Se sellaron 3090 negociaciones y revisiones, que equivalen a dos veces y medio el promedio de la última década. Sin embargo, en el último año, el poder adquisitivo cayó un 3,5% más. La lucha por las cláusulas gatillo.
Acuerdos como el que acaba de sellar el sindicato Camioneros, que superan el 100%, no garantizan la mejora del poder adquisitivo. En ese caso, el anunciado 107% es para un nuevo período paritario que va de noviembre a octubre de 2023, pero la suba de este año será del 82% cuando el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, prevé una inflación del 100,3% que llega hasta el 101,5% para las consultoras más certeras.
Así lo explicó Luis Campos, director del Observatorio del Derecho Social de la CTAAutónoma, que acaba de publicar el informe «Negociación Colectiva en la post pandemia: salarios, crisis y nuevos desafíos». Allí destaca que «la negociación colectiva culminará el año 2022 con la mayor cantidad de acuerdos y convenios homologados de las últimas décadas». Más aun, «es posible que se trate del mayor número de homologaciones anuales de la historia».
Es que las negociaciones paritarias se han desdoblado en acuerdos que se sostienen en forma trimestral o incluso en período inferiores. Hay gremios que llegaron a pautar hasta nueve subas durante el año. Así, se ha generado una suerte de paritaria permanente que, de todas formas, no ha servido para alcanzar el supuesto objetivo oficial de recuperar el salario real de los trabajadores registrados.
El informe alerta que ese récord en materia de acuerdos «no necesariamente implica que se haya avanzado en mayores conquistas y derechos para los trabajadores».
Paritaria permanente
En lo que va del año las negociaciones colectivas homologadas en el Ministerio de Trabajo llegaron a 3090. La cifra resulta un 40% superior a lo ocurrido en 2021 y representa casi dos veces y media los 1389 convenios que, en promedio, se sellaron por año en las dos décadas previas.
La modalidad de acuerdos trimestrales fue adoptada en años anteriores por gremios industriales como el SMATA y la Unión Obrera Metalúrgica. Este año, casi todos los gremios lograron cláusulas de revisión y se vieron obligados a adelantar su aplicación. De este modo, destaca el informe, existen gremios como el de Sanidad que pautaron nueve aumentos durante el año en su rama de Laboratorios, que llevaron el aumento del período paritario hasta un 85%, el que deberá ser revisado nuevamente en enero. Lo mismo ocurrió con los nueve aumentos en Comercio, que llevaron la suba hasta apenas el 59,5% para el ejercicio 2022-23, lo que implica un incremento para el año calendario del 81,7% insuficiente para mantener el poder adquisitivo. Ocho aumentos pautaron para el año los empleados públicos nacionales (SINEP) que acumulan un aumento para el período paritario del 76% que, a la vez, implican una suba del 100,5% para el año calendario. El mismo número de subas acordaron los metalúrgicos, que por el momento plasman un incremento de apenas el 65% que, acumulando las últimas cuotas del período anterior, llegarán al 98,3%, también detrás de la inflación prevista. Lo mismo ocurrió con los trabajadores de Cargas y Descargas y en el Consejo de Trabajo en Casas Particulares, que sellaron ocho subas que no alcanzarán para acercarse a la inflación.
De los 25 gremios relevados por el Observatorio de la CTA-A, apenas seis tienen garantizadas subas que servirán para empatar o superar la inflación. Los aceiteros acumularon un 101,4% en tres cuotas; los trabajadores de la Sanidad de Laboratorios, con una suba del 106,5%; los textiles que, después de grandes retrocesos, llegarán hasta un 102,7% en el año; y los empleados públicos, que acumularán un 100,5% pero que arrastran una caída del salario real desde 2015 superior al 35 por ciento.
Existen dos casos entre los relevados que, de diversas formas, han logrado incorporar en sus acuerdos cláusulas de actualización automática por inflación. Se trata de la rama de mutuales de UTEDyC y el gremio del Neumático, que luego de un extenso conflicto que derivó en una huelga general, incorporó también, por tercer año consecutivo, una cláusula de recuperación del salario real que equivaldrá al 10% del salario inicial a aplicarse una vez concluido su período paritario.
En el otro extremo, el gremio de prensa aparece como uno de los más golpeados a partir de los acuerdos firmados por la cuestionada UTPBA, que ratificó en su última revisión el incremento del 56% para el período mayo 22-abril 23, que se plasmará en una suba para el año calendario de apenas el 68,7%, otra vez muy por detrás de la inflación. El gremio acumula desde 2016 una escalofriante pérdida del poder adquisitivo del 48% (ver aparte). Estaciones de Servicio, que por ahora pautó un 48% (59% año calendario) también luce muy atrasado.
Así las cosas, a pesar del frenético ritmo que han tomado las discusiones paritarias, el salario real sigue perdiendo con la suba de precios. Según el mismo informe, a pesar de la dispersión, a agosto de este año, el salario registrado, en promedio, retrocedió un 3,5% interanual adicional y se encuentra en su nivel más bajo desde julio de 2006. «
Enfrentada a la cámara empresaria de diarios del interior del país, ADIRA, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPren) realizará este martes un paro nacional de 24 horas. La medida de fuerza es la continuación de un plan de lucha por salarios que ya acumuló varias jornadas de visibilización del conflicto y de advertencia a las patronales sobre la situación salarial insostenible que atraviesa al gremio nacional.
El viernes pasado, FATPren se movilizó a la sede porteña de ADIRA para plantear su rechazo a la política empresaria de empantanar la revisión paritaria actual. Allí, la secretaria general de la FATPren, Carla Gaudensi, señaló que «nos quieren imponer que nuestros salarios sean de miseria para seguir precarizándonos» y advirtió que si la cámara patronal no se corre de su intransigencia «continuaremos con las medidas de fuerza y tendremos un Mundial de Fútbol sin noticias».
Los trabajadores de prensa de la Ciudad de Buenos Aires tienen su propio calvario salarial ya que el sindicato que los representa, el SiPreBA, no participa de las paritarias. En una negociación fantasmal, la cámara empresaria impuso -y el Ministerio de Trabajo aceptó- que la «revisión» paritaria consistiera en un adelantamiento de cuotas sin mover el bajísimo porcentaje del 56% ya firmado.
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