¿Cuántas promesas hubo en el Mundial? ¿Miles, cientos de miles, millones? Difícil saberlo, pero una de las más jugadas fue la de Sebastián Gubia, platense, arquitecto, 48 años e hincha de Gimnasia, que durante Qatar 2022, al emocionarse con el apoyo de los bangladesíes a la selección, prometió: «Si salimos campeones, voy a correr con ellos a Bangladesh». Era una forma, además, de unir su pasión, el running, agregándole un sentido deportivo y solidario.
Gubia cumplió. Llegó ayer a Daca, la capital de uno de los países más pobres del mundo, junto a su mujer, Carolina Cheli. Su lema del viaje es «Cumpliendo la promesa, devolvemos el aliento». Sebastián lo explica en dos puntos: «Vamos a correr con ellos por Bangladesh para estrechar lazos entre ambos países: trajimos camisetas y, como el asma es un grave problema en el país, compraremos inhaladores». Lo suyo se parecerá a (una linda) locura pero tiene datos precisos: como se enteró que un ciclista bangladesí cubrió 1003 kilómetros, uno por cada partido de Messi en su carrera -hasta la final con Francia-, Gubia llevó 1003 camisetas, algunas de fútbol, otras de entrenamiento, también de running.
Sus primeros horas en el país con mayor densidad poblacional (sin contar las ciudades-Estado, como Mónaco o Hong Kong, por ejemplo) son a puro asombro. Gubia se valió además de un convenio de hermandad y reciprocidad entre el Sheikh Jamal Dhanmondi, un club de la Primera División de Bangladesh, y Gimnasia, por lo que recibe alojamiento y comida gratis.
Entre este martes y hoy miércoles, la pareja argentina ya estuvo en el Sheikh Jamal Dhanmondi y en la Universidad de Daca, en donde fueron condecorados y recibieron una plaqueta que dice «vamos a correr y hablar de Argentina y Bangladesh». En las próximas horas, Sebastián hará entrega de los inhaladores y ya está en contacto con los futuros empleados de la embajada argentina en Daca, que reabrirá, después de muchos años, el próximo lunes.
Gubia, que viaja con una bandera gigantesca del paso de Diego Maradona por Gimnasia, ya organizó los primeros partidos entre argentinos residentes en Daca y bangladesíes e hizo entrega de las primeras camisetas. «Estamos haciendo carreras con todos y también habrá más partidos», le dijo a Tiempo, mientras busca -por ahora sin éxito- el contacto del abogado local que, en Estados Unidos 1994, quiso hacerle juicio a la FIFA por el doping positivo de Maradona.
La relación Argentina-Bangladesh terminó de explotar en el Mundial. Desde entonces, la cancillería argentina informó que próximamente reabrirá la embajada en Daca cerrada por la dictadura (la semana que viene); llegaron invitaciones para que la selección juegue en Bangladesh (sería entre el 12 y 20 de junio); el presidente de la AFA, Claudio Chiqui Tapia, recibió al cónsul honorario bangladeshí en Buenos Aires; fanáticos del Ascenso formaron el Deportivo Bangladesh y quieren hacerlo debutar en la liga de Zárate o Luján; y se publicaron historias olvidadas, como el único partido de Argentina contra Bangladesh, en 1983, en verdad una selección de la Primera B pero al fin y al cabo en representación de nuestro fútbol. A la vez, la estrella local, Topu Barman, reconoció contactos del club argentino Sol de Mayo de Viedma, del Federal A, para que se sume al equipo, aunque finalmente el paso no se hizo.
Sebastián y Carolina, mientras tanto, abren el camino: las promesas se cumplen, sean donde sean, pero más en países amigos.