Acaba de concluir la negociación que duró más de cinco meses. Implica una quita de intereses por U$S 37 mil millones hasta 2030 y unos U$S 17 mil millones más que la propuesta original del gobierno cuando comenzó la negociación.
Allí, más precisamente en el Museo del Bicentenario, el titular del Palacio de Hacienda explicó que, finalmente, fueron el 93,5% los tenedores de bonos con legislación extranjera que aceptaron los términos de la oferta definitiva del gobierno que se había abierto paso luego de una negociación exitosa, aunque informal hasta hoy, con los tres principales fondos tenedores de títulos soberanos de la Argentina anunciada el 4 de agosto pasado.
Esa oferta dispuso el pago de los títulos emitidos durante el gobierno anterior a un valor neto presente de 54,8 dólares y a unos cinco dólares más para los títulos ya canjeados en 2005 y 2010 por los gobiernos de los Néstor y Cristina Kirchner.
Aquel acuerdo resultó un adelanto informal que, por el porcentaje de bonos que involucraba, no garantizaba que se activaran las cláusulas de acción colectiva (CAC) que se generalizan compulsivamente para el total de los tenedores cuando un porcentaje determinado accede a una reestructuración.
Sin embargo, el gobierno apostó a que ese acuerdo con los grandes fondos induciría al mercado a aceptar masivamente la oferta activando las CAC y universalizando el canje. Es lo que terminó ocurriendo con la sola excepción de dos serie del bono inverture 2005 nominado en euros que llegaron a una aceptación del 60% y cuyo 40% restante equivale al 1% del total, lo que explica que la reestructuración haya alcanzado al 99% del total de los bonistas.
El cierre formal de la operación se produjo el viernes 28 a las 5 am hora de Nueva York y entre la propuesta del 4 de agosto y el cierre definitivo desde el Palacio de Hacienda se realizaron algunos retoques a la propuesta (adelanto de los pagos, etc.) con el propósito de inducir el ingreso de un número mayor de bonistas.
El acuerdo que involucró a alrededor de U$S 68 mil millones de capital y sus intereses que, al reducirse, en promedio, de un 7% a un 3,07% implican un alivio de U$S 37 mil millones sin mayor afectación sobre el capital. A su vez el último acuerdo implicó una mejora de la propuesta inicial en alrededor de U$S 17 mil millones.
La aceptación del canje por un 93,5% superó los niveles de acuerdo alcanzados en los anteriores canjes de 2005 y 2010, en los que se había logrado una adhesión del 76% y 92% respectivamente.
El ministro de Economía señaló en una ronda especial con medios que “el acuerdo permite recuperar la sustentabilidad sobre la base de un esfuerzo importante que hicieron todas las partes”. Por eso, aseguró, “nos da un horizonte financiero despejado que nos va a permitir tener otra posibilidad en cuanto a la implementación de política públicas” y adelantó que, a partir de esta situación, «vamos a implementar un esquema de políticas macroeconómicas en pos de la recuperación al mismo tiempo que vamos generando las condiciones para que la Argentina eleve su nivel de exportaciones necesarias para que la recuperación no sea de un camino corto”.
Cerrada esta etapa. el gobierno encara la negociación con el FMI con quien arrastra una deuda de alrededor de U$S 45 mil millones pero cuyos términos exceden la negociación de plazos e intereses sino que, en virtud del artículo IV del estatuto del organismo, pondrá el foco en la política económica interna que el organismo considere adecuada para cumplir con los objetivos.
Por ese motivo, el propio Guzmán señaló que si bien los detalles del presupuesto 2021 se conocerán recién el 15 de septiembre, allí incluirán un objetivo de un déficit fiscal primario del 4,5% del PBI, un aspecto sensible desde la lógica del FMI. A la vez, si bien esa negociación está comenzando, señaló que, de cualquier forma, “va a ser difícil que el acuerdo se logre antes de marzo de 2021”. Además, adelantó que, a diferencia de lo que ocurrió con el acuerdo sellado por el gobierno anterior, “cuando el ejecutivo llegue a un acuerdo con el FMI, se enviará al Congreso para su aprobación”.
Por su parte, el presidente, destacó que, a partir de este acuerdo, se podrá “pensar en otra Argentina, una Argentina que puede empezar a pensar su futuro y en cómo construirse”. En esa línea, señaló: «Vamos a tratar de promover todas las inversiones, pero vamos a pedirles a los que invierten que inviertan para producir, para dar trabajo, para hacer crecer el país, no para aprovechar una ocasión financieramente oportuna”.
Una vez concluida la negociación con el FMI llegará el turno de los acreedores agrupados en el Club de París.
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