A Boca le alcanzó con contener un penal -el de Héctor Fértoli- y convertir los propios para quedarse con la Copa Argentina, su festejo en el cierre del año. Eduardo Salvio definió la serie a favor del equipo de Sebastián Bataglia y Talleres se quedó en la puerta de una conquista que hubiese sido histórica para el club cordobés. Fue para Boca, 5 a 4 por penales en un partido que nunca pudo contagiarse del clima de euforia que recorrió a las tribunas del Estadio Único Madre.
Hay un dato que definió a la final de la Copa Argentina: hubo más tarjetas (siete, incluida la expulsión a Juan Ramirez) que aproximaciones sobre los arcos de Agustín Rossi y Guido Herrera. La primera amarilla llegó a los dos minutos: la recibió Rodrigo Villagra, de la T. Todo un anticipo de lo que sucedería en la final.
No hubo forma de encontrar el camino a los arcos. Talleres tuvo las pocas chances del encuentro: una al comienzo del partido en los pies de Rafael Pérez, otro remate de media distancia de Valoyes que se le escurrió a Agustín Rossi y fue a para al córner; y un centro que Héctor Fértoli no pudo conectar al arco. Nada más.
El resto del partido en Santiago del Estero estuvo marcado por las imprecisiones, por la ausencia de ideas y por los erráticos intentos de uno y otro lado. Ni siquiera la roja a Juan Ramírez reconfiguró el partido. No pasó nada. O sí: solo el tiempo para llegar a los penales. Para que Boca aguantase con un jugador menos.
La conquista azul y oro amplió la distancia ante sus perseguidores como máximo ganador de copas nacionales: suma 15 de este tipo, contra los 13 que acumulan River y Racing, mientras que Talleres no pudo lograr su primera consagración. Para Boca fue nada menos que el cuarto título en la Copa Argentina, que ya había ganado en las ediciones de 1969, 2012 y 2015.
Detrás del título, al intentar ir más allá de la coronación, al equipo de Battaglia todavía le falta juego y funcionamiento. En Santiago del Estero casi que no incomodó a Talleres durante los noventa y pico de minutos de juego. Nada que a Boca le importe a esta altura, en este momento donde el grito de «Dale campeón» se lleva todo.