River fue un campeón de autor. Ocurrió hace dos meses. La formación se decía de corrido, sin forzar demasiado la memoria. Fue tanta la ventaja en juego y puntos que llevó durante el torneo que el asunto se convirtió sólo en saber con cuánta anticipación lo iba a conseguir. Le sobraron dos fechas. Martín Demichelis ganó su primer título en el primer campeonato que jugó. La sombra de Marcelo Gallardo, el entrenador más ganador en la historia de River, al que tenía que remplazar, quedó atrás por un rato. River podía tener su estatua, mirar el pasado con nostalgia, sin extrañarlo tanto.
Algo se desvaneció desde ese momento. En principio, por los resultados. Dos derrotas en tres partidos de Copa de la Liga, eliminación en Copa Argentina contra Talleres y afuera de la Copa Libertadores en octavos de final con Inter de Porto Alegre. Hasta ahí, más allá de las frustraciones, era cuestión de reacomodarse de los golpes. Podía ser de esas crisis que atacan a los campeones como una resaca. Se fue el goleador, Lucas Beltrán, llegaron jugadores, algunos con una historia en el club como Manuel Lanzini y Ramiro Funes Mori, y quedó también la idea de que había un plantel demasiado largo para tener sólo la Copa de la Liga.
Todo sucedió demasiado rápido porque a las derrotas le siguió un principio de ruptura del entrenador con jugadores que además de referentes son leyenda. Franco Armani, Enzo Pérez y Milton Casco, guardia pretoriana del legado gallardista. Lo que se sabe que ocurrió -porque hubo demasiados testigos y porque se contó- es que en esos días de derrota Demichelis organizó reuniones con periodistas para charlar off the record. Se conoce cómo funciona: si alguien habla off the record el periodista quizá podrá contar lo que le dijeron pero sin adjudicárselo a esa fuente, preservándola. El origen de la idea, la versión o el entrecomillado queda en el anonimato. Es una manera de que un protagonista o un testigo de un episodio pueda contar detalles que no quiere hacer público. El recurso es tan viejo como el periodismo.
El tema no fue que se haya publicado en algún medio, el tema fue que circuló todo lo que Demichelis dijo en esas reuniones. Los jugadores se enteraron. ¿Qué dijo? Hubo críticas, un comentario sobre la edad de los futbolistas, y el adelanto de que diciembre será el final de algunos. Fue suficiente para encender los enojos y activar reuniones con pedidos de explicaciones. El tiempo dirá si con esas charlas alcanzó para cerrar heridas.
No es novedoso lo que hizo Demichelis. Los entrenadores tienen esas charlas con la prensa de manera habitual, en algunos casos prácticamente cotidiana. Cuando asumió como entrenador de la Selección, Mariano Bielsa decidió que iba a atender a todos los medios por igual en conferencia de prensa. Pero en su primera gira aceptó reunirse con los enviados especiales para contarles su idea. Fue en Estados Unidos, donde Argentina le ganó 1-0 a México. Antes, en Maracaibo, había superado 2-0 a Venezuela. La conversación no podía ser pública. Sin embargo, un periodista que se había quedado afuera de esa ronda pero que pudo reconstruir las respuestas de Bielsa, contó todo al día siguiente en la radio. Bielsa nunca más repitió esa práctica.
Son muchos los entrenadores que aceptan entregar un off the record antes de los partidos. Gallardo también hablaba con la prensa de ese modo. Sin embargo, nada se filtraba. Ese modo de tabicar al equipo fue un sello de su gestión, uno de sus principios básicos. Hacia afuera y hacia adentro. En una de las conversaciones que compartieron, Lionel Scaloni le preguntó cómo hacía. De ahí se impuso la idea de darle el equipo a los jugadores apenas un rato antes de los partidos. La Selección también está cerrada al vacío. Ni siquiera en el remolino de rumores que rodearon la ausencia de Papu Gómez, el único campeón del mundo que no volvió al plantel. Todo se mantuvo adentro.
Las charlas no dejan de ser un buen recurso para transmitir ideas. Sobre todo cuando los entrenadores se quejan -y muchas veces con razón- que se cuenta mal lo que quiere hacer un equipo, lo que busca, lo que ocurrió en un partido. Ahí están las conferencias de prensa de Gabriel Heinze o Fernando Gago. También Gabriel Milito se explayaba en sus respuestas. Pero Demichelis, que ahora perdió a su jefe de prensa, debe haber aprendido la lección. Los off the record masivos pueden ser un peligro.