Para Inglaterra hubo algo peor que perder la final de la Eurocopa en Wembley, ante 60 mil personas, por penales. La ola racista que llegó junto con la frustración de no poder volver a gritar campeón después de 55 años. En la definición por penales, les tocó errar a los futbolistas Jadson Sancho, Bukayo Saka y Marcus Rashford. Los tres habían ingresado en el final del partido. Los tres son negros. Los tres fueron objeto de un aluvión de insultos racistas en las redes sociales y también en las calles. 

Rashford, estrella del Manchester United, incluído por la revista Times como una de las 100 personas más influyentes del mundo por su activismo social, había sido homenajeado con un mural pintado en las calles de Manchester. Fue grafiteado con mensajes agresivos y racistas después de la final del domingo pasado. Ahora, tras una colecta que ya recaudó más de 27 mil libras, está siendo restaurado por su autor, el artista callejero Akse P19. A las pocas horas de haber sido vandalizado, los residentes locales lo habían cubierto con mensajes y corazones etiquetando a la estrella del Manchester United como un «héroe».

«Puedo aceptar críticas por mi actuación. Mi disparo no fue suficientemente bueno, debería haber entrado. Pero no me disculparé jamás por ser quien soy y venir de donde vengo», escribió el delantero de 23 años en Twitter. También dijo haber quedado «al borde de las lágrimas» tras ver la reacción de los vecinos de su Withington natal, que cubrieron con palabras de apoyo las pintadas racistas escritas sobre un mural representando al jugador. «Soy Marcus Rashford, tengo 23 años, soy un hombre negro de Withington y Wythenshawe, del sur de Manchester. Si no tengo nada más, tengo eso», agregó y agradeció todos los mensajes de apoyo que le enviaron.

Los ataques recibidos por Sancho, Saka y Rashford fueron condenados por el primer ministro Boris Johnson, el príncipe Guillermo y la Asociación de Fútbol inglesa. Durante el año pasado, con algunas cartas públicas, el delantero del Manchester hizo cambiar las políticas sociales de Johnson, que había ordenado suspender la asistencia estatal para los comedores escolares durante las vacaciones. “Yo sé lo que es tener hambre”, escribió Rashford, y recordó que hace unos años él era uno más de los dos millones de niños británicos que comen en las escuelas gracias a la asistencia estatal.