El 5 de enero de 2020 Tiempo Argentino reproducía una noticia aparecida en el periódico español El Atlántico.net: «El pleno de la Real Academia Galega (RAG) ha nombrado este sábado a la escritora argentina María Rosa Lojo, hija de padre gallego y madre castellana, como miembro de honor de la institución. Según informa la academia, “es autora de una amplia producción como experta en literatura” y de “una destacada obra creativa» que la ha convertido «en una de las escritoras argentinas más internacionales”. De hecho, en estos dos ámbitos su voz está «profundamente vinculada a Galicia». Y es que «la emigración y el exilio son dos elementos constantes en sus textos autobiográficos y de ficción».
Pandemia mediante, la ceremonia de ingreso de la escritora e investigadora argentina a la institución gallega quedó suspendida hasta que las condiciones sanitarias la hicieran posible.
Por fin, se realizará el miércoles 28 de septiembre a las 19.30 (hora de España) en el salón de actos de la RAG en La Coruña. En esa oportunidad esta escritora e investigadora de dos orillas, que escribió una vastísima obra en la lengua de su madre, pronunciará el discurso titulado Unha galega filla en Buenos Aires en la lengua de su padre. ¿No es precisamente en el cruce y el mestizaje de diversas lenguas heredades donde se gesta la literatura argentina?
Así parece entenderlo la institución a la que se incorporará oficialmente Lojo cuando señala que si bien la autora ha recibido la influencia de Rosalía de Castro y Álvaro Cunqueiro, «antes de que eso ocurriera, ya encontraba en los relatos orales del padre un elemento de identificación que compara al que en la cultura de los mapuches y ranqueles, los pueblos originarios del centro y del sur de Argentina, representa el llamado `canto de linaje`». La RAG destaca también su “tarea de divulgación constante” entre la colectividad gallega en Argentina y en foros especializados internacionales.
Si bien existe legislación sobre la herencia de bienes materiales, la justicia no se expide jamás sobre aquellos otros bienes familiares como las palabras que los antepasados trajeron de tierras lejanas, las historias de otras latitudes, las nostalgias de la tierra perdida, los pequeños objetos cotidianos que viajaron en barco ya sea en valijas de cartón o en baúles de madera, los sueños rotos por la irrupción de la guerra, las heridas del desarraigo, el desgarro de la separación de los seres queridos, la necesidad imperiosa de abrirse camino en otra tierra. Sin embargo, aunque la justicia no legisle sobre ellos, todos estos bienes y estos males constituyen la herencia de gran parte de los argentinos y del humus que vitaliza las raíces de su literatura de manera implícita o explícita.
María Rosa Lojo, una vida narrada
Hay quien afirma que existe una suerte de “gen narrativo” en los seres humanos que nos lleva a transformar la vida en relato y a necesitar de las narraciones para vivir. No creo que existan pruebas científicas de esta afirmación tan poética, lo cierto es que en la escritura de Lojo circula una herencia que no es aquella sobre la que dirimen los abogados, sino la que parece decidir por sí misma quiénes son sus auténticos poseedores. Se hereda más allá de cualquier voluntad, incluso de la voluntad misma del beneficiario.
Es probable que cuando, a cierta altura de la vida, se mira hacia atrás, el presente se lea como ineludible destino. Es difícil determinar si el destino existe o es una construcción que se hace a posteriori de los hechos. El dato objetivo es que a temprana edad, la autora pidió como regalo un escritorio de madera. Hay una foto que atestigua que recién comenzada la edad escolar, Lojo ya soñaba historias sentadita tras aquel escritorio de juguete que sus padres consintieron en regalarle. Seguramente en ellas ya comenzaba a fermentar su herencia gallega y empezaba a escribirse el futuro de la escritora e investigadora que el próximo miércoles ingresará a la Real Academia Gallega.
Por supuesto, ella supo muy bien qué hacer con los intangibles dones recibidos como herencia familiar. Escribió una obra que traspasó los límites de su tierra de origen y que fue traducida a diversas lenguas y por la que recibió numerosos reconocimientos nacionales e internacionales.
Además, se doctoró en Letras por la Universidad de Buenos Aires, fue investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet) y en la actualidad es directora académica del Centro de Ediciones Estudios Críticos de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofía, Letras y Estudios Orientales de la Universidad del Salvador. Desde el año 2015, además, es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y desde 2017 pertenece al consejo de administración de la Fundación Sur.
Es una trabajadora incansable tanto en el terreno de la investigación como en el de la escritura ficcional y poética y en ambos e destaca con igual intensidad, lo que no es frecuente. Labora sobre el campo de la palabra con tenacidad campesina. Sabe que la tierra debe ser enriquecida y cultivada para que dé buenos frutos. Es así que cada mañana ara, desmaleza y siembra en la tierra de su niñez que, trabajo mediante, la llevó tan lejos y que el miércoles próximo la conducirá hasta la Academia Gallega de la Lengua. Sabe que el trabajo es necesario. Pero también sabe que, como dijo el poeta, “tal vez no se es de ningún país, sino del país de la infancia”, de esa infancia donde, en su caso, su familia de origen continúa haciendo esfuerzos para arraigarse en un nuevo suelo y donde su padre gallego sigue contando historias.
El acto se transmitirá en vivo a través de la página web de la RAG www.academia.gal a las 19.30 hora gallega, 12.30 hora argentina.