La carrera deportiva de Mario Moccia empezó en el patio de una escuela. Hace más de 40 años, desde la docencia como profesor de Educación Física, armó su trayecto. El recorrido lo llevó a ser el titular de la Confederación Argentina de Handball (CAH) durante 21 años, vicepresidente de la Federación Internacional de Handball (IHF) desde 2012 hasta 2018 y tesorero del ENARD, entre otras funciones. Después de los tres mandatos de Gerardo Werthein, Moccia es el nuevo presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), del que ya era parte de la comisión directiva como secretario general. “El deporte es un compromiso personal: me formé para enseñar y educar a través de la Educación Física”, dice quien estará al frente del organismo hasta 2025.
-¿Cuáles son los principales objetivos de su mandato?
-Los desafíos son muchos e innumerables y están en sintonía con lo que se ha hecho hasta ahora. En primer lugar, poder estar a la altura de la función que me toca gestionar y desempeñarla con eficiencia y profesionalismo. Necesitamos trabajar en equipo con todas las federaciones nacionales y también con los otros organismos del deporte como el Ministerio, la Secretaría, el ENARD y las dependencias municipales. Esta gestión tiene que ser de consenso entre los sectores para conducir de la mejor manera al deporte argentino. Otra preocupación es trabajar con los proyectos de jubilación para los entrenadores. Entendemos que es una demanda con todos los derechos del caso porque cobran becas que no les permiten tener aportes. Después de estar tantos años en la función, no logran obtener un beneficio previsional. Estamos trabajando en un proyecto de ley. Esperamos que el Estado pueda acompañar porque es una reivindicación justa.
-¿Qué lugar ocupan los atletas en la nueva comisión directiva?
-Tienen un protagonismo histórico con los lugares de Walter Pérez (presidente de la Comisión de Atletas) y Paula Pareto (representante de atletas). Es importante que estén en la mesa directiva y con amplias funciones. La igualdad de género es otro de los puntos de trabajo para esta conducción. El estatuto está actualizado y reformado a partir de la gestión que lideró Werthein. Logramos tener cinco mujeres en la mesa directiva, lo que representa el 40% de los cargos.
-¿Su etapa es una continuidad de la de Werthein?
-Sí, fui secretario general de Gerardo por 12 años, hemos trabajado juntos y él ha liderado todo lo bueno que se ha hecho hasta acá. Como la creación del ENARD, los Juegos Olímpicos de la Juventud, la profesionalización de los distintos estamentos del deporte y el objetivo es continuar en esa línea. Intentaremos profundizar temas que quedaron para desarrollar e incorporar otros sabiendo que también van a haber cosas diferentes porque las personas y momentos son distintos. Gerardo continúa en la mesa directiva como presidente honorario y es miembro del Comité Olímpico Internacional.
-¿Cómo se piensa en el largo plazo?
-Estamos trabajando en un planeamiento estratégico rumbo a 2032. Queremos discutir con las federaciones nacionales dónde quedamos después del Covid, en qué estado estamos y cómo podemos proyectarnos para cada juego. Hay mucha tarea por hacer y trabajamos en un planeamiento estratégico por los próximos tres ciclos olímpicos para gestionarlo con todos los actores del deporte.
-¿Y dónde está el deporte hoy?
-La pandemia nos afectó mucho, estuvimos sin competencia federativa casi un año y medio. Todo el 2020, salvo el fútbol y algún otro deporte, estuvo parado. Y la actividad recién se comenzó a reflotar a mediados de 2021.Los clubes y las federaciones se vieron muy afectados desde lo económico. También hay que analizar cómo impactó en el plano internacional. En los últimos Panamericanos Junior en Cali, vimos que estamos en un nivel de rendimiento que no es tan malo pero podría estar un poco más por arriba. Se puede progresar. Aspiramos a liderar a nivel continental. En Lima 2019, quedamos cuartos y en los Panamericanos Junior, sextos. Históricamente estamos entre el séptimo y el cuarto lugar. Queremos estabilizarnos a nivel panamericano y sudamericano para proyectarnos de la mejor manera en el nivel olímpico, que es tal vez donde estamos más flojos.
-¿Qué idea tienen para lograrlo?
-Evaluar dónde estamos en cada deporte, cómo podemos mejorar, cuáles son nuestras alternativas para dentro y para fuera, quiénes son nuestros rivales en cada ámbito y cuáles son nuestras necesidades en recursos humanos, de infraestructura y equipamientos. Nos va a permitir sacar una conclusión positiva para ver cuál es la mejor política de trabajo. Hay que hacer un plan personalizado deporte por deporte, porque no es lo mismo un deporte de equipo, a otro de combate o de tiempo y marca. Son distintas realidades.
-¿Cuáles son los parámetros de análisis?
-Hay que mirar todo con las áreas correspondientes: los resultados, las evoluciones en cada uno de los niveles, qué proyectamos, cómo mejoramos o no ciclo tras ciclo en la competencia a nivel sudamericano, panamericano y mundial. A partir de ahí, determinar cuáles son los potenciales rivales y encarar la mejor preparación posible teniendo en cuenta las diferencias de presupuesto, de fogueo y con quien entrena cada uno. Son muchas las variables. El resultado es importante, pero no es la única variable.
-¿Qué importancia tendría recuperar el 1% que se tributaba de la telefonía celular y financiaba al ENARD?
-Recuperar la autarquía del presupuesto del ENARD y poder tener más recursos es otro de los desafíos. Es muy importante. El presupuesto impacta directamente en el alto rendimiento porque se pueden hacer giras internacionales, se pueden pagar mejores entrenadores y comprar equipamientos, se pueden absorber los gastos que demanda el alto rendimiento. Cuando se gasta en forma planificada con un proyecto estratégico claro y con objetivos definidos, el presupuesto es fundamental para poder competir. A diferencia del deporte base, el alto rendimiento está muy vinculado al presupuesto porque tenés un montón de gastos en tecnologías, ciencias aplicadas, el equipamiento adecuado y los viajes de preparación y competencia. A veces pretendemos sacar una determinada cantidad de medallas porque queremos ganar, somos argentinos y exitistas. Pero en alto rendimiento todos quieren ganar, se preparan, quieren ganar y tienen presupuesto. Es difícil obtener los resultados solo con el talento, el amor propio y el sacrificio. Hay que sumarle planificación y un presupuesto para darle contenido. Un buen plan sin presupuesto es un plan que no se puede concretar. Se necesitan recursos afectados para que el plan sea ejecutable y real.
-¿Por qué se perdieron esos fondos?
-Fue una decisión política del gobierno anterior. Entendía que el dinero tenía que entrar directo a Tesorería y tributar de una determinada manera. Por eso se modificó el texto de la ley y se aprobó en un paquete de medidas para dejar de lado el 1% del abono telefónico para pasar a un monto fijo dentro del presupuesto general. Fue una decisión política y no mucho más.
-¿Hay unidad entre las distintas áreas del deporte a nivel nacional?
-Sí, trabajamos en ese camino. Estamos trabajando en equipo. Obviamente siempre se puede mejorar. Creo que ese es el espíritu desde hace diez años a esta parte. El Enard se creó en 2009 con una acción conjunta del COI y la Secretaría de Deportes de ese momento. Desde ahí, se trabaja en forma conjunta. A veces más, a veces menos, pero siempre en equipo. Está claro que no hay otra alternativa que trabajar juntos.
-Sin embargo, hubo algunos cruces como el del Sudamericano en Ecuador.
-Son discusiones que ya se han saldado y quedado en el camino. Tener algunas diferencias no significa no trabajar juntos.