El encuentro entre el presidente Alberto Fernández, junto con una parte de su gabinete, y un grupo de dueños de grandes empresas industriales y de servicios en la tarde del miércoles, tuvo una lectura compartida por los portavoces del gobierno y de las empresas. De ambos lados de la mesa se recalcó que se trató de un encuentro “positivo” porque se habló de cómo será la “reactivación de la economía en la pos pandemia”.
Dentro del sector oficial algunos portavoces no se privaron de mostrarse entusiasmados y llegaron a hablar, incluso, de que el encuentro formó parte de una “estrategia” que busca “tejer alianzas” y “construir relaciones de confianza” con los representantes del poder económico.
Para lograr esos objetivos, el presidente fue claro en relación con algunas iniciativas y propuestas que surgieron desde su sector y que disgustaron a sus interlocutores. En particular, dio explicaciones sobre la calificación de “miserables” a los dueños de Techint luego de 1450 despidos de obreros de la construcción en el principio de la pandemia; sobre el proyecto de ley de impuesto excepcional a la riqueza; y sobre la propuesta de la diputada Fernada Vallejos de que el Estado logre una participación en las empresas privadas que asiste en esta recesión.
“Trató de ser conciliador y aseguró que la intención de su gobierno no era generar un conflicto con el sector privado, pero admitió que efectivamente habían surgido situaciones que generaron respuestas puntuales”, dijo Javier Madanes, accionista de Aluar (monopolio de la producción de aluminio) y Fate (una de las cuatro fábricas de neumáticos de la Argentina).
De haber concurrido, Paolo Rocca, accionista principal de Techint, habría escuchado de boca del presidente la explicación. Rocca fue invitado pero se excusó porque tenía un encuentro virtual con directivos de Techint de todo el mundo. De alguna manera, el rechazo de Rocca a concurrir a Olivos con esta excusa lo ubica como un dirigente de corporación con mirada global, más allá de los avatares económicos y sociales de uno de los “mercados” en los que interviene.
Sí participaron Miguel Acevedo (Aceitera General Deheza y presidente de la Unión Industrial Argentina); Javier Madanes Quintanilla (Aluar y Fate); Luis Pagani (Arcor); Roberto Murchison (Grupo Murchison, dueño del puerto de Zárate, el más importante del país en el comercio automotriz y operador de logística); Sergio Kaufman (Accenture, servicios de consultoría); Luis Pérez Companc (Molinos Río de La Plata); Marcos Bulgheroni (Pan American Energy); Mariano Bosch (Adecoagro, combina actividad rural agrícola y agroindustria), y Daniel Herrero (Toyota).
Del lado del gobierno, el Presidente estuvo acompañado por los ministros Eduardo Wado De Pedro (Interior); Martín Guzmán (Economía) y Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), además de los secretarios Gustavo Béliz (Asuntos Estratégicos) y Julio Vitobello (Presidencia).
El encuentro con el presidente fue el último eslabón de una serie de reuniones virtuales o presenciales entre los empresarios y los funcionarios del gobierno, especialmente los ministros Kulfas y Guzmán, y la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont.
El gobierno apunta a una extensión de la cuarentena cada vez más asociada a restricciones de actividades sociales y menos a actividades económicas. En ese sentido, “busca una coincidencia de intereses con el sector privado”, se explayó Madanes.
Fernández también habló de la negociación de la deuda pública con los acreedores. Y los empresarios retrucaron con reclamos por las limitaciones que el Banco Central puso a las firmas para acceder al mercado de cambios para realizar importaciones. El presidente repitió las palabras del titular del Banco Central, de que las restricciones caerán cuando se logre el acuerdo por la deuda.
Respecto del crecimiento económico pos pandemia, el motivo del encuentro, hubo coincidencia en sostener la presencia del Estado para regular la próxima etapa por medio del Consejo Económico y Social. “Es la única forma de relanzar la actividad”, concluyó Madanes.