“¿A que no saben? En casa, en lugar de una señora que nos ayuda con los quehaceres del hogar, tenemos un hombre. La cosa fue así. Mamá puso un anuncio y Amador fue el primero que se presentó. Tenía un currículum largo como un rollo de papel higiénico. Aunque para mí, lo que convenció a mamá fue que le dijo que él usaba delantal para trabajar. Me di cuenta porque, después de oírlo, ella le preguntó si podía empezar aquel mismo día.”
Así comienza Un papá con delantal, el libro de la autora infantil Magela Demarco que fue elegido junto con otros para representar a la Argentina en el la Feria de Frankfurt 2022. La selección la realizó la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Con humor y a través de relato de una niña, el libro hace visible la distribución desigual de trabajos en el hogar. Ilustrado por Andrea Bianco, permite ver con claridad la cantidad de tareas que aún hoy siguen recayendo sobre la mujer. El humor es un buen recurso para mostrar lo que, a fuerza de repetido, termina por parecer natural. Que un hombre asuma las tareas que tradicionalmente la sociedad asigna a las mujeres, pone al desnudo la inequidad existente.
Este cuento infantil fue publicado en la Argentina recientemente por Bianca Ediciones, una pequeña editorial dirigida por Fernanda Argüello, quien presentó ante el organismo encargado de la selección, además, dos libros suyos, ya que, además de editora, también es escritora de literatura infantil. Los tres presentados por Bianca Ediciones fueron seleccionados por la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto para representar a la Argentina en la próxima edición de la Feria de Frankfurt que se realizará del 19 al 23 de octubre. Es para remarcar que los tres plantean temas de género.
Un papá con delantal, “uno de los libros míos que más quiero” dice su autora Magela Demarco a Tiempo, hizo todo un recorrido antes de ser publicado en Argentina. Primero, en 2018, fue publicado en España por la Editorial Bellaterra y allí va por su segunda edición. Luego, en 2020, fue publicado en Perú por Bruño Editorial en formato digital y a principio de 2022 se publicó en Colombia, en papel, a través de la editorial Ícono. Por fin, recientemente, en el mes de julio de este año, fue publicado en Argentina y, muy poco tiempo después, fue elegido para representar al país en Alemania, un logro que tanto Demarco como Argüello anhelan poder coronar viajando junto a sus libros a la Feria de Frankfurt, un viaje que no está contemplado en la elección de sus trabajos, pero que esperan hacer posible con la ayuda que pueda brindarles alguna institución.
“Me gustó jugar con la idea de que sea un señor que usa delantal a quien la mamá contrata para hacer las tareas de casa, porque es algo que no pasa en la realidad”, dice la autora. “En general -continúa-, todas las personas que se contratan para trabajar limpiando la casa son mujeres. Y, a decir verdad, no son muchos los hombres que barren, pasan el trapo, hace las camas, limpian los vidrios , lavan la ropa, ordenan, hacen las tareas del colegio con las hijas y los hijos, los llevan al médico… La mayoría de esos trabajos los seguimos haciendo las mujeres, además de salir a trabajar fuera de la casa.”
