Los efectos del tarifazo y la inflación han encendido la alarma en todas las universidades del país. En la UBA, la aprobación de un presupuesto sin aumentos respecto de 2015 para los gastos operativos de las facultades no alcanza ni para pagar la luz, lo que amenaza el mismo funcionamiento de la principal casa de altos estudios. Sólo la factura de electricidad pasaría de los 19 millones de pesos del año pasado a 84 millones en 2016, y en consecuencia las autoridades aprobaron el carácter provisional de la distribución interna de los fondos que asigna la Nación, advirtiendo que los recursos sólo alcanzan para cubrir los gastos operativos hasta agosto. De hecho, el incremento presupuestario interanual del 29,9% será absorbido casi enteramente por la masa salarial, con lo que el impacto tarifario redunda de hecho en un recorte de fondos.
La perspectiva de no poder pagar los servicios fue expresada por gran cantidad de rectores durante la última reunión del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), y desde la Jefatura de Gabinete se les informó que la Secretaría de Políticas Universitarias y la de Energía analizan alternativas para que los presupuestos universitarios no sean alcanzados por la suba de los servicios. Por lo pronto, las Facultades de Ciencias Exactas y Medicina de la UBA se declararon en emergencia presupuestaria.
En tanto, el lunes se reanuda la negociación con los docentes universitarios, que pararon esta semana, con protestas y clases públicas en rechazo a las ofertas del Ministerio de Educación: la última fue de 15% de aumento en mayo, 15% en diciembre y el compromiso de cerrar la paritaria hasta mayo de 2017. Conadu Histórica ya convocó otro paro del 9 al 14 de mayo.