La firma santafesina habría derivado ventas a sus filiales en Paraguay y Uruguay, con lo cual embolsaría las retenciones y los dólares de las exportaciones, además de pagar menos Ganancias.
Para Claudio Lozano, director del Banco Nación y uno de los principales impulsores de las denuncias a Vicentin, debería avanzarse en las investigaciones por la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones en las que estarían involucradas las sucursales de Vicentin en Paraguay y Uruguay.
«Todas estas sospechas deberían probarse en el marco de la investigación que debería llevar adelante la intervención», le dijo a Tiempo. Pero ahora, con la caída de la intervención, que pasará a actuar como veeduría por la decisión del juez Fabián Lorenzini, que lleva el concurso de acreedores, el gobierno nacional perdió su capacidad de gestión directa de la empresa.
Quedaría sólo la investigación que lleva adelante el fiscal federal Gerardo Pollicita, cuyo eje son los préstamos que otorgó el Banco Nación a Vicentin.
Paraguay, en negro
Vicentin Paraguay, con apenas seis empleados y un puerto propio, registró exportaciones por 660 mil toneladas de granos de soja en 2019, de las que 220 mil fueron a parar a Vicentin SAIC, su casa matriz argentina. El dato surge de la convocatoria de acreedores, en la que la sucursal paraguaya aduce tener una acreencia de poco más de 4000 millones de pesos.
«Con esa estructura es uno de los principales exportadores de Paraguay. La verdad es que resulta extraño el hecho de que una firma que no tiene ninguna planta tenga tanta capacidad de exportación», advirtió Lozano.
La sospecha de Lozano, armada en base a información que ha ido recibiendo, es que «daría la sensación de que había un circuito en negro»: las barcazas salían de Paraguay vacías y se cargaban con granos argentinos en el puerto santafesino de San Lorenzo, aunque la facturación se hacía como si fuera grano paraguayo. Ahora bien, una operación así debía contar con la complicidad de autoridades de ambos lados de la frontera.
En el caso de Uruguay, la maniobra sería la triangulación de exportaciones en base a precios de transferencia, algo habitual en el sector (ver aparte).
«Sobre fines del año pasado el Banco Nación le otorga un crédito a Vicentin para financiar exportaciones a su sucursal de Uruguay. En este caso funcionan los precios de transferencia, Vicentin expone la factura completa de las exportaciones y luego desde Uruguay salen las exportaciones al mundo», explicó Lozano.
El beneficio sería que por la vía de los precios de transferencia, Vicentin Argentina subfactura a Vicentin Uruguay, con lo que reduce sus ingresos en dólares por operaciones en la Argentina. Eso implica pagar menos retenciones que ya le descontó al productor al momento de comprarle los granos, pagar menos por Impuesto a las Ganancias y liquidar menos dólares en el mercado local. Y como desde Uruguay se vende al precio pleno, la diferencia entre el precio pagado y el de venta queda en Uruguay.
Tanto en el caso de las operaciones sospechosas en Paraguay como en las de Uruguay, el efecto es el mismo: los dólares quedan fuera de la jurisdicción argentina.
«Estos procesos están estudiados; la relación de empresas vinculadas al interior de un mismo conglomerado en los procesos de exportación no es ninguna novedad, sobre todo en el comercio de granos», concluyó Lozano.
Triangulaciones y otras costumbres
Magdalena Rúa es una experta en la investigación de la fuga de capitales. En 2014 escribió un informe, que aún se estudia como referencia, en el que puso en evidencia cómo funciona la maquinaria de la elusión impositiva: tiene que haber sujetos que quieran eludir, otros que la facilitan y finalmente otros más que reciban el producto de la elusión. El entramado funciona a nivel global y entre sus partes integra a las firmas transnacionales más poderosas, a los bufetes de expertos contables y legales más renombrados, y a los paraísos fiscales.
De su estudio, y otros anteriores comandados por Jorge Gaggero, surge que el sector empresario ligado a la comercialización de las commodities (como pueden ser los granos de soja y sus derivados) es un habitual demandante de las otras dos patas a fin de lograr la elusión.
Uno de los mecanismos habituales es que estas empresas crean filiales en países donde la tributación es más baja que en la Argentina y, además, los controles de capitales son menos intensivos. A través de las operaciones entre firmas del mismo grupo empresario pero ubicadas en otros países, la llamada triangulación, cargan ciertas ventas a terceros desde un origen para obtener el fin buscado.
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