El papa Francisco pidió a representantes de la asociación industrial italiana Confindustria que paguen los impuestos, ya que «son el corazón del pacto social», y los animó a reducir la brecha entre los salarios de puestos dirigenciales y del resto de los trabajadores y a crear fuentes de empleo para los jóvenes.
«Hay emprendedores mercenarios en el mercado y empresarios semejantes al buen pastor, que sufren los mismos sufrimientos de sus trabajadores, que no huyen frente a los muchos lobos que rondan. La gente sabe reconocer buenos empresarios», planteó el pontífice al recibir en el Aula Pablo VI del Vaticano a un grupo de representantes de la agrupación industrial.
En su discurso, el Papa destacó este lunes las herramientas para «compartir» que tienen los empresarios, como la filantropía, el pago de impuestos y la generación de trabajo. «Es muy importante esa modalidad que en el mundo moderno y en democracias son las tasas y los impuestos, una forma de compartir a veces no entendida», desarrolló Jorge Bergoglio.
«El pacto fiscal es el corazón del pacto social», animó el Papa a los empresarios. «Los impuestos son también una forma de compartir la riqueza, para que se vuelva bienes comunes, como escuelas, salud, derechos, ciencia, cultura patrimonio»; desarrolló luego. «Claro, los impuestos tienen que ser justos, equitativos, fijados sobre la base de la capacidad de pago de cada persona, como lo establece la Constitución italiana. El sistema y la administración tributaria deben ser eficientes y no corruptos. Pero los impuestos no deben ser considerados como usurpación. Son una alta forma de compartir bienes, son el corazón del pacto social», afirmó.
Tras resaltar las obras de filantropía, como las que se hacen para ayudar al pueblo de Ucrania, destacó luego que otra forma de «compartir» es la de «crear trabajo», ya que «genera entonces una cierta igualdad en sus empresas y en la sociedad», pero animó a achicar la brecha entre los salarios dirigenciales y los del resto de los empleados.
«Es verdad que en las empresas hay una jerarquía, es cierto que hay diferentes funciones y salarios, pero los salarios no deben ser demasiado diferentes. Hoy en día, la parte del valor que se destina al trabajo es demasiado pequeña, especialmente si lo comparamos con el que se destina a los ingresos financieros y salarios de los altos directivos. Si la diferencia entre los salarios más altos y los más bajos se vuelve demasiado grande, la comunidad empresarial enferma y la sociedad pronto enferma», advirtió.
Luego, Francisco destacó que «otra forma de compartir es la creación de trabajo, trabajo para todos, especialmente para jóvenes». «El trabajo siempre ha sido una forma de comunión de riqueza: al contratar personas ya estás distribuyendo tus bienes, ya estás creando riqueza compartida. Cada nuevo trabajo creado es una porción de riqueza compartida de una manera dinámica», destacó.