“Es hora de levantar esta lengua/ armada con hilos/ arrastrada a restos de voces”, así termina el poema “Años Caídos”, de Nicolás Dorado, publicado en Hondas de Hiroshima, la primera antología poética editada por estudiantes detenidos del Centro Universitario San Martín (CUSAM), de la Unidad Penal N°48 de José León Suárez. En esos versos finales se encuentra el germen de un comienzo. Algo se cayó, o en todo caso lo tumbaron, y por necesidad, quizá por legítima insubordinación, el poeta arenga, induce a la acción. El impulso del poema puede verse en los diferentes programas de radio que hay diseminados a lo largo de las cárceles del país y del mundo. Levantar una voz que fue silenciada y estigmatizada, para contradecir los discursos hegemónicos y contar otras historias.
Este viernes 6 de mayo, a las 17 horas, en el Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 201) se realizará la actividad “¿Qué onda? Radio en cárceles de Latinoamérica y del mundo”, con el objetivo de poner en diálogo los distintos proyectos de radio en contextos de encierro de Argentina, el Reino Unido y otras partes del mundo, “para reflexionar sobre la importancia de la voz, el derecho a la comunicación y las posibilidades de sintonizar otros mundos por venir”, se lee en la invitación. Tiempo Argentino conversó con algunos de sus panelistas.
Experiencias en Argentina
Desde hace siete años, en el Penal de Devoto funcionan actividades de radio en cárceles coordinadas por la radio comunitaria FM La Tribu y el Programa de Extensión en Cárceles de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (PEC). Estas actividades, que comenzaron siendo sólo talleres sobre comunicación comunitaria, por el propio desarrollo del espacio y la motivación de los estudiantes, paulatinamente se transformaron en un programa radial con emisión semanal todos los jueves a la medianoche por La Tribu bajo el nombre RadioOculta. “Si el proyecto se sostiene es por la voluntad de las personas que están detenidas que se dan el tiempo, a pesar del contexto en el que viven, de hacer un programa de radio o un podcast y comprender que ellos tienen el mismo derecho que cualquier persona a ejercer el derecho a la comunicación. Y eso entendido no desde un lugar solamente de recibir información sino también de emitir información”, cuenta Alejandro Demasi, sociólogo y coordinador del proyecto, a Tiempo.
La magia de la radio, en contexto de encierro, no sólo permite disponer de un medio para traspasar los muros, sino también genera la oportunidad de imaginar otros escenarios. “La radio en la cárcel es la posibilidad de que por dos horas o tres horas que vamos a hacer este encuentro, el penal deje de ser una cárcel y sea una radio, un estudio de radio, ya que suceda eso es mágico”, señala Demasi.
Algo de eso fue lo que le permitió a Daniel Fernández, en 2013, siendo un adolescente detenido en el Centro de Régimen cerrado Manuel Belgrano, transitar el encierro. A raíz de una iniciativa propia y con ayuda de los talleristas de la institución, “se desarrolló un proyecto radial que a nosotros nos brindó otro tipo de libertad, pasamos de estar todo el tiempo pensando en el encierro y estar angustiados a estar trabajando, produciendo en equipo”, cuenta Fernández a Tiempo Argentino.
Su vínculo con la radio comenzó por ser la herramienta más inmediata para comunicarse con el afuera y poder desarmar ciertos discursos cristalizados. “Yo tenía esta discusión interna de cómo hacer para contarle al afuera que en el encierro también había pibas y pibes que tenían ganas de cambiar la vida, su forma de ser y que incluso estaban haciendo otras cosas. Me molestaba escuchar un programa de radio o ver la tele y que siempre fuéramos un foco de problemática, del estilo ‘los pibes a la salida del boliche, los pibes peleando en la cancha’. Todo el tiempo había una cuestión de negatividad, yo tenía una preocupación por querer contar otra cosa de mi vida”.
Prison Radio Internacional
Actualmente, en el marco de iniciativas para la cooperación a nivel global de proyectos de radio en contextos de encierro, el Programa de Extensión en Cárceles de la UBA, el colectivo La Tribu y el Centro Universitario San Martín de la UNSAM están colaborando con Prison Radio Internacional, una organización no gubernamental que posibilita redes alrededor del mundo, con los objetivos de «aprovechar el poder de la radio en las cárceles del mundo; apoyar a personas privadas de libertad durante sus condenas; brindar la oportunidad a privadas de libertad a expresarse; y reducir la reincidencia creando un mejor futuro para todos». Tiempo Argentino conversó con Phil Maguire OBE, director del proyecto y miembro de la junta directiva de la Academia de Radio de Reino Unido, entre muchas otras cosas.
“Es claro que hay un movimiento global que está creciendo alrededor de cárceles en mundo, es importante contribuir con nuestros conocimientos a este movimiento, pero también queremos aprender de otros programas. En el caso de América Latina, tenemos la oportunidad de pensar cómo trabajar regionalmente, enfocando en lo regional para crear el apoyo entre proyectos que ya existen”, cuenta Maguire.
Consultado por el aporte de la radio en contextos de encierro en Inglaterra, Maguire señaló: “Las cárceles pueden ser lugares muy difíciles y muy hostiles. Y existen por dos propuestas primordiales que son para castigar y para rehabilitar. Para mí, el castigo es la falta de libertad. La búsqueda de transformación social es todo lo que la cárcel debería promover. Las cárceles presentan una verdadera oportunidad para contener a las personas, y transformar tanto la vida individual como a toda la sociedad. Para ello, se presentan distintas oportunidades en distintas áreas, por ejemplo: en adicciones, en salud, en educación, en entrenamiento, en empleo, en relación con las familias y amigos. La radio en la cárcel da la posibilidad de producir contenidos acerca de todas estas áreas, es una iniciativa particular pero su ámbito de impacto es grande. En Inglaterra tenemos un programa nacional de radio en cárceles. Hay un 99% de los que están encarcelados que saben de este proyecto radial y una gran parte de ellos escucha más de 13 horas diarias”.
Una de las motivaciones más grandes para generar proyectos radiales es la incidencia que generan en la vida de las personas detenidas. “Lo más increíble de este trabajo es el amor que tienen los que escuchan la radio con la estación de radio. Hay más de 80 mil personas encarceladas en Inglaterra. Y recibimos alrededor de 40 mil contactos de estas personas por año, la mayoría escriben cartas. Y muchos de ellos dicen que el programa de radio en cárceles les salvó la vida, lo que es muy emocionante de oír”, destaca Maguire a Tiempo.
Además del impacto que genera en quienes están detenidos, tiene incidencia en la opinión pública: “aumenta la voz de quienes están encarcelados y eso hace que aumente la imaginación de la audiencia, porque cuando escuchás un programa de alta calidad y sos consciente de que esa persona se encuentra detenida es difícil apoyar políticas punitivas. Lo más poderoso de todo es que ayuda a sintonizar la mente entre los que están adentro y los que están afuera”, cierra Maguire.
La cita es este viernes 6 de mayo, a las 17 horas, en el Centro Cultural Paco Urondo (25 de Mayo 201). El evento es de carácter gratuito y también se transmitirá en vivo por el canal de Youtube /CCUPUUBAFILO.