Paul Auster, que acaba de publicar La llama inmortal de Stephen Crane, una colosal biografía del escritor estadounidense Stephen Crane, tiene una legión de admiradores argentinos. Su visita al país cuando presentó otra historia monumental, 4321, lo demostró sobradamente. Las cámaras lo persiguieron como si fuera más que un escritor, un rock star internacional.
En esta oportunidad se lo pudo ver con mayor tranquilidad en la intimidad del living de la casa que comparte con su pareja, la escritora Siri Hustvedt, cercana al Prospect Park de Brooklyn. Allí explicó cuáles fueron las razones que lo impulsaron a escribir sobre Crane. Sostuvo que con las novelas Maggie una chica de la calle y La roja insignia del valor, ese autor “cambió el curso de la literatura norteamericana. Creo que se lo ha abandonado. Hoy no se lo lee en las escuelas pero creo que merece estar en el panteón de autores como Nathaniel Hawthorne, Henry James o Mark Twain. Lo que sucede es que vivió tan poco que la gente tiende a olvidarse de él. Escribí este libro para que muchos lectores puedan conocerlo y acceder a su obra.»
Según Auster, Crane produjo diversas revoluciones dentro de la literatura: “Fue en contra de lo que sucedía con la literatura estadounidense en ese momento, le quitó todo lo moralizante, todos los juicios morales que hacían los escritores en la ficción, para contar la verdad. Miraba de una manera cautelosa, tenía una mirada como de fotógrafo o de periodista de investigación que describía lo que estaba pasando antes de ponerlo en tela de juicio. Su primera novela, Maggie, una niña de la calle habla de los barrios abandonados y pobres y de cómo esta niña se convierte en prostituta y muere por eso. El no juzga, solo lo cuento y esto resulta extraordinario. Desde lo estilístico, él le quitó a la literatura todo lo que se asociaba con la novela del siglo XIX: las descripciones, el color local, las largas peroratas sobre cómo era el cuarto, el paisaje o la ropa. Crane solo escribió sobre lo esencial, desnudó la prosa. La roja insignia del valor es una novela sobre la guerra civil estadounidense en la que jamás menciona el nombre de esa guerra, no dice de qué bando son, no menciona la esclavitud ni a Abraham Lincoln ni a ningún general. Lo que hace es meterse en la mente de un joven de 16 o 17 años que lanzan a la batalla y siente miedo.”
Señaló, además, que su poesía es tan “extraña” como “fresca”. Sin embargo, por lo rara que resultaba en relación con la poesía de ese momento, que la gente se burlaba de él. Por eso, cita un poema de Crane al principio del libro: En el desierto /vi una criatura, /desnuda, bestial,/que, agachándose en el suelo,/tomó su corazón con las manos /y se lo comió./Dije: «¿Está bueno, amigo?»./»Está amargo, amargo», me respondió, /pero me gusta /porque está amargo /y porque es mi corazón». “Es un poema asombroso y muy profundo”, afirmó.
Dijo que, generalmente, las biografías no suelen incluir partes de los textos de un autor, pero que él lo hizo para atraer la atención del lector y generarle el deseo de seguir leyendo. Considera un gran elogio que le digan que el libro se lee como una novela, porque era lo que quería lograr.
“Aunque la mayoría no piensa en la muerte cuando es joven, Crane sabía que iba a morir y eso fue un impulso para su escritura”, afirmó
La última pregunta fue acerca de su opinión sobre la cultura de la cancelación. “Me causa mucho pesar –respondió-. Considero que no es una tendencia muy prometedora en la cultura estadounidense. Con el poder creciente y enorme que tiene la extrema derecha, no me preocupa tanto ese problema. El peligro de Donald Trump y los republicanos locos que quieren destruir al país me parece n tanto más urgente que no creo que valga la pena perder el tiempo con este asunto. La cultura de la cancelación está sostenida por chicos jóvenes, muy idealistas, que van a madurar. No creo que sea un problema nacional. El problema de hoy es que nos van a robar la democracia frente a nuestros ojos, salvo que nos unamos y resistamos a esto, en unos pocos años Estados Unidos no será el que es hoy. Lo mismo sucederá en cualquier otra parte del mundo.”