Los números y los datos duros no alcanzaron para aplacar la polémica sobre el éxito del canje de los títulos de deuda en pesos que se realizó en la semana. En la operación, el gobierno consiguió postergar vencimientos de corto plazo por $ 4,34 billones, programados originalmente para el período marzo-junio. A cambio entregó títulos ajustables por CER y duales a cancelar entre 2024 y comienzos de 2025.
El 64% de adhesión que proclamó el gobierno fue rebatido por analistas económicos que sostienen que el apoyo conseguido fue de 57%. La diferencia de siete puntos estriba en la manera en que se contabilizan instrumentos que vencían en marzo y que habían ingresado en el anterior canje lanzado por el Ministerio de Economía, a comienzos de enero. Como además alrededor de la mitad de los títulos estaban en poder de organismos estatales, algunos observadores creen que la participación de privados en el canje fue escasa.
“No es cierto que la adhesión del canje fue 64%. Fue menos: 57% (colocaron $ 4,3 billones de los $ 7,6 billones que vencían). Están sumando el canje de enero como parte del mismo, un truquito para engrosar la participación privada”, sostuvo el economista Juan Ignacio Paolicchi, de la consultora Empiria.
“Si el sector público fue con un 85%, entonces el rollover (porcentaje de refinanciación) con privados fue apenas 25%. Si el sector público fue con 95%, apenas un 15%. Una lágrima”, se explayó en las redes sociales.
Sin embargo, en el Palacio de Hacienda se mostraron satisfechos con los resultados obtenidos. Sobre todo porque desapareció el paredón de vencimientos pre-elecciones y se obtuvo una curva mucho más suave, en la que en 2023 los vencimientos se repartirán en un 33% hasta junio y 67% en el segundo semestre; y en 2024, con una distribución de 32%, 21%, 14% y 33% del primero al cuarto trimestre, respectivamente.
Según los primeros cálculos, los vencimientos a cubrir en los próximos meses serán de $ 600 mil millones en el resto del mes, $ 1 billón en abril, $ 900 mil millones en marzo y $ 800 mil millones en junio.
“Con este proceso de reordenamiento y extensión de la curva soberana en pesos, lograremos preservar la sostenibilidad de la deuda. Los resultados contribuirán a garantizar mayor confianza, previsibilidad y estabilidad”, dijo Eduardo Setti, secretario de Finanzas y responsable de la operación.
Alianzas insospechadas
Más allá de los números, el gobierno pudo anotarse un gol a favor en la buena predisposición de las entidades bancarias para participar del canje. Fue el propio ministro Sergio Massa el que se reunió el lunes con los responsables de las principales entidades financieras locales para conseguir su apoyo y el que se preocupó de difundir el encuentro.
“Esto es bueno para todos los sectores de la economía. Nadie quiere la espada de Damocles de ver cada tantos meses si el gobierno va a poder o no refinanciar sus deudas”, sostuvo Javier Bolzico, presidente de Adeba (Asociación de Bancos Argentinos).
De esta manera, Bolzico, doctorado en la ultraliberal Universidad CEMA y exconsultor de bancos internacionales, quedó en la vereda de enfrente de Juntos por el Cambio, cuyo bloque de legisladores había alertado en un comunicado sobre “los graves riesgos que implica el canje de deuda que prepara el Ministerio de Economía» y lo consideró “una violación a los principios de la Ley de Administración Financiera y la propia Carta Orgánica del BCRA».
Claro que Massa, con astucia, ofreció buenas zanahorias para lograr esa alianza y que los banqueros le dieran la espalda a los cantos pro-mercado de JxC. Entre otras cosas ofreció que el Banco Central garantizara una recompra automática de los títulos, si es que los bancos lo piden. Además los nuevos bonos podrán formar parte del encaje obligatorio que deben integrar las entidades.
Desde Abappra, la entidad que nuclea a los bancos públicos y privados de capital nacional, se preocuparon de anunciar que participarían del canje «con el 100% de sus tenencias». Así, Economía logró el respaldo de los bancos Nación, Provincia, Galicia, Santander, ICBC y Credicoop, entre otros. También del Banco Ciudad, que responde al gobierno porteño. «
Otra semana negra para el Central
El Banco Central volvió a tener una semana negra en cuanto a sus reservas internacionales y la fuga de divisas. En el resumen de las cinco jornadas hábiles la entidad tuvo que vender U$S 252 millones en el Mercado Único Libre de Cambios (MULC). Solo el viernes debió desprenderse de U$S 75 millones, la cifra más alta de marzo.
La cuestión estacional (el primer trimestre del año es habitualmente un mes flaco en materia de entrega de divisas) se sumó a la escasa liquidación por parte del complejo agroexportador. Según reconocieron CEC y CIARA, las cámaras que representan al sector, la oferta de billetes provenientes de la exportación bajó en este primer bimestre del año un 75% con relación a los montos habituales. Colaboraron para este panorama la sequía, que ya se está haciendo sentir en la menor cosecha de cultivos tempraneros, como el trigo, y la implementación en diciembre pasado de la segunda edición del dólar soja, que hizo que muchos productores concentraran liquidaciones en esa ventana en la que el BCRA concedió un tipo de cambio diferencial.
Con ese panorama, el Central vendió en lo que va de marzo unos 317 millones de dólares, muy a contramano de la tendencia hacia la acumulación de divisas que se había prometido al Fondo Monetario Internacional. El organismo, en tanto, todavía no se expidió sobre la anunciada reformulación de esas metas previstas para este año en el acuerdo de facilidades extendidas. «