La caída de la actividad económica de abril, del 26,4% en el año que va desde abril de 2019, causó asombro. Fue la más fuerte desde que se tiene registro oficial. Si bien se espera que por el relajamiento de la cuarentena mejoren los datos de la actividad, la expectativa es que al final del año la caída sea de 10 puntos porcentuales o más.
El derrumbe de la economía argentina será parte de un collar de retrocesos que también se darán en buena parte del mundo. Las estimaciones del Fondo Monetario, por caso, ubican a las principales economías del mundo -incluida la de Brasil-con caídas similares o peores que la de la Argentina.
Pero así como se debate si la caída de la economía nacional es peor que otras, también se discute cómo podría ser la salida. El gobierno de Al berto Fernández ya dio el primer paso en ese sentido al entregar la propuesta de Presupuesto 2021. Allí, la recuperación económica pasa por un impulso de la producción con vistas a generar exportaciones. La recuperación del mercado interno en base a una mejora de los salarios respecto de la inflación está subordinada a este objetivo.
Cómo se llega
En su informe sobre la actividad económica de abril, la consultora LCG señaló que «En los meses siguientes la actividad seguirá operando en niveles muy bajos, pero comenzará a repuntar debido a la reapertura de muchas actividades en la gran mayoría de las provincias. Si bien la decisión del gobierno de volver a la fase 1 en AMBA tras el aumento de los casos por Covid podría retrasar la reactivación económica, esperamos que abril haya sido el piso de la caída».
Y agrega: «El impedimento de operar normalmente para las actividades consideradas no esenciales y la caída en los ingresos que eso significa, sumado a un sensible impacto en el mercado laboral, seguirán impactando negativamente en el consumo privado, ralentizando la recuperación. Proyectamos una caída superior al 15% en el segundo trimestre».
Y a más largo plazo, recalca: «Incluso en los escenarios más optimistas que uno pueda imaginar, la actividad se encamina a caer doble dígito, algo inédito sacando la crisis del 2002. La caída anual más grande en la historia desde que se tengan registros».
Sobre esta base, la economía argentina debería abrirse camino hacia los mercados externos; es más, esa sería la única salida en tanto no se recuperen el empleo y el salario.
Pero el mercado mundial no estará esperando a los productos argentinos. Según los relevamientos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el volumen del comercio de mercancías en el mundo, que había caído un 3% interanual en el primer trimestre, continuó reduciéndose entre abril y junio, meses en los que se ha desplomado un 18,5 por ciento.
Para la OMC, l a caída anual del comercio podría situarse en torno a la previsión más «optimista» (-13%) si se logra un ascenso del 2,5% en los dos trimestres restantes del año, aunque el temor a segundas oleadas de la pandemia, más tensiones comerciales y otros factores añaden incertidumbre para 2021.
Mirado más en detalle, las caídas más acentuadas en el comercio mundial son las de los bienes básicos vinculados a la actividad real. Los valores del hierro y el cobre se encuentran en mínimos y si bien hubo alzas en los commodities agrícolas que comercia la Argentina, están por debajo de los valores de principios de año.
Si la guerra económica que desarrolla Estados Unidos contra China y Europa se acentúa, el disloque del comercio mundial sería mayor aun. El problema de la Argentina sería cómo ubicar productos en un escenario en el que cada potencia buscará conformar bloques con los cuales defenderse de sus competidores.
El problema de las exportaciones también abarca a Brasil, el principal socio comercial argentino y cuyas perspectivas no son buenas para el año próximo. Según analistas del país vecino, la crisis política desatada en torno del gobierno de Jair Bolsonaro golpeará las expectativas de recuperación económica.
Si Argentina no logra los dólares que precisa para sostener el pago de importaciones y de deuda en moneda extranjera, el gobierno se verá obligado a seguir con la restricción al acceso a las divisas. El proyecto de Presupuesto contempla un mantenimiento de las trabas, pero el gobierno hizo trascender que serán menores. La crisis mundial tiene la última palabra.