Una exploración sobre la inmensidad de Diego, su huella en la memoria colectiva y los espacios que transforman su historia en inspiración eterna.
En el barrio de Parque de los Patricios, la librería Vuelo al Sur se convirtió en el epicentro de esta cátedra maradoniana. Durante 17 encuentros, el espacio literario ubicado en La Rioja 2121 se transformó en un rincón para pensar a Maradona desde perspectivas colectivas, humanas y sociales. Allí, la palabra, la literatura y la intervención fueron los pilares para desentrañar la inmensidad de un ídolo que trascendió el deporte.
«No somos los que más sabemos sobre Diego, ni pretendemos ser especialistas», explicó Fabián D’Aloisio, impulsor de la cátedra. «Pero hemos creado un espacio donde su legado sigue vivo, donde podemos hablar de él, reflexionar y sentirlo cerca. Este ciclo que culmina es solo una pequeña constelación en el inmenso universo maradoniano». Las palabras de D’Aloisio resumen el espíritu de este proyecto, que no solo busca analizar a Diego, sino también mantenerlo presente como ícono popular.
El último encuentro del año, liderado por Néstor Borri, presidente del Centro Nueva Tierra, dejó en el aire una pregunta tan potente como necesaria: ¿Qué tipo de dios es Diego? Borri reflexionó sobre la idea de un «dios divino, pero mortal»; un ser que, en su grandeza y contradicciones, conecta con lo profundamente humano. Su propuesta fue un disparador para pensar a Maradona como un dios cercano, que entiende las heridas del pueblo porque él mismo las vivió.
Cada clase de la cátedra Diegologías exploró una arista diferente de Maradona, construyendo un relato colectivo que aún crece. Bruno Napoli inició el ciclo reflexionando sobre Diego y la pobreza, mientras que Ariel Scher hiló conexiones entre Maradona y la literatura. Mónica Santino, con una perspectiva feminista villera, mostró cómo Diego logró unir mundos que parecían irreconciliables. Los debates no fueron ejercicios teóricos, sino encuentros vivos, cargados de emoción y compromiso.
En este encuentro, el disparador fue el histórico encuentro entre Diego y el Papa Francisco, cuando Maradona participó en el Partido por la Paz. Este episodio llevó a los presentes a debatir sobre la misericordia, la fe y cómo el pueblo no idealiza a Maradona como un ser perfecto, sino como alguien profundamente humano, con luces y sombras. Como se destacó, «las heridas y las imperfecciones de Diego están a la vista», pero es precisamente eso lo que lo hace inmenso a los ojos del pueblo. Su ascenso no es el de un héroe inmaculado, sino el de un hijo del barro que logró tocar el cielo.
Daniel Arcucci sumó su mirada, recordando la capacidad de perdón que caracterizaba a Diego. «Podía estar peleado con alguien, pero siempre tenía la capacidad de perdonar,» señaló. Y aunque no siempre estuvo de acuerdo con las decisiones de Maradona, resaltó que el pueblo lo sigue viendo como un dios porque se cree en él, porque genera fe, esperanza y caridad. «Diego es un dios porque es de nosotros, porque refleja nuestra astucia, nuestras luchas y nuestros valores».
La cátedra Diegologías es solo una de las tantas iniciativas que buscan mantener vivo el legado de Maradona. A través de la revista Meta, Sentidos en Juego, el proyecto celebra tres años de trabajo autogestionado, poniendo en valor las iniciativas deportivas y comunitarias que transforman realidades desde lo colectivo. Además, el equipo se prepara para nuevos desafíos, con la publicación de tres libros en desarrollo que profundizarán en los aspectos políticos, sociales y culturales del Diego eterno.
En paralelo, la revista proyecta convertirse en una plataforma formativa, un espacio digital interdisciplinario que ofrecerá cursos sobre el impacto de Maradona en la sociedad. «Diego no es pasado, es presente y futuro», subrayó D’Aloisio.
La jornada maradoniana también tuvo un espacio para alzar las banderas de justicia por Diego, manifestando el dolor y la rabia por el desenlace que lo apartó de quienes realmente lo amaban. «Nos dejaron sin Diego, pero no sin su espíritu», expresó José ‘Coco’ Tedeschi, alumno de la cátedra, quien concluyó: «Llevaremos su nombre como bandera hacia la victoria, porque Diego sembró alegría en el pueblo y regó de gloria este suelo».
Así, entre reflexiones, poesía y compromiso, la figura de Maradona sigue iluminando el camino de su gente. Porque Diego no solo pertenece a la historia, sino al corazón inmortal del pueblo que, como él, nunca dejará de soñar.
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