Nacida como varón y educada como mujer, acorde al tercer género de su país, la defensora de Samoa Americana que jugó el torneo clasificatorio al Mundial Brasil 2014 empieza a ser reconocida. La película está basada en un magnífico documental homónino.
Antes de cada Mundial –y las Eliminatorias para 2026 comenzarán en breve-, los expertos en curiosidades del fútbol recuerdan que la mayor goleada a nivel selecciones fue el 31 a 0 que Australia le endosó a Samoa Americana en abril de 2001 por las Eliminatorias de Oceanía para el Mundial Corea del Sur-Japón 2002 –de tantos goles, el cartel que indicaba los goles en el estadio se confundió y señaló 32 a 0-.
Algunos años después, en 2014, se publicó un magnífico documental, también llamado Next Goal Wins –como la película hollywoodense de próximo estreno-, que inicia con esa insólita avalancha de goles australianos. Enfocado desde el lado perdedor, uno de los protagonistas obligados es Nicky Salapu, el arquero que recibió un gol cada tres minutos. La historia, que ya era interesante, pega un salto cuando reconstruye los partidos siguientes de Samoa Americana a ese desastre. Entonces ingresa Saelua.
Como Samoa Americana forma parte de Estados Unidos –bajo la figura de territorio no organizado-, los dirigentes de la Asociación del fútbol local les pidieron a sus pares de la Federación estadounidense que los ayudaran a afrontar con la mayor dignidad posible su participación para las Eliminatorias para Brasil 2014. En 2011, los norteamericanos publicaron un aviso en el que ofrecían el cargo de director técnico de Samoa Americana: tuvo un único interesado, Thomas Rongen, un holandés nacionalizado estadounidense que había dirigido a equipos de la MLS y a la Sub 20 de Estados Unidos. Además, al DT lo sacudía una tragedia personal: pocos años atrás había muerto una de sus hijas y Rongen pensó que instalarse unas pocas semanas en el Pacífico sur, al frente de la peor selección del mundo, ubicada entonces en el último lugar del ranking FIFA, también podría ser como apretar F5 para su carrera y su vida.
Cuando Rongen llegó a Samoa Americana en 2011, diez años después del 31 a 0, se encontró con un plantel nuevo que, salvo el arquero, ya no tenía sobrevivientes de la mayor goleada del fútbol de selecciones. Un par de camarógrafos acompañaron la estadía de Rongen en Pago Pago -la capital samoamericana- y registraron cómo, entre los diferentes jugadores de la selección, apareció en escena quien se convertiría en el verdadero protagonista del documental y de la película homónima que se estrenará en breve: Saelua, el jugador trangénero.
Tercer género
Así como en Tailandia los kathoey (o lady boys) configuran un tercer sexo que forman parte de la vida pública y privada del país, en Samoa Americana existen los fa’afafine, un tercer género que en la cultura polinesia cumplen roles diferentes a los masculinos y femeninos. Se trata de hombres educados como mujeres por su familia, algo habitual en la sociedad samoana –en especial si no tienen hijas mujeres-, y que en Occidente suelen ser interpretados equivocadamente como homosexuales: en verdad, desde lo afectivo-sexual, los fa’afafine pueden relacionarse de manera indistinta con sus pares de género, hombres o mujeres.
Nacido como varón con los movimientos y los rasgos habituales del estereotipo de una mujer, la presencia de Saelua al comienzo descolocó a Rongen. Todavía llamado Johnny (así figuraba en su carnet de FIFA), antes de que eligiera cambiar su nombre de pila a Jaiyah, el técnico dijo para el documental en aquellos días de 2011: “Estoy aprendiendo de estos jugadores, tal vez más afuera de la cancha que adentro, como este jugador transgénero, Johnny. Ella encapsula la esencia de Samoa Americana. Al deporte se juega por amor y para disfrutar, no importan el género ni la raza”.
Saelua, a su vez, se presentó ante el documental, que sería estrenado en 2014: “Estudio artes con enfoques en el baile en la Universidad de Hawái, en Hilo. Cuando estoy en Hawái vivo como mujer todo el tiempo, pero cuando integré el equipo de fútbol de hombres me sentí incómoda y no lo hice bien porque ninguno de los jugadores y el técnico eran samoanos. No sabía cómo reaccionarían y fue difícil dar lo mejor de mí. Los samoanos sí entienden cómo es esta cultura”.
