El gobierno presentó con mesurada satisfacción los resultados fiscales del mes de julio. Aun con un escenario de fuerte déficit, el informe divulgado por el Ministerio de Hacienda resalta que los ingresos del Sector Público No Financiero (SPNF) crecieron más que los gastos y que la proyección del desequilibrio acumulado permitirá cumplir con holgura la meta del 4,2% del PIB prevista para 2017.
Sin embargo, un análisis más detallado de las planillas revela una realidad bastante más oscura. Si bien el resultado primario (ingresos corrientes menos gastos corrientes) en los siete primeros meses del año fue negativo en $166.375 millones, equivalentes al 1,7% del PIB, en el mismo período se pagaron intereses de la deuda pública por $121.892 millones. De tal manera que el déficit financiero, que abarca esos dos ítems, fue de $288.267 millones, alrededor de 3% del PIB.
El comunicado de Hacienda, de una carilla de extensión, apenas hace mención en una línea al resultado financiero. Por el contrario, se pierde en un mar de datos sobre la mejora en los recursos experimentada en julio, sustentada en la buena recaudación del Impuesto a las Ganancias (subió 36% con relación al mismo mes de 2016, bastante por encima de la inflación) y del IVA (30%), atribuida a «un mayor dinamismo de la actividad económica». También crecieron fuertemente las contribuciones a la seguridad social (31%) y se redujeron los subsidios (cayeron 29% en términos absolutos). Los ingresos totales del mes fueron $185.137 millones y los gastos primarios alcanzaron los $207.227 millones, con lo que el rojo del mes fue de $22.090 millones.
Lo que el texto colgado en la página web del Ministerio no señala es que los intereses se triplicaron con relación a los que se habían pagado en la misma época del año pasado y pasaron de $3218 millones a $10.631 millones. De esa manera, si el déficit primario de julio se redujo un 9,3%, en la práctica y tras abonarse los servicios de la deuda, el rojo total se acrecentó un 18,6%.
La abultada cuenta de intereses (77,6% mayor que en los primeros siete meses de 2016) es una consecuencia lógica de la decisión del equipo económico de reducir la emisión de dinero y cubrir el déficit tomando préstamos. Durante el año pasado la deuda se acrecentó en U$S 35 mil millones, según los números oficiales del Ministerio de Finanzas, y en lo que resta del año habrá que pagar intereses por otros U$S 6200 millones. De todas maneras, el Ejecutivo insiste en medir su performance por el déficit primario y por eso Hacienda celebró que «el gobierno se encuentra encaminado a cumplir la meta de resultado fiscal». En una extensa entrevista publicada por el diario La Nación el último fin de semana, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo que el déficit se encuentra «en reducción; tenemos un norte claro para eliminarlo y que para solventarlo «podemos continuar utilizando deuda transitoriamente».
Pese al esfuerzo discursivo de Dujovne, las dificultades financieras son tan grandes que no pueden ocultarse. La consultora Ecolatina evaluó que «en términos del déficit primario la tarea estaría cumplida. Sin embargo, no todo es color de rosa: i) la meta original del gobierno para 2017 era un rojo primario de 3,3% del PBI; y ii) producto del creciente pago de intereses, que ascenderían a 2% del PIB a fin de año, el resultado financiero del Sector Público Nacional No Financiero no mostraría ninguna mejora respecto de 2016 (el año pasado rozó 6% del PIB)».
Otra forma de comparar el peso del pago de intereses en las cuentas públicas la hizo el especialista Nadín Argañaraz, funcionario de Hacienda hasta principios de año. Señaló que en el acumulado de 2017, equivale a casi la totalidad del gasto de capital, que Hacienda aseguró que «prioriza» y que se repartió en julio en los sectores de transporte, vivienda y urbanismo, y agua potable y alcantarillado».