Un informe titulado "Apostar no es un juego" revela que cuatro de cada diez jóvenes están vinculados al juego online. Uno de cada tres, además, cree que gana porque sabe, una construcción que habilita la idea que hay pibes ganadores, que son mejores. Y al revés, genera la vergüenza de perder.
Todo está en tu teléfono, moviendo el pulgar por la pantalla táctil. “El juego infinito”, lo llama un informe que el lunes pasado se presentó en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. El nombre del estudio es “Apostar no es un juego”. Su director de investigación es Martín Romeo, especialista en comunicación y política, que trabajó junto al concejal de Chivilcoy Fernando Cabani y la diputada nacional Constanza Alonso. Los tres estuvieron apoyados por universidades públicas y distintas organizaciones civiles. Se trata de una encuesta con más de 9000 respuestas realizada entre marzo y julio en 360 localidades de todas las provincias del país.
Hay un primer dato, que semanas atrás publicó el diario Clarín, y es que cuatro de cada diez jóvenes están vinculados a las apuestas en la Argentina. Es decir, el 40%. Si según el INDEC son 10 millones los adolescentes y jóvenes en Argentina, el informe revela que hay 4 millones de apostadores jóvenes en el país. Los varones, a su vez, juegan el doble que las mujeres. Y las cuadruplican respecto al valor más alto que realizaron en una apuesta. Con cada resultado se puede ver la radiografía de una problemática que se extiende por el país. Desde los casinos online hasta las aplicaciones de apuestas deportivas, que tienen sus propias particularidades.
Porque hay otros detalles que entregó el estudio que todavía no se habían publicado hasta ahora. El 58% de los apostadores, según la encuesta, entiende que gana por efecto del azar. Sin embargo, uno de cada cinco apostadores respondió que todo depende de sus conocimientos en el deporte, la disciplina o el equipo. Se trata del 21% de quienes juegan. Y, como dato, se destacan los residentes en la Patagonia, varones y mayores de 25 años. De hecho, entre los varones, uno de cada tres cree que gana porque sabe. Esto, además, tiene impacto en los montos. Quienes creen que ganan por sus conocimientos apuestan mensualmente un 34% más que el promedio y casi el doble de los que entienden que ganan por el azar. Y también impacta en la cantidad de tiempo. Porque los que confían en su sabiduría ascienden al 74% entre aquellos que apuestan más de cuatro horas por día y a 44% entre quienes se endeudan para apostar.
“Los especialistas se refieren a esto como la ilusión de dominar los resultados”, dice Romeo, el director de la investigación. Es particularmente preocupante esta cuestión cuando hay publicidades que incitan a demostrar el conocimiento. Porque además construye una idea de que hay pibes ganadores, que saben, que son mejores. Y, al revés, genera la vergüenza de perder. Uno de los testimonios lo deja claro: Agustín, de 18 años, explica que cuando los chicos pierden en las apuestas no lo cuentan por vergüenza. “Solo se habla de lo que se gana”, dice. En el informe se cita al psicólogo Agustín Dellepiane, especialista en la problemática, sobre el sesgo de confirmación que lleva al apostador sólo a contar las veces que gana, las cosas que logró con ese dinero. Por eso los investigadores sugieren una especie de “falocentrismo” de ver quién ganó más.
Aunque las publicidades se esfuercen en recordar que apostar compulsivamente es perjudicial para la salud y que sólo lo pueden hacer los mayores de edad, o que hay que hacerlo en casas legales, todo lleva a la incitación de las apuestas. Incluso con ese desafío: demostrá. No sólo con la participación de influencers, periodistas o hasta de los propios protagonistas, también de clubes como Racing, River o Boca, que tienen de sponsors a sitios de apuesta. También la AFA, el torneo local y la selección argentina. Vélez, uno de los equipos que anima la liga, dio un paso a contramano: renunció a la publicidad que en su camiseta hacía una casa de juegos. Lo mismo anunció la Unión Argentina de Rugby.
“En más de 4.000 testimonios recibidos, pudimos ver: angustia, estrés, agresividad, insomnio, preocupación, tristeza, golpes, deudas y hasta robos e intentos de suicidio”, explica Romeo. “Resulta cuanto menos cuestionable -agrega- la explícita vinculación de sitios de apuestas que la evidencia indica que generan trastornos en la salud mental de adolescentes y jóvenes con el mundo del deporte que naturalmente promueve otros valores como la salud, la contención. ¿Dónde quedó la famosa frase ‘mens sana in corpore sano’? Como hincha de Racing, me da mucha vergüenza que mi club tenga como sponsor un sitio de apuestas que tanto daño están ocasionando en los jóvenes”.
En esos aspectos también se juega una idea de club. No es sólo una cuestión de plata, es también un mensaje. Una forma de defender la camiseta.
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