U$S 281 millones.
De la misma manera, también se dispuso el pago de intereses en divisas a los tenedores de bonos Global por un importe de U$S 425 millones. Se trata de los títulos que se emitieron en la reestructuración de deuda de 2020 y que generan intereses semestrales, a abonar el 9 de enero y el 9 de julio de cada año: este es el tercer pago. La primera amortización de capital tendrá lugar en 2024. Mañana se afrontarán los intereses correspondientes a los bonos en legislación local, informó el Palacio de Hacienda.