Luego de escaparles a las etiquetas -“No soy hombre ni mujer, soy futbolista”-, Saelua agregó: “Fuera de la cancha, camino como mujer, hago cosas femeninas. Y cuando entro a la cancha, trato de demostrarles que puedo jugar, que no me vean solo como una broma”. Sus compañeros, acostumbrados a los fa’afafine, la veían como alguien diferente pero igual. “Jaiyah es distinta a todos y la respetamos como lo que es, una hermana. Yo la protegeré y estaré ahí para defenderla”, declaró uno de los jugadores, D’Angelo Herrera. “Al saber que juego con gente que me entiende, estoy a gusto, alistándome frente a ellos, maquillándome, peinándome”, agradeció Saelua, siempre con una sonrisa, mientras se peinaba con una planchita.
En posteriores entrevistas periodísticas, Jaiyah contaría que había empezado a jugar al fútbol a sus 11 años y que su primer entrenador, en el colegio, había sido justamente Salapu, el arquero que recibió los 31 goles en 2001 y que luego se convertiría en su compañero de selección. Tras haber sido convocada por primera vez al equipo nacional cuando tenía 14 años, su debut en Samoa Americana fue a los 16 años en las Eliminatorias para Alemania 2006. También había sumado minutos en el camino previo a Sudáfrica 2010 pero fue Rongen el técnico que le dio la titularidad por primera vez. “Cuando llegué y vi a Jonnhy decía ‘Qué carajo hace acá’ pero, basado en mis tres semanas de trabajo, la elegí desde el arranque porque es la mejor que tengo”, contó el entrenador en el documental en relación al primer partido que debía afrontar en las Eliminatorias previas a Brasil 2014, contra Tonga.
Si en mayo de 2023 el peor equipo del ranking FIFA es San Marino, en aquel 2011 el último lugar estaba ocupado por Samoa Americana. En sus 28 años de existencia desde su debut en 1983, la selección había perdido todos sus partidos, 30 seguidos, en los que había recibido 229 goles. Hasta que en el debut de Saelua como titular y de Rogen como técnico (y siempre con Salapu en el arco), llegó el primer triunfo, 2 a 1 contra Tonga, el 23 de noviembre de 2011. Las imágenes de ese partido son el nudo del documental y muestran como Saelua, defensora central de movimientos aparentemente delicados pero con firmeza, evita el empate tongano el último minuto con un despeje sobre la línea de su arco.
“Si tuviera que elegir al MVP del partido, sería ella”, la felicitó el entrenador. El resultado llegó a diferentes medios extranjeros, por ejemplo la BBC, y el técnico no perdió oportunidad de informar lo que nadie sabía: “Tengo una chica jugando como defensor central. ¿Imaginan eso en la selección española o en la inglesa?«. Samoa Americana empató el partido siguiente, 1 a 1 ante Islas Cook, y estuvo a punto de dar una nueva sorpresa ante su vecino, Samoa, pero perdió 1 a 0 y quedó eliminado. “Quiero inspirar a la gente para que salgan y hagan lo que quieran hasta el límite de sus habilidades. Que nadie los detenga por ir tras sus sueños: sigan empujando, no importa lo que diga la gente”, concluyó en el documental, poco antes de que la FIFA –de quien hoy es embajadora de igualdad de derechos- la reconozca como su primer jugador transgénero.
Siempre en el ámbito amateur, Saelua decidió dejar pasar los mejores momentos de su carrera para concretar, más adelante, su transición física a un cuerpo femenino: el tratamiento con hormonas, ya realizado hace pocos años, afectó su participación deportiva. “Hay muchos fa’afafine en Samoa Americana que juegan al fútbol y otros deportes”, contextualizó a fines de 2014 en una entrevista al diario inglés The Guardian en la que también recordó aquella experiencia de discriminación cuando intentó sumarse al equipo masculino de la Universidad de Hawái. Tras haber vuelto a representar a Samoa Americana en los Juegos del Pacífico de 2019, y ya con 20 años como futbolista, Saelua empezó una suerte de balance: “De mis compañeros sólo recibí respeto. Jugué con tres generaciones de hombres que me acompañaron como parte de nuestra cultura”, dijo.
En abril pasado, Jaiyah jugó la Champions League de Oceanía para Ilaoa & To’omata, su actual club, el quinto de su carrera y el vigente campeón de su país. La derrota 8 a 0 ante Tupapa Maraerang, de Islas Cook, es lo menos: es posible que Saelua termine de ser conocida (o empiece a serlo) cuando a fin de año se presente su película y la de Samoa Americana, una ficción de Hollywood adaptada a una selección que sufrió la mayor derrota y aportó la mejor enseñanza. «
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