Editada por Crack-Up, apareció en Argentina una de las obras más conocidas del escritor uruguayo, la trilogía "Terminal Moebius". Está compuesta por tres nouvelles escritas en un período de 10 años: "Corporación Medusa" (2007), "Resaca" (2015) y "Metástasis" (2017).
Discípulo beat, Nelson Díaz emana contracultura. En todos los medios periodísticos en los que trabajó –Cuadernos de Marcha, El observador, La República– agitó esa bandera y produjo toda una movida cultural en las décadas de los 80 y 90 en la ciudad de Montevideo. Actualmente tiene un programa la Radio Pública del Uruguay y escribe en la revista literaria Dossier.
Los tres libros conforman una novela total con una estructura que incluye todos los recursos posibles: cartas, extractos de entrevistas, crónicas, y la técnica del cut-up que William Burroughs aplicó a impresos y audios y que Díaz pone al servicio de su personaje Roger. En sus textos conviven el homenaje, el delirio psicótico, la teoría conspirativa y la crítica social
-Empecemos con aquello que llamaste “patchwork literario” y al que te referís en varios pasajes.
-Siempre estuve influenciado por las vanguardias, el surrealismo, antes por el dadaísmo y el neo hermetismo italiano. Siempre me marcaron y por supuesto me marcó también la generación beat. Patchwork llamé a un trabajo en proceso. Así fue cuando arranqué con Corporación Medusa y, siendo sincero, yo no sabía que venía una segunda parte, ni menos aún una tercera. Sí tenía muy en claro que quería cambiar en un momento de mi vida, cambiar de la poesía a la prosa poética, en rigor mortis. El gran William Burroughs dijo que la novela lineal está agotada hace años, lo cual comparto plenamente. Tuvo su apogeo en el siglo XIX, quizás la novela latinoamericana la tuvo en los 60. También creo, y este es un tema de debate, que a la poesía le pasaba lo mismo, estaba oprimida, encorsetada, es entonces cuando tomé la decisión de crear todo este pastiche, poniendo en práctica todas mis vanguardias y por supuesto la técnica del cut-up del gran maestro.
-Me sorprendió mucho que ese pastiche, toda la información que brindás desde ángulos diversos siempre al servicio de la novela, encaje perfectamente en cada capítulo. Eso deja que los lectores conozcan tus influencias sin que suene pedante o falso.
-Es interesante lo que planteas.
-Hay en un capítulo un extracto de una entrevista a Patti Smith, una crónica de un diario sensacionalista y no parece falso, encajan perfecto.
-A mí me costó mucho, fue un rompecabezas, era buscar algo que le diera continuidad y atractivo a la narración. Eso es fragmentar, que ese extracto le dé continuidad a la narración y, por supuesto, mezcle ficción con realidad y esté al servicio del personaje de Roger.
-¿Roger es tu alter ego en las tres nouvelles?
-No me gusta llamarle alter ego, prefiero decirle mi Yo literario. De alguna manera también quiero confundir a Roger. De hecho las crónicas de los diarios fueron ciertas, las pase por el tamiz de la literatura, no cambie nada. Algunas tuvieron bastante repercusión por estas latitudes. Lo que quise lograr con Roger y espero haberlo logrado, se lo dejo al lector para que pueda dilucidar si es un desquiciado o un ser que percibe cosas que a nosotros nos cuesta. Por suerte lo tengo bien aceitado, de hecho por años voy con una libretita y frente a un hecho cotidiano, escribo lo que podría pensar Roger. De hecho en mi próxima novela Roger será un personaje secundario.
-¿Es un homenaje, una conspiración o un delirio?
-Viéndolo en perspectiva, creo que es un homenaje a mis influencias, pero son los gustos de Roger en una Montevideo gris, alucinada.
-Si bien usás la fragmentación como método, también hay una fuerte crítica a los niveles de fragmentación de estos tiempos. Roger tiene identificados a quienes los producen, los llama la Cofradía de la estupidez humana, la corporación y los perros terrestres. ¿Estás de acuerdo?
-El Truman Show que ve Roger en esa gran escenografía que son las plataformas. No tengo la menor duda de que el celular es la droga no orgánica más nociva en este momento. Si ponés en un posteo y te fijás velozmente cuantos likes tiene, en el hecho de creerte que tenés 4000 amigos algo de estupidez hay. El despertar será duro. Es una droga perfecta.
-¿Que te pareció que la editorial Crack up te edite con un código QR en la solapa para que el lector pueda escuchar una playlist mientras lee tu libro?. En este caso habría un buen uso de la tecnología
-Entré en pánico (risas). Había pensado en todo, menos en la banda sonora del personaje, me pareció una muy buena idea. Es un noble recurso que se le puede brindar al lector. Pero me tomaron por sorpresa, tuve que volver a lo que escuchaba Roger.
-¿Como llegaste a la Cinta de Moebius? ¿Cómo la aplicaste en tu escritura?
-Fue de un modo completamente casual que me puse a investigar sobre ella. La cinta de Moebius siempre existió, científicos y matemáticos descubrieron sus propiedades en tiempos en que no existía Internet. Que una tira de papel una sus dos caras por el centro y que se pueda recorren hasta el infinito para mí es una gran metáfora de la vida, dos caras de una misma realidad. De hecho en el segundo libro, Resaca, Roger espera que el escritor, en este caso Nelson Díaz, se duerma para poder cambiarle algunas cosas del texto, en especial el final. Creador y personaje, creo que a eso nos lleva la cinta de Moebius
¿Estamos frente a la Revolución electrónica que predijo Burroughs hace 50 años en el libro que lleva ese nombre?
-Lo que planteaba Burroughs fue premonitorio, tiene aciertos importantes, como el concepto de película biológica, e incluso lo que pensaba del lenguaje, más allá de que lo exprese de una manera poética y de que uno puede estar o no de acuerdo, me gusta mucho la imagen que da cuando dice que el lenguaje vino del espacio exterior. Hay una revolución electrónica y eso es evidente. Es el último intento del capitalismo, diría yo, para que de una forma más amable y amigable, incluso no violenta, te puedan transformar a vos o a mí en parte de un rebaño. Vamos detrás de la zanahoria, como te decía anteriormente sobre el teléfono celular. Esta es la revolución electrónica a la que nadie le dio mucha bola hace 50 años. Evidentemente, nosotros seremos quienes nos vamos a resistir frente a eso. Somos contracultura si se quiere, somos ese núcleo duro formado como rebelión, lo que nos queda es resistir, como los perros terrestres.
-¿La corporación nunca descansa?
-Parece que nunca.
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