Cita al respecto un informe de la Dirección Nacional de Economía y Género de 2020, que indica que el 73 por ciento de todas las tareas del hogar, que no son remuneradas, las realizan las mujeres. “Estas tareas –acota- constituyen lo que se llama `trabajo invisible o `invisibilizado` y son los que logran que el mundo funcione.” Cita también una nota de Luciana Peker aparecida en Página 12, que dice que solo en 7 por ciento de los hogares estas tareas invisibles pero necesarias están equitativamente repartidas. “En la Argentina –sostiene Demarco- más allá de las lindas consignas de igualdad y de nuestras luchas, todavía estamos muy lejos de que de la igualdad forme parte de nuestra vida cotidiana. Hay muy pocos papás con delantal. La verdad es que las mujeres seguimos haciendo la mayoría de las cosas de la casa. Y esto se da incluso en las generaciones jóvenes. Creo que aún falta un montón en este sentido. Es así como llegan las frustraciones porque las mujeres nos sentimos recargadas. ”
Magela Demarco y un libro que ayuda a deconstruir
Con este libro, su autora suele dar talleres destinados a chicos y chicas, a docentes y la comunidad en general. Lo hace junto a la licenciada en Educación Ivana Rugini. El libro tiene, además, una Guía de Actividades de la que participó Rugini del mismo modo que lo hizo con el contenido del cuento. “Como el libro está narrado a través del humor –dice la autora-, siempre predispone bien a todos lo que lo leen. Creo que es una buena herramienta educativa en favor de la igualdad para trabajar en los colegios, en otras instituciones y en el hogar mismo. Cuando voy a las escuelas, les pregunto a las chicas y chicos quién hace las cosas en sus casas y siempre el casillero de la mamá termina abarrotado. Creo que el machismo que daña a las mujeres tampoco benefició a los hombres. ¿Por qué los hijos y las hijas suelen tenerle más confianza a la mamá que al papá? Posiblemente porque la mamá comparte más tiempo con ellos, porque está en más actividades. Tal vez, si los papás ocuparan esos espacios que son tan lindos de ocupar, como, por ejemplo, hacer dormir a una hija o un hijo, no se darían estas diferencias de confianza. Y ni hablar de esas cuestiones que no se le permitieron a los hombres por cuestiones patriarcales, como expresar su vulnerabilidad, su tristeza, llorar. Las mujeres podemos expresar nuestra sensibilidad con mucha mayor facilidad. En otros aspectos, como el económico y la ocupación de lugares de poder, en cambio, sí fueron beneficiados”.
Cuando se le pregunta cómo toman los chicos estas charlas que cuestionan los roles de género tradicionales, contesta: “Lo toman bien, yo les hablo del patriarcado a través de anécdotas. Les cuento, por ejemplo, una historia de mi propia familia que sucedió en Italia. Un desconocido besó en público a una tía de mi abuela cuando estaba saliendo de misa. El escándalo fue tal que ella se tuvo que casar con ese desconocido porque la actitud de ese desconocido la había dejado “marcada”. Odió toda su vida a ese marido. Estas anécdotas les generan muchas preguntas. Este tipo de cosas para ellos parecen muy lejanas, pero no lo son tanto. Les cuento, por ejemplo, que las mujeres recién pudimos votar en 1951″.
“En el libro –prosigue-, a través de una niña, cuento la historia de una mamá que, muy cansada por el trabajo en la casa y el trabajo externo, pone un aviso para contratar a alguien que la ayude. Extrañamente, quien se presenta es un hombre. A este personaje le puse de nombre Amador porque se necesita mucho amor para hacer tareas tan efímeras y tan poco reconocidas. Este señor , que tiene una edad como para ser el abuelo de la nena que narra, modifica la casa porque sabe hacer de todo y esto genera que el papá, al igual que el hermanito de la nena, se pongan celosos y también ellos comiencen a hacer las cosas en la casa. Me gusta mucho la escena en que la nena le dice a Amador “sos mi ídolo, vos sí que tenés el delantal bien puesto”. El papá, que andaba cerca, la escucha y le pregunta si antes no era él su ídolo. Por su parte, la mamá, que lo valora mucho a Amador, le dice que es una lástima no haberlo conocido antes. El padre, que la escucha, vuelve a sentir muchos celos. La nena reflexiona sobre el hecho de que Amador hace todo, mientras el papá y hermanito, que tiene 7, no hacen nada, mientras que ella a los 5 ya sabía hacerse las colitas. Se pregunta entonces si los hombres tardan más que las mujeres en crecer.”
“Lo cierto –dice la autora- es que los chicos y chicas están cambiando, pero, por lo general, los hogares siguen funcionando de manera inequitativa. Ellos lo ven en sus casas. Por supuesto, existen casos en que no es así, pero se trata de individualidades, no de una conducta general. Nos falta aún mucho camino por recorrer.”