La caída de Metalpar y las cesantías por dos meses de 2000 empleados en Peugeot pone de relieve el pésimo momento del sector. Para colmo, la esperanza de Brasil no se concreta.
Un poco en broma, un poco en serio, el empresario se las arregló, por un lado, para describir la incertidumbre que reina en un segmento de la economía atado a la actividad de Brasil, el socio comercial que pese al optimismo del gobierno nacional no emite señales de recuperación.
Por el otro, pintó el momento de la relación con el ministro de Producción y Trabajo, quien asumió con el apoyo casi unánime de los industriales pero que en la actualidad es percibido, cuando la crítica es generosa, como poco influyente a la hora de las decisiones.
Esta semana estallaron dos noticias que volvieron a centrar la atención en el mundo de los rodados. La fábrica de carrocerías Metalpar, la más grande del país, proveedora de las empresas de autotransporte de corta, media y larga distancia, confirmó el cese de sus operaciones, una posibilidad que circulaba informalmente desde inicios del año pasado. Perderán el empleo 600 trabajadores.
En paralelo, la terminal automotriz Peugeot anunció la suspensión de todo su personal, 2000 personas, durante marzo y abril, las que percibirán un 75% de su salario.
Pero las malas noticias seguirán llegando en las próximas semanas.
Ford ya suspendió al personal que emplea en la línea de montaje de su modelo Ranger durante los tres días hábiles de esta semana. Por su parte, la alemana Volkswagen también tiene previsto ordenar entre seis y siete días de descanso forzosos para este mes, aunque las fuentes no pudieron confirmar las fechas precisas.
Estas dos empresas están implementando una fusión a nivel internacional que tendrá consecuencias también en el Mercosur, un tema confirmado a la prensa internacional por altos funcionarios de las casas matrices. Concretamente, Ford Argentina lanzó en 2018 un programa de retiros voluntarios en línea con un objetivo de reducir el 30% de su personal, unos 1200 empleados, entre administrativos y operarios.
La crisis se siente con fuerza también en otra alianza, la de Renault y Nissan, que está produciendo 70 unidades diarias cuando el plan original para este 2019 era fabricar 200 vehículos más por día.
Otra terminal con problemas es Mercedes Benz, que suspendió para 2020 la producción de un modelo que había anunciado para este año, y la japonesa Honda se prepara también para una tanda de suspensiones similar a la que definió Peugeot.
Sindicatos
Los trabajadores siguen la sucesión de anuncios con preocupación lógica pero desde los gremios no se produjeron anuncios de acciones concretas para frenar los cierres ni las suspensiones.
Las empresas apuntan contra la caída de la demanda asociada a la crisis local y por el congelamiento de las compras de Brasil, que en condiciones normales compraría la mayor parte de la producción argentina.
Mientras se esperan los números de la producción de febrero que se publicarán después del feriado, las concesionarias informaron el viernes que el mes pasado vendieron apenas 39.825 vehículos cero kilómetro, nada menos que un 42,8% menos que en el mismo mes de 2018. «
Brasil y autopartistas, dos ejes de la agenda
No había concluido febrero cuando en el sector automotriz comenzaron a despedirse de la meta de autos que habían previsto fabricar en 2019.
Alejandro Sureda, director de la Maestría en Gestión Automotriz de la Universidad Austral, calculó que la producción de este año debería trepar más del 60% para llevar la producción de las 450 mil unidades que se construyeron en 2018 al objetivo de 700 mil vehículos. Para Sureda «va a ser muy complejo alcanzar ese nivel con un mercado interno frenado por el sobrestock y con un frente externo que tiene a Brasil todavía estático».
El panorama es difícil pero las empresas no tienen plan B. «La única posibilidad de que se llegue a las 700 mil unidades es con un Brasil que empiece a traccionar pedidos». En ese sentido, el especialista dijo que «las empresas definieron que el destino de la producción sería Sudamérica y fundamentalmente Brasil».
El especialista apuntó también que la suerte de las terminales arrastrará a las autopartistas locales. «Están muy complicadas porque si no aumenta la producción de las fábricas no se puede esperar que mejore ese segmento. El cierre de Peugeot va a frenar totalmente a los proveedores, que generalmente ponen los huevos en distintas canastas, pero en este caso el problema es general y van a ser arrastrados por las paradas, salvo los que trabajan con Toyota, que siempre están cubiertos», concluyó.
La cámara autopartista AFAC difundió una encuesta en enero en la que el 84% de las empresas reconoció haber despedido personal en 2018.
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