Neymar, lesionado y denunciado por violación, se bajó de la Copa América. La acusación cruza un límite, aunque los excesos ya preanunciaban el declive en su camino a ser el mejor del mundo.
Neymar no sabe lo que es eso. No sabe lo que es el no. Cuando quiere risas, tiene risas. Cuando quiere alcohol, tiene alcohol. Cuando quiere mujeres, tiene mujeres. El año pasado, invitó a quien entonces era su entrenador a su cumpleaños, una fiesta para 150 invitados en un salón ubicado a metros de Champs Elysses. Unai Emery, que dirigía al París Saint Germain, avisó que se fue del lugar cuando Neymar cortó la torta. Pero la fiesta continuó. Maluma cantó el feliz cumpleaños con ritmo carioca, hubo partidas de poker y coreografías de flashmood, todas a cargo de los Toiss. Estaban allí el presidente Antero Henrique, personal del PSG, sus compañeros de equipo, que también dejaron antes del final una fiesta que se extendió para él y sus más íntimos durante dos días.
La vida de Neymar no acepta negativas. Llegó al PSG, con los dineros qataríes, a cambio de 200 millones de dólares. Le garantizaron un ingreso anual de 45 millones de dólares. Era el jugador amuleto para conquistar Europa, la Champions, algo que nunca ocurrió. Pero las fiestas, el flashmood y los sherpas no se comparan con la denuncia por violación que le inició Najila Trindade Mendes de Souza, una modelo paulista a la que conoció por redes sociales, el territorio favorito de la estrella brasileña.
Najila relató que el 15 de mayo pasado se encontró con Neymar en un hotel de París. Que el jugador pagó los pasajes y el hospedaje. Que ella tenía intenciones de tener sexo con él. Pero que él esa noche llegó agresivo, diferente a lo que había conocido en sus chats por WhatsApp, y que aunque al principio intentó manejar la situación luego todo fue peor. «Comenzó a lastimarme mucho, pedí parar porque me dolía. Él me dijo ‘disculpá, linda’. Pregunté si trajo preservativos, dijo que no, y yo dije que no ocurriría nada (…) Él me volteó y cometió el acto, mientras cometía el acto continuó golpeándome en el trasero violentamente. Fue muy rápido», contó en una entrevista que se transmitió en la televisión brasileña y se verá completa mañana. Es el relato de una violación.
La reacción de Neymar fue por Instagram, donde tiene 120 millones de seguidores. Expuso ahí los chats con Najila, las nudes que le enviaba levemente difuminadas. Incluso expuso el nombre del hijo de la mujer. La Justicia de Río de Janeiro, entonces, comenzó a investigarlo por delito informático. Ahora Neymar afronta dos causas, una de ellas debido a su afición por exponer su vida bajo los filtros de Instagram. Pero además lo que mostraba no desmentía la versión de Najila, la mujer que lo denuncia. Para desmalezar: que haya sido consentido el encuentro no significa que el acto sexual lo fuera. Lo demuestra con claridad el audio del día después que el jugador quiso ocultar. Allí Najila le relata al propio Neymar lo que sucedió. «Podés tener mucho dinero, podés ser un gran jugador, famoso, bla bla bla… pero no sos Dios, y se hará justicia», le avisa.
La lesión de Neymar fue el salvoconducto ideal para sacarlo de la Copa América. El brasileño tiene menos suerte que su colega, Cristiano Ronaldo, quien con una denuncia por violación en Estados Unidos nadie le cuestiona que se pasee por las canchas. El episodio ocurrió mientras Cristiano vacacionaba en Las Vegas durante 2009. Kathryn Mayorga, una estudiante de 25 años que había ido con su primo a una fiesta del portugués, contó que el jugador la forzó a tener sexo anal sin preservativo. En un principio, hubo un acuerdo extrajudicial, pero el caso se reabrió. Fue curioso, pero esta misma semana se difundió de manera errónea que se había retirado la demanda contra Cristiano. La abogada de Mayorga aclaró que sólo se cambió de jurisdicción.
Las estrellas del deporte viven bajo la impunidad de su talento. El de las emociones que despiertan. El de los negocios que generan. Sus patrocinadores ahora evalúan abandonarlo. Pero Neymar tuvo el apoyo de Jair Bolsonaro, de la federación y hasta su técnico, Tite, dijo que prefería no juzgarlo. Los hinchas brasileños se dividen. Hace rato que lo discuten. Se lo hicieron saber unos años atrás cuando algunos tacharon el nombre de Neymar en la camiseta de la selección. Pusieron el de Marta, la estrella de la selección femenina. Esas imágenes volvieron a dar vuelta ahora. Ya tienen otro valor. «
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