El diálogo, en verdad, aplica a Marcelo Tinelli, otro de los outsiders del fútbol que intentaron -y por mucho tiempo lograron- ser parte del ambiente. En un baño de la AFA, durante el intervalo en una reunión de dirigentes, un viejo zorro del Ascenso se le acercó al conductor y empresario televisivo y le dijo, mientras orinaba, al presidente de San Lorenzo: «¿Sabés cuantas meadas te faltan acá?». Era una forma de hacerle saber que el fútbol tiene sus propios tiempos. Y, por qué no, sus propias personas. Algo parecido acaba de confirmar la familia Moyano: el fútbol terminó dándole la espalda.
El de Moyano no es el único caso, claro. Y tampoco el de Tinelli. ¿O acaso la experiencia de los empresarios de Blanquiceleste SA en Racing no terminó con un festival de cheques sin fondo y la quiebra personal del último de los gerenciadores, Fernando De Tomaso? Pero, ya en las últimas semanas, a la familia Moyano se le triplicaron las malas: la derrota en una elección -Independiente-, un descenso deportivo -Camioneros, en el Federal A- y la despedida en medio de un fracaso de un proyecto -Alvarado-. Todo en este octubre que acaba de comenzar. Y con una vieja pelea familiar en el medio, nada menos que contra el presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia.
En verdad, el primero en alejarse del fútbol fue Facundo Moyano, que el 10 de agosto renunció por escrito a la presidencia de Alvarado, el equipo marplatense al que durante muchos años estuvo ligado desde cargos oficiales o como principal colaborador. «Motivan la presente mis múltiples funciones y responsabilidades, las cuales son de público conocimiento, y que por razones de distancia, por su entidad y tiempo de dedicación, no me permiten ejercer en plenitud el cargo», escribió el dirigente político y gremial, de 37 años, cuyo sucesor al frente de Alvarado será resuelto en las elecciones que se realizarán mañana viernes 14.
El ex diputado nacional entre 2011 y 2021 había asumido la presidencia de Alvarado a fines del año pasado y diagramó para 2022 un plantel con muchas expectativas de ascenso a Primera División, aunque la campaña del equipo marplatense fue mediocre y terminó en el puesto 32 sobre 37 participantes. Más allá de las expectativas no cumplidas, en el último partido de local de Alvarado en la temporada, el sábado 1 de octubre en el Mundialista de Mar del Plata, Moyano tuvo una cálida despedida del público de Alvarado.
«El ex diputado nacional y hombre fuerte de Alvarado recibió una ovación de todo el estadio cuando recibió una plaqueta y una camiseta enmarcada antes del comienzo del encuentro (ante Ferro). Nacido en el club, hizo el Jardín de Infantes en Peña y Jara y siempre ayudó como dirigente o acercando sponsors para las diferentes campañas», publicó el sitio marplatense 0223.
Al día siguiente, el domingo 2, la lista afín al PRO encabezada por el conductor y lobbista Fabián Doman se impuso en las elecciones de Independiente. El candidato del hasta entonces oficialista Hugo Moyano, Javier Mazza, consiguió el 13% de los votos y terminó en el tercer y último lugar de los comicios. El secretario general del Sindicato de Choferes de Camiones de Buenos Aires ejerció la presidencia en Independiente entre 2014 y 2022.
Tras un triunfo aplastante por el 69% por ciento de los votos en 2014, el primer período de Moyano fue positivo: el equipo recuperó su lugar en Primera División, escapó del peor momento de la historia del club y volvió a ganar dos copas internacionales, mientras en el club -además- se realizaban varias obras. Pero tras haber sido reelecto en diciembre de 2017 con el 89% de los votos (Pablo, uno de sus hijos, acompañó en la fórmula como vicepresidente), el segundo ciclo entró en un precipicio deportivo y descalabro económico.
Las últimas elecciones, originalmente, deberían haberse realizado a fines de 2021, pero la Justicia las postergó para este año, inicialmente sin fecha, aunque los nuevos fracasos deportivos aceleraron los tiempos. «Moyano terminó entregándole el club al PRO», graficó un histórico dirigente de Independiente.
La gestión de Moyano también estuvo caracterizada por la desconfianza interna hacia, justamente, una AFA ya presidida por Tapia, casado con Paola Moyano (ya separados), una de las hijas de Hugo, o sea cuñado de Pablo. Tapia conoció a Moyano cuando ingresó a trabajar en Manliba como barrendero mientras era futbolista de Barracas Central, en 1986.
El año pasado, tras un arbitraje favorable a Racing en un clásico de Avellaneda, Pablo Moyano disparó como vicepresidente de Independiente: «Yo no sé si el penal lo cobró Vigliano (Mauro, el árbitro del partido). Creo que el penal lo cobró Tapia, fue algo vergonzoso. No solamente venimos siendo perjudicados en los cuatro años anteriores del macrismo, sino que mientras se mantenga la AFA macrista, Independiente va a seguir siendo perjudicado», dijo, e insistió en que desde el fútbol argentino se quería «voltear» a su club.
Aunque ya presidido por Doman, Independiente fue perjudicado ayer por el arbitraje y el VAR en su partido contra Barracas Central: «Es un tremendo penal, hay que preguntarles a ellos porque no los cobran», explotó el delantero de Independiente Leandro Benegas.
El presente de los Moyano en el club Camioneros
Pero a su vez, Pablo Moyano, siempre fue -todavía lo sigue siendo- el presidente de Camioneros, el club fundado por Hugo en 2008. Tampoco son buenos momentos: el equipo descendió el martes desde el Federal A (tercera división, equivalante a la Primera B por fuera del área metropolitana) al torneo Regional Amateur, o sea que cayó del organigrama del fútbol profesional.
Camioneros -que, más allá del fútbol, tiene muchísimas disciplinas en las que se destaca- tuvo un crecimiento espectacular en pocos años, al punto que ascendió desde la liga de Luján hasta el Federal A y llegó a enfrentar al propio Independiente por la Copa Argentina en mayo de 2017: el partido terminó empatado 0-0 y el Rojo recién ganó en los penales. Vestido lógicamente de verde, Camioners llegó a pelear por el ascenso al Nacional B (la segunda división) en la temporada 2017/18, cuando llegó al Reducido.
Pero ya desde entonces, como ocurrió en Independiente, Camioneros entró en un tobogán deportivo y en un conflicto permanente con la cúpula de la AFA. Tras ser perjudicado por el arbitraje en un partido decisivo ante Deportivo Maipú de Mendoza, en 2019, Pablo escribió en su Instagram: “Tapia la concha de tu madre. Camioneros no olvida”. Desde entonces todo empeoró y el equipo terminó descendiendo este martes. Según la web de Camioneros, fue un torneo «totalmente irregular, teñido de versiones, sospechas y realidades».
El año comenzó con tres Moyanos presidiendo clubes de tres categorías diferentes: a mediados de octubre, Hugo ya se fue de Independiente, Facuando ya dejó Alvarado y Pablo, adjunto del gremio de Camioneros e integrante del triunvirato que conduce la CGT, sufrió un descenso con Camioneros. Son días, a la vez, en que la Federación Nacional de Trabajadores Camioneros, liderada por Hugo y Pablo, discute las paritarias con las cámaras empresarias, una negociación que empezó con un reclamo del 131% de aumento y que pasó a un cuarto intermedio. La salida de los Moyano del fútbol, en cambio, ingresó en un paréntesis que parece mucho más extenso que una breve interrupción: el ecosistema parece haberlos expulsado.