«Lo importante es comenzar a normalizar la situación», le dijo el presidente de Edenor, Ricardo Torres, al medio especializado Econojournal en una entrevista virtual la semana que pasó. Para Torres, esa normalización pasa por recorrer dos caminos simultáneos y paralelos: una reducción drástica de los subsidios y un incremento de la tarifa de electricidad.
Las tarifas de electricidad –al igual que las del gas– ya llevan un año congeladas. Pero antes habían sumado tres años de furiosos aumentos. Y previamente, de enormes subsidios que entregaba el Estado a las distribuidoras eléctricas.
Respecto de los subsidios, Torres enfatizó que el Estado aportó unos 500 millones de dólares para subsidiar la tarifa congelada de los 3 millones de usuarios de Edenor. Ahora bien, esos 500 millones de dólares no fueron a los bolsillos de los usuarios sino que quedaron en las arcas de Edenor.
Es sabido que las privatizadas prefieren la suba de las tarifas a recibir un subsidio que compense la tarifa baja. De esa manera, no quedan sujetas a los pagos del Estado, que pueden retrasarse o caerse, y disponen con libertad de esos ingresos.
Lo cierto es que Torres intentó justificar un alza de las tarifas con un argumento que sonó al macrismo más duro: los usuarios de Edenor pagan por el servicio de cable o Internet hasta cuatro veces más que por la luz. «