Diego Armando Maradona pasó la tarde del viernes internado en la Clínica Olivos, donde había llegado para realizarse unos estudios médicos de rutina junto a sus hija Giannina. El abogado de Maradona, Matías Morla, había anunciado en la mañana  que el mejor jugador de todos los tiempos iba a reasumir su condición de entrenador de Dorados de Sinaloa, en la segunda división de México, donde pensaba viajar después de hacerse esos chequeos que requiere la Federación Mexicana de Fútbol. Por la tarde, los médicos encontraron un sangrado estomacal y decidieron dejarlo en observación. Antes de las 20 le dieron de alta y al salir dijo: «Lo único que le pido a dios es que se vaya Macri, que la gente coma y que no le haga caso a los que hoy gobiernan el fútbol, que sigan con la misma pasión de toda la vida, la que heredamos de nuestros padres».

La anterior aparición pública de Diego había el 31 de diciembre, cuando a través de sus redes sociales, dejó un emotivo mensaje de fin de año para todos los argentinos. Allí, se había definido como «pachucho» por unas molestias en su hombro y su rodilla. Ahora, se sumó este inconveniente sobre el que aun no hay un diagnóstico oficial, más allá de que el club mexicano emitió un comunicado en el que afirma que el entrenador se sumará en las próximas fechas. Este sábado estaba programado que asista al bautismo de su nieto Diego Matías, hijo de Diego Jr.  Según publicó en su cuenta de Twitter Dalma Maradona no se trata de un problema grave.