El secretario general de UPCN cree que la crisis de la CGT es cosa del pasado y no reniega de su perfil dialoguista. Relativiza la crisis del modelo sindical y se posiciona por una interna única del peronismo para cambiar el gobierno en 2019.
Rodríguez es un activo dirigente de la CGT y no reniega de su perfil conciliador con el gobierno que, a su vez, es el empleador de los trabajadores que representa.
–¿Qué evaluación hace de estos dos años y medio de gobierno de Mauricio Macri?
–El balance no es para nada bueno. No tiene un proyecto estructurado, improvisa y genera promesas incumplidas. Desde UPCN y la CGT no vemos un futuro promisorio, todo lo contrario.
–¿Qué actitud tiene que tomar la CGT hacia adelante?
–Hubo un cuarto de hora en el segundo semestre de 2016. Empezamos un diálogo con el gobierno con algunos resultados: un alivio para la AUH, una mejora en la jubilación mínima y terminamos destrabando la ley por el Impuesto a las Ganancias. Luego, se intentó conformar una mesa de diálogo tripartita pero lamentablemente las propuestas que llevó la CGT no fueron cumplimentadas. Sosteníamos que venían períodos difíciles y había que proteger el empleo. Los empresarios no lo aceptaron y el gobierno miró para otro lado. Eso hizo que la mesa durara muy poco. Nos vimos obligados a tomar medidas, movilizaciones y un paro nacional muy importante. Llegamos a fin de año con la modificación de la ley previsional que no fue negociada con nosotros sino a través de los gobernadores y el Congreso. Sabemos cómo terminó. Arrancamos este año con la misma realidad y se sumó la corrida cambiaria.
–¿El gobierno va a encontrar una traba en la CGT para avanzar con el acuerdo con el FMI o será un instrumento de consenso? Tienen a los estatales entre ceja y ceja…
–La exigencia del FMI es reducir el déficit. Cómo hacerlo es una decisión local. Es razonable que se reduzca pero vamos a bregar para que lo hagan con los sectores que más tienen y no con los más vulnerables.
–¿Cómo, por ejemplo?
–Por fin, esta semana vimos algo positivo. Van a aumentar las retenciones a los subproductos de la soja.
–¿Hay puntos de encuentro entre la CGT y el gobierno?
–Siempre tiene que haber puntos de encuentro. Si hay objetivos comunes, como que haya crecimiento, una producción fuerte y trabajo para la gente.
–Pero no parece que esa sea la política del gobierno…
–Lo que no se haga, encontrará la confrontación de la CGT.
–¿Avalan el plan de dotaciones óptimas del Ministerio de Modernización?
–Ya le hemos dicho al gobierno que no creemos que el Estado nacional esté sobredimensionado. A lo sumo, es necesario trasladar empleados de un área a otra. Recortaron plantas transitorias en forma arbitraria. Despidieron compañeras embarazadas y gente con tratamientos médicos. A muchas las hemos reincorporado. Ahora hay un impasse porque pusimos en la paritaria la condición de que no haya despidos por un tiempo…
–Por 60 días…
–Sí. Vemos que es provisorio.
–Hay rumores de más despidos en Agroindustria…
–Sí. Hay rumores permanentes. No se puede trabajar con la espada de Damocles. Ya advertimos que en esta recesión lo más probable es que la variable de ajuste seamos los trabajadores y que habrá despidos en el sector privado. La principal preocupación, si quieren generar un diálogo fructífero, es proteger el empleo, incluso más que el poder adquisitivo.
–¿Después del 25 de junio, está planteado otro paro de la CGT o al menos de los estatales? El ajuste en el gasto del Estado puede llegar hasta un 35%…
–Se dijo que si no se modificaba el sistema previsional se podría reducir eso en el gasto pero no sólo de los empleados. Para el 29 de agosto está convocado un plenario de secretarios generales donde se va a dar un debate. Probablemente salga una plataforma para el período que se avecina. La conducción de la CGT tendrá el mandato para implementar las medidas que crea oportunas en el momento oportuno.
–No tengo recuerdos de un paro nacional de UPCN…
–UPCN abarca a los trabajadores públicos nacionales, provinciales y municipales. Son realidades muy distintas. Desplegamos medidas de fuerza en aquellos sectores con conflictos particulares.
–Hace un mes difundieron un compromiso para revisar el acuerdo paritario en la primera semana de agosto. Estamos a mediados de mes…
–Se están haciendo reuniones y probablemente podamos anunciar algo durante este mes.
–¿Y qué buscan obtener? A los docentes universitarios les ofrecieron el 10,8 por ciento.
