Columna de opinión.
Volviendo al discurso de Marcos Peña, parecía que hablaba de otro país. Todos sus comentarios fueron más que positivos. Solo reconoció un fenómeno que de tan amplio es imposible tapar: «Somos conscientes de que falta trabajo en muchos sectores y en numerosos lugares del país», dijo al pasar. Algunas de las frases que sostienen este análisis: «Hoy podemos afirmar que en 2017 tendremos la inflación más baja desde el año 2009.» ¿Cómo se hará para llegar al 17% que proyectan las autoridades? De sólo pensarlo da escalofríos, por el costo económico y social que tendría.
Peña también afirmó: «hoy tenemos un Indec confiable y trasparente». Antes que nada, tiene que convencerlo al ministro de Hacienda, quien pidió revisar el 40,5% de pobreza que calculó el Indec para Córdoba.
«En el ejercicio de 2017 tenemos un Presupuesto real, transparente y ordenado», dijo Peña. Salvo que los precios aumentaron más, y que el PBI crecerá cerca del 2%, y no el 3,5% como figura en el Presupuesto.
«La economía está en su cuarto trimestre consecutivo de crecimiento.» Si así fuera, en el mejor de los casos, hace dos trimestres que hubiesen anunciado la salida de la recesión, y no ahora. Peña también expresó: «Creemos que este será el año de más crecimiento desde 2011.» Otra frase que instala un relato de ficción.
El jefe de Gabinete además enunció: «El mes de abril próximo pasado fue el que registró la mayor cantidad de puestos de trabajo formal en la historia de la Argentina.» Suponiendo que así fuera, no deja de ser injusto con la gente que tiene severos problemas de empleo.
Las últimas cifras no avalan este optimismo. El Estimador Mensual Industrial del Indec arrojó para abril una baja interanual del 2,3%, cumpliendo así 15 meses ininterrumpidos de caídas. En el acumulado del cuatrimestre (-2,4%) solo crecen tres bloques y bastante poco, y nueve bloques indican bajas, en especial el textil (-19,2 por ciento).
Siguiendo con el tema industrial, se renovó la conducción de la UIA, una entidad con frecuentes coincidencias con el gobierno. El titular es Miguel Acevedo, de Aceitera General Deheza (más cerca de los agronegocios que de la producción industrial) y el vicepresidente 1º es Luis Betnaza, de la multinacional Techint. Si bien Acevedo le concede al gobierno que «vemos una recuperación de la economía» a punto seguido la califica de «amarreta». Quizá un adjetivo muy complaciente con los 15 meses de caída industrial. En relación a la inversión industrial, Acevedo expresó: «Hay sectores que invierten y otros que no porque no les dan los números.» Una de cal, y otra de arena.
En el caso del sector de la construcción, este mostró un crecimiento interanual del 10,5% en abril, y un crecimiento acumulado en el cuatrimestre del 3,8 por ciento. Pero esto se debe exclusivamente al reinicio de la obra pública, enmarcado en el proceso electoral. Los rubros que más crecieron fueron asfalto, hierro redondo, y cemento; mientras que artículos sanitarios, pisos y revestimientos, y ladrillos huecos evidencian importantes caídas.
La mitad de las firmas del sector petrolero reveló que no prevé realizar inversiones productivas en el segundo trimestre en curso. Para las gasíferas, más del 60% no invertirá. Son datos de una encuesta elaborada por el Indec.
Estos datos ponen en duda los efectos del «Plan Gas», que brinda subsidios a las empresas para que inviertan en aumentar la producción. No son pocos recursos. El Plan Gas toma gran parte de la reducción de subsidios obtenida por el incremento de tarifas. Y las cifras del Indec indican que no se observan inversiones. En definitiva, un gran negocio para las empresas energéticas a costa de los contribuyentes. En esta línea Aranguren acaba de decir que la recuperación energética no debe ser impulsada por el gobierno, es decir, más «Estado canchero».
Lebac y sus intereses
Desde diciembre de 2015, las letras del Banco Central, más conocidas como Lebac, se han casi triplicado. Este es un mecanismo por el cual los inversores y los bancos le compran las letras al BCRA, y obtienen un rendimiento, que en todos estos meses ha sido significativo. Las altas tasas derivan de la política de «metas de inflación» implementada por el BCRA. Si la inflación persiste, las tasas de interés se mantienen altas para «combatir los aumentos de precios».
Si a esta política de altas tasas se le suma el hecho de que el valor del dólar está adormecido por los ingresos de capitales, tenemos un combo de elevadas tasas de rendimiento en dólares, lo que se ha dado en llamar «bicicleta financiera». De hecho, prácticamente la totalidad del crecimiento en el stock de Lebac se produjo por fondos de inversión, empresas y actores individuales, incluyendo a no residentes. De allí que hay un fuerte ingreso de capitales del exterior para invertir en Lebac. Cuando los rendimientos bajen, todo indica que estos inversores convertirán sus pesos en dólares y buscarán otros rumbos.
La contraparte de este mecanismo no es gratis e impacta bajo la forma de elevados intereses que paga el BCRA. El pago neto de intereses, que en 2015 fue de 79.700 millones de pesos, pasó en 2016 a 151.100 millones y sólo al 23 de mayo llega a 141.600 millones. Estos datos inciden en el Patrimonio Neto (PN) de la Entidad, así como también lo hacen otras decisiones de las autoridades. Por caso, si se analiza el resultado neto total de 2016 el BCRA ganó unos 67.450 millones de pesos (considerando intereses ganados por las reservas y diferencias de cotización), aunque si ponemos la mirada en el PN de ese año hubo una reducción de 42.700 millones, producto de que la Autoridad Monetaria trasladó al Tesoro Nacional unos 110 mil millones de pesos de ganancias del año anterior. De esto surgen dos temas. Por un lado, los actuales funcionarios se cansaron de criticar los envíos de utilidades del Central al Tesoro en las gestiones anteriores: pero cuando están al mando hacen lo mismo. Segundo, esta gestión, por enviar utilidades al Tesoro, descapitalizó significativamente a la entidad, algo que las anteriores gestiones kirchneristas no hicieron. La reducción del PN en estos primeros cinco meses de 2017 puede adjudicarse a los intereses pagados por Lebac.
La colocación de Lebac es un instrumento de política monetaria, y por lo tanto una herramienta válida del BCRA. Pero las altas tasas de interés difícilmente puedan debilitar a la inflación, dado que esta se está produciendo por los incrementos de tarifas y su traslado al resto de los precios de la economía, y por la habitual puja distributiva que magnifica las utilidades empresarias. Esta elevada tasa además se traslada a los intereses de los préstamos, afectando al sector productivo de la economía. «
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