La canasta básica alimentaria para una familia tipo que adquiere sus productos en comercios barriales alcanzó en junio un costo de 102.266 pesos. Así lo estimó el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci). La cifra implica una variación de 6,57% con relación al mes anterior y de 59,46% en comparación con el costo que esa misma canasta mostraba a fines de 2022.
El número es mucho más alto si se computa la canasta básica total, la que suma a los alimentos básicos un universo de productos igualmente indispensables para la vida cotidiana (salud, educación, transporte, vestido y tarifas, entre otros rubros). Ese conjunto de bienes y servicios insumió el mes pasado $ 228.053, con una suba mensual casi idéntica a la de la canasta alimentaria (6,56%) y una variación acumulada de 55,96% en lo que va de 2023. “En el curso de los últimos seis meses (una familia tipo) debió agregar a sus ingresos unos 80 mil pesos más, para no caer por debajo de la línea de pobreza”, señaló el informe del Isepci.
El trabajo tomó como insumo los valores obtenidos en el índice barrial de precios (IBP) que la entidad elabora en base al relevamiento de más de 900 autoservicios y comercios de cercanía en el conurbano bonaerense. En líneas generales, ese tipo de comercios no participan de la iniciativa Precios Justos, por lo que están expuestos a más aumentos y remarcaciones que los supermercados y grandes cadenas que fueron incluidos en los acuerdos voluntarios de precios.
Los datos son impactantes porque revelan que sólo para comer, una familia tipo necesita más de 100.000 pesos al mes. Sin embargo, la variación mensual está alineada con las estimaciones de la mayoría de las consultoras privadas que pronostican un descenso de la inflación en el mes de junio: se estima que quedó por debajo del piso del 7%, ratificando la tendencia a la baja iniciada en mayo aunque todavía en niveles elevados.
A pesar de esa desaceleración, en el Isepci (vinculado al movimiento Barrios de Pie) hacen hincapié en la diferencia entre el ritmo de crecimiento de los precios y la recomposición de los ingresos; también son muy críticos sobre la voluntad del ministro Sergio Massa para evitar que los sectores populares sigan quedando rezagados con respecto a la inflación.
En ese sentido, la entidad trazó una comparación de los incrementos acumulados desde la llegada de Massa al Ministerio de Economía: calculan que en los 11 meses transcurridos desde agosto de 2022 hasta junio último, las canastas básicas aumentaron en torno al 102%, mientras que el salario mínimo, las jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo (AUH) lo hicieron entre un 87% y un 89%, según el caso.
“Es claro que ni en la jubilación, en el salario mínimo o en la Asignación Universal por Hijo –por mencionar sólo algunos ejemplos- los aumentos otorgados llegan al 100%, por lo tanto, en todos los casos hay significativas pérdidas de poder adquisitivo durante ese período”, señala el reporte firmado por Isaac Rudnik, director del Isepci.
“En el caso de las jubilaciones y la AUH, son remuneraciones que dependen exclusivamente de la caja del Estado, por lo que esta diferencia respecto a la inflación, directamente implica un ajuste –descenso en términos reales- del gasto social”, opinó Rudnik.