Arranca el Mundial: Moscú hace andar la máquina

Por: Alejandro Wall

Llegó el día. A las 11:30 comienza la ceremonia inaugural más corta de la historia y sólo media hora después Rusia y Arabia ponen en juego la Copa del Mundo.

Los hombres de negro empiezan a moverse con apuro en el Expocentre de Moscú. Están en la zona de los baños, en los pasillos, por los costados de los asientos asignados a los dirigentes, y nadie puede salir de la sala donde sesiona el Congreso de la FIFA. “A very special guest is coming”, aclara una chica con una sonrisa pícara. Es rusa y tiene saco de FIFA. Un invitado muy especial, dice, está llegando. Vladimir Putin está en la zona. Gianni Infantino lo espera en el escenario. Las señales de los celulares se caen. ¿Es la seguridad? Nadie lo confirma, pero el que ahora está parado detrás de un atril es Putin.

“Hemos hecho todo para que sea un evento espectacular”, anuncia el presidente ruso como bienvenida. Este jueves, a las 11.30 de la Argentina, Putin estará en el estadio Luzhniki para la ceremonia inaugural. Moscú pondrá en marcha a esa hora la maquinaria más excitante del fútbol, la que también contiene al show y los negocios, la del Fan ID y el mercado turístico, la que nos encierra babeantes con la mente convertida en fixture.

Con Putin en el palco, Rusia 2018 dirá hola. Priviet. Con Robbie Williams, que cantará con la soprano rusa Aida Garifullina. Con Nicky Jam y Will Smith, que interpretan la canción oficial del Mundial. Con Ronaldo como anfitrión. La apertura durará apenas media hora, lo suficiente como para la gracia de cada cuatro años no le robe tiempo a lo que de verdad se quiere. Y nunca se sabe. Porque de la patria de Tchaikovsky siempre puede esperarse una armonía, de la tradición de Dotoievsky siempre puede salir una historia, y de la tierra del teatro Bolshoi siempre crecer una buena puesta en escena. Al país de Lenin no le puede faltar estrategia.

Lo que no esperábamos de Moscú era el fútbol. Moscú son sus doce millones de habitantes, mil kilómetros cuadrados, doscientos setenta y seis kilómetros de Metro, con doce líneas y 173 estaciones, una maravilla subterránea por la que giran cada día nueve millones de personas. Una cotidianeidad que no se altera con el Mundial. Es la revolución, el Kremlin, los residuos de la KGB, el río Moscova que lo serpentea, las siete hermanas de Stalín repartidas hasta el cielo, es el llamado de Moscú como clave de lo imperativo. Lo que sea. Y aunque tenga sus equipos, una historia, el mural de Lev Yasin, Moscú no era el fútbol. Hasta ahora. “Rusia tiene reputación de que nunca ha conquistado la Copa del Mundo. La noticia es que a partir de mañana el fútbol conquistará a Rusia”, dijo Infantino en la apertura del Congreso.

Todos, desde la FIFA hasta Putin, prometen lo monumental, como si no fuera posible otra cosa en el país más grande del mundo. Putin es admirador de Pedro I, el que cambió a Rusia, la enclavó con Europa y la modernizó. El Luzhniki, un estadio gobernado por la estatua de Lenin, está a la altura de esa misión. Una vez que termine la apertura, saldrán a la cancha Rusia y Arabia Saudita, que no son selecciones que despierten ansiedad más allá de sus hinchas. Pero la Argentina siempre tiene a sus argentinos en el lugar del hecho. El árbitro va a ser Néstor Pitana, con la asistencia de Juan Pablo Bellati y Hernán Maidana. Y el entrenador de Arabia Saudita es Juan Antonio Pizzi.

En la tribuna estará mirándolo el ex agente de la KGB que una vez volvió del descanso para convertirse en primer ministro de Boris Yeltsin. Hasta que Yeltsin renunció y él tomó el poder. Nunca lo soltó. Y aunque ame el judo y disfrute más de deportes de invierno como el hockey sobre hielo y el esquí, Putin ahora tiene su Mundial. No le gusta el fútbol –como lo supo Mauricio Macri cuando quiso romper el hielo y se topó con su mirada sibérica- pero sabe para qué usarlo.

Compartir

Online y gratis: amplia retrospectiva de la obra del director Jorge Cedrón

Las películas de uno de los más importantes realizadores de cine militante de los ’60…

1 min hace

En una semana Flybondi canceló 28 vuelos: quedó entre las 6 peores aerolíneas del mundo

La compañía, endiosada por el macrismo y LLA, sigue acumulando fallas. En las últimas horas…

10 mins hace

Para Putin, la guerra entre Rusia y Ucrania adquirió un carácter «global»

Declaró que Rusia se considera con derecho a atacar instalaciones militares de países que brinden…

16 mins hace

En el camino con Frank Bascombe: la última gran novela americana de Richard Ford

"Sé mía" es la quinta aventura del emblemático protagonista parido por el escritor norteamericano. Road…

29 mins hace

Traslados: la memoria en vuelo contra el olvido

El documental que reconstruye el horror de los vuelos de la muerte cerró el ciclo…

54 mins hace

“Vera y el placer de los otros”, una película sobre poner el cuerpo al deseo

Una adolescente alquila a otros un departamento por horas para que puedan tener relaciones sexuales.…

55 mins hace

El camino sutil de Quintela para seguir la discusión con Cristina por adentro del peronismo

El gobernador de La Rioja viene de intentar sin éxito una interna por el PJ.…

1 hora hace

Definen el calendario escolar porteño 2025: ¿cuándo empiezan las clases?

El objetivo es alcanzar los 189 días de clases, nueve más que lo reglamentado en…

2 horas hace

Los maestros y los fascistas

Los grandes maestros teatrales enseñaron que el análisis de la estructura dramática es fundamental para…

3 horas hace

Arrancó el Festival Internacional de Jazz de Buenos Aires: programación para todos los gustos y muchos shows gratuitos

La 17° edición del evento abarca conciertos de artistas nacionales e internacionales, presentaciones de discos…

3 horas hace

Netanyahu cierra filas con aliados y rechaza la orden de detención de la CPI

El primer ministro de Israel dijo que se trata de "un moderno caso Dreyfus" de…

3 horas hace

Mariano Hamilton: «Quise hacer en un libro al Perón agobiado y que extraña el empuje de Evita»

El periodista acaba de publicar Días Malditos, una novela histórica que indaga en el fatídico…

3 horas hace