–Hemos formalizado una paritaria con tres cuotas seguidas que llegan a un 15%. Ambicionamos generar instrumentos que mejoren la realidad del poder adquisitivo mes a mes luego del vencimiento de la última cuota y hasta marzo.
–Si se producen los 20 mil despidos que se sugieren en el plan de dotaciones óptimas, ¿qué van a hacer?
–Conversamos con el Ministerio de Trabajo, Modernización y Economía y no tenemos esa versión de números. Hemos tenido una capacidad de recuperación significativa.
–En una reunión en la quinta de Olivos, la semana que pasó, se volvió sobre la reforma laboral. ¿La apoyan?
–El gobierno planteó la posibilidad de impulsar algunos de los aspectos en los que habíamos llegado a un acuerdo. La Agencia Nacional de Salud es iniciativa de la CGT, la formación profesional la habíamos acordado. Se estropeó el blanqueo porque el gobierno introdujo en forma unilateral la modificación de la indemnización. Si se despeja esa problemática, no tendríamos inconveniente de discutirlo.
–Usted forma parte del agrupamiento de los Independientes que, junto con los Gordos, se los cataloga de «dialoguistas». ¿Acepta ese mote?
–Sí, por supuesto.
–¿No es necesaria hoy una CGT combativa?
–¿Qué es el combate? El diálogo es la razón de ser de cualquier institución en democracia. Cuando desde el Poder Ejecutivo se toman medidas unilaterales, la CGT confronta. Pero es táctico. Igual que la negociación. Deben visualizarse de acuerdo a los momentos, las realidades y las oportunidades. La confrontación inteligente precisa de una preparación. Es lo que hicimos el 25 de junio. Hicimos acontecimientos callejeros, hablamos con varios sectores, con senadores, con la Iglesia, para unificar el criterio de ir a un paro general. Incluso a sabiendas de que no íbamos a modificar la realidad, dimos una señal de disconformidad de la sociedad hacia la política del gobierno.
–¿Si no se espera que el gobierno cambie, entonces para qué se hace el paro?
–El gobierno se cambia con las elecciones. Ojalá la sociedad tenga alternativas políticas ordenadas, preparadas y con credibilidad para que el cambio se dé a través del voto.
–¿Eso es a través del peronismo?
–Vengo del peronismo y aspiro a que se reordene con un proyecto creíble y tenga los candidatos para llegar al gobierno.
–¿Tiene un candidato que no sea Cristina para eso?
–Todavía no. Pero Cristina tampoco, tiene sólo un sector y con un techo muy fuerte.
–¿Hay mejor candidato?
–Hay deseos y voluntades. El peronismo tiene que generar la elaboración de un proyecto y dirimir un candidato a través de una interna única. Sería una señal democrática positiva. Que sea el afiliado el que decida.
–¿El gobierno desaprovechó el Consejo del Salario para relanzar una mesa de diálogo?
–Fuimos con posiciones muy diferentes y el gobierno laudó más cerca de los empresarios. El diálogo social es la filosofía del movimiento sindical. Incluso institucionalizarlo en un Consejo Económico y Social.
–Hay un desgaste de las conducciones tanto al interior de los gremios como de cara a la sociedad. ¿Por qué?
–Hay intencionalidad política para dividir y atacar al sindicalismo. No hay una deslegitimización de los sindicatos, al contrario. Nosotros crecemos en afiliaciones. «
Internas gremiales
–¿Por qué no renovaron el triunvirato?
–No había motivos.
–¿Pero por qué salieron a anunciarlo?
–Obedeció a una pequeña crisis de la CGT, hoy superada, alrededor de la reacción que había que tener en diciembre de 2017. Se planteó un paro sin el total debate ni mancomunión que resultó muy sectorial. Felizmente no se cortaron los puentes y se configuró de nuevo el Consejo Directivo en forma orgánica.
–¿El 29 de agosto ratifican el triunvirato hasta 2020?
–Ese es el mandato que existe, si hay una mayoría será así.
–El MASA y la UOM volvieron a negociar con ustedes y se alejaron del bloque de Moyano.
–No se lo puede llamar más bloque. Varios compañeros que en 2016 llegaron a la conducción desde el moyanismo, hoy están en una posición distinta, empezando por Schmid. Hay quienes están próximos a nosotros y pretendemos darles la participación adecuada.
–¿Cómo conviven con ATE y la CTA? Yasky evalúa volver a la CGT.
–Primero, deberían pagar la deuda de afiliaciones de muchos años. Podríamos perdonarla, pero igual deberían cambiar su filosofía de modelo sindical. Siempre criticaron el modelo de la CGT que es de Perón.
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