En el edificio del predio de la AFA en Ezeiza, la selección Sub 20 se concentra para el Mundial de Argentina 2001. Los jugadores, divididos por el cuerpo técnico de José Pekerman, integran «ministerios». Ministerio de «Pedidos», de «Economía», de «Multas», de «Fiestas», de «Diarios, revistas y afines» y de «Recreación». Gerardo Salorio, el preparador físico, los despierta con canciones de los 70. El Pipi Romagnoli filma con una cámara analógica. Circulan DVDs truchos. En el medio, el equipo toma vuelo en los partidos en la cancha de Vélez, que poco a poco se llena de chicos con guardapolvos blancos, y de chicas: 7-1 a Egipto, 5-1 a Jamaica, 3-1 a Francia en cuartos, 5-0 a Paraguay en semis. El 8 de julio, en la final a estadio lleno, Argentina le gana 3-0 a Ghana. Campeón del mundo. Javier Saviola, con 11 goles, es Balón y Botín de Oro. Cinco meses más tarde, «corralito», crisis económica y estallido social: 39 muertos. El presidente Fernando de la Rúa huye en helicóptero.
«Escuchábamos y veíamos si sufrían nuestros familiares y amigos, pero no éramos conscientes del momento que se vivía en el país. Nosotros solo estábamos enfocados en el campeonato del mundo», dice ahora Saviola, cuyo padre, afectado por un cáncer, murió un mes exacto después de la final del Mundial Sub 20 de Argentina 2001. «Era todo un conjunto, no era solamente jugar bien y ganar el partido, sino que era jugar bien, ganar el partido y dar una demostración de integridad como ciudadanos y como argentinos que cuidábamos los intereses de un país», le recordó Nicolás Burdisso, en 2021, a 20 años del título, a la periodista Daniela Lichinizer. Más de dos décadas después, con el dólar que roza los 400 pesos y aún con altos índices de pobreza (45% en 2001, 39% hoy), Argentina, parece, organizará un nuevo Mundial Sub 20, despojada ya como sede Indonesia, a 52 días del inicio, por las «circunstancias actuales», como comunicó la FIFA.
Juveniles y cuerpo técnico de la Sub 20 de Indonesia lloraron tras la confirmación de que no serán el país organizador: de que no jugarán el Mundial. «Habíamos dedicado nuestra energía, nuestro tiempo, nuestro sudor y hasta nuestra sangre para este torneo, pero en un momento todo se ha esfumado por motivos políticos», escribió en las redes Rabbani Tasnim, futbolista de 19 años. Los gobernadores de Bali y de Java Central, islas-sedes, habían pedido que se excluyera a la selección Sub 20 de Israel, clasificada por primera vez en la historia al Mundial de la categoría (el 90% de la población indonesia es musulmana, defensora de la causa Palestina). Indonesia (e Irak) habían exigido evitar a Israel en el sorteo, previsto para el viernes. Más allá, Indonesia fue el país en el que, en octubre pasado, murieron 135 personas en un estadio de Java Oriental, entre gases lacrimógenos y estampidas, una de las mayores tragedias en la historia del fútbol. Y cuya Asociación de Fútbol, la PSSI, envuelta con asiduidad en escándalos de arreglos de partidos y corrupción –un presidente, Nurdin Halid, ejerció desde la cárcel–, canceló a principios de marzo la segunda división. En ese contexto, Claudio Tapia, el presidente de la asociación campeona del mundo en Qatar 2022, divisó el panorama y le acercó la “propuesta” a Gianni Infantino, presidente de la FIFA.
“Estoy en condiciones de afirmar que lo de Israel fue un pretexto: la FIFA perdió la paciencia y exiliaría a Indonesia, si pudiera, a la CONIFA, la Confederación de Asociaciones Independientes de Fútbol, entidad paralela y marginal a la FIFA, que además quiere aceptarlo», dice Rubén Torres-Muñoz, estudioso del fútbol indonesio. «Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo. Es el país asiático que más pasionalmente vive el fútbol, a nivel sudamericano. Pero en cuanto a juego, son casi nadie. En su último amistoso, su selección empató 2-2 con Burundi. Sucede que a nivel organizacional están podridos». Concedido en 2019 por la FIFA, varias encuestas marcaron que, a pesar de la reivindicación de Palestina con protestas en las calles por la Sub 20 de Israel, la gran mayoría de la población de Indonesia era favorable a la organización del Mundial. Bajo el nombre del colonizador de “Indias Orientales Neerlandesas”, fue el primer país asiático en jugar un Mundial, el de Francia 1938. Para Suecia 1958 ya se negó a disputar un repechaje contra Israel.
La Sub 20 de Israel que jugará este Mundial ya jugó un torneo oficial en Argentina: el Sudamericano 1988. Excluida de la clasificación asiática, fue invitada por la Conmebol con el aval de la FIFA. Perú y Ecuador lo calificaron como “abusivo” y “arbitrario”. El entonces vicepresidente de la Conmebol, el chileno Miguel Nasur, dijo: «Es cierto que no han pertenecido a ninguna asociación de balompié en el mundo, pero es tiempo que comiencen a participar en algún lado». Israel jugó los cinco partidos del grupo A en la cancha de Vélez. No avanzó a la fase final por diferencia de gol (clasificaron Argentina y Paraguay).
El inminente Mundial Sub 20 de Argentina 2023 lo jugarán juveniles nacidos entre 2003 y 2005, algunos en Europa, todos post crisis de 2001. En enero, en el Sudamericano de Colombia -la selección dirigida por Javier Mascherano quedó eliminada en primera fase-, jugó Nicolás Paz (Real Madrid), hijo del ex futbolista Pablo Paz, nacido en Tenerife, en 2004. El Mundial 2023 en Argentina lo podría jugar, aunque los clubes no tienen la obligación de ceder, Alejandro Garnacho, también nacido en 2004, en Madrid. Garnacho, el delantero del Manchester United, es la gran promesa argentina. Juan Martín Tassi, director del departamento de Scouting Internacional con base en Madrid que la AFA abrió en 2021, maneja una base de alrededor de 400 juveniles Sub 20 dispersos por el mundo.
«Hay un poco de todo –dice Tassi–. Crisis del 2001, familiares de exiliados de la dictadura, hijos de ex futbolistas que hicieron carrera en el extranjero, padres que se llevaron a sus hijos de clubes argentinos por la famosa ‘patria potestad’, padres que emigraron sin motivo alguno y formaron familia en otros países. Son cuestiones que tienen que ver con cambios de vida». El Mundial Sub 20 comenzará el 20 de mayo y terminará el 11 de junio. Cinco/seis sedes para 24 selecciones. Entre ellas, la argentina Sub 20, máxima ganadora de Mundiales de la categoría, con seis, clasificada por el «escritorio» de Chiqui Tapia.