Nacido en Francia, llegó a Argentina junto a su novio en 2014. Se anotó en un equipo inclusivo de vóley y empezó a tomar imágenes de atletas amateurs y profesionales de la comunidad. Lanzó un álbum de figuritas y expondrá en el Centro Cultural San Martín.
A Buffard no le resultó fácil su comienzo en Rosario. «El primer día me robaron con un arma. No tenía trabajo ni hablaba el idioma», recuerda. Empezó a estudiar español y fotografía en la Asociación Argentina de Reporteros Gráficos (ARGRA) y, a través de sus retratos, se amigó con la ciudad. En 2018, en medio de sus primeros pasos como fotógrafo, encontró a los Yaguaretés, un equipo inclusivo de fútbol, básquet y vóley. «Me anoté en vóley, y había gente con todo tipo de cuerpos, clases sociales y orientaciones sexuales», explica y agrega que, aunque nunca fue fanático del deporte, se sintió cómodo e hizo amigos.
Ser parte de los Yaguaretés le permitió conocer otros equipos con la misma visión en diferentes puntos del país. Entonces tuvo la idea de crear una producción de fotos que cuente las historias de deportistas de la comunidad LGBTQI+. «Mientras fotografiaba los partidos, me preguntaban sobre el proyecto y cada vez se sumaban más». De a poco, se alejó de su rol de jugador de vóley amateur y se convirtió en el fotógrafo que visibiliza la reivindicación de un colectivo con un trabajo que integra a 20 agrupaciones en ocho provincias y que fomenta un arco deportivo inclusivo.
A partir de un recurso fotográfico que utilizó en toda la producción, se puede ver cómo la o el deportista resalta por encima del resto: «El flash funciona como un proyector sobre el protagonista. Lo que quiero contar es que no están visibilizados y que por eso les doy luz cruda y directa». Esa herramienta le sirvió para contar su proyecto a través de un álbum de figuritas de 96 páginas en el que aparecen los planteles de diferentes disciplinas que forman parte del movimiento inclusivo que retrató en sus viajes.
El fotógrafo, de 31 años, pensó en su labor como un punto de partida que genere conciencia a partir de las experiencias de sus protagonistas que, en muchos casos, son víctimas de diferentes tipos de violencia, dentro y fuera del deporte. «Una de las ideas de Sport Friendly no es hablar de discriminación sino de reivindicación», dice Buffard. Durante un año de trabajo, interrumpido por la pandemia, Émilien recopiló más de 500 testimonios de deportistas de Salta, Tucumán, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes y Buenos Aires.
En aquellas visitas conoció distintas organizaciones por la inclusión. En Salta presenció el torneo We Play, integrado por 31 equipos de diferentes disciplinas de la comunidad LGBTIQ+, que convocó a más de 300 deportistas. También vio cómo muchos equipos entrenan en espacios públicos para conseguir más visibilidad. En Mendoza se interiorizó por Los Huarpes, un club con más de 150 miembros que abre las puertas a personas con sobrepeso o dificultades económicas y que no pueden pagar la cuota de un club.
Pero también quería llevar el trabajo a otro nivel, salir del ámbito amateur y trasladarlo al deporte profesional. En un principio creyó que sería complicado conseguir el testimonio de referentes del deporte LGBTQI+ pero finalmente entrevistó a la regatista y campeona olímpica Cecilia Carranza, al voleibolista Facundo Imhoff y la jugadora de hockey Jessica Millaman, la mujer trans que cambió las reglas de su deporte. «Desde un principio quisieron colaborar y tuvieron mucha predisposición», agradece.
El inicio de Qatar 2022 y el furor por las figuritas del Mundial le sirvieron como gancho, también por las críticas al país organizador: «Busqué darle una vuelta de tuerca a un deporte como el fútbol, que es sexista y que no da lugar a las personas LGBTQI+». De esa manera creó el álbum de figuritas que lleva impresos 2000 ejemplares (el álbum y las figuritas para pegar cuestan $ 3400) y en el que publicó su trabajo de un año, las entrevistas a los profesionales y un póster que concluye con la presentación oficial en el Centro Cultural San Martín el 2 de noviembre y el viernes 11 en la Alianza Francesa de Rosario. La muestra estará ambientada en una cancha de rugby, donde el espectador ingresará y se moverá entre 15 imágenes de tamaño real junto a un testimonio detrás de cada foto: «Es el campo de juego de la diversidad», explica.
Su primer paso en la finalización de la obra fue en mayo de este año, cuando presentó parte del proyecto en el Museo de Bellas Artes de Rosario. En la fachada del edificio se lució una gigantografía de dos jugadores besándose, ambos del Ruda Macho Rugby, de Salta. «Hubo un vídeo de WhatsApp que circuló junto a más de 400 comentarios insultándome, pero eso quiere decir que voy por el camino correcto», dice Buffard.
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