Entre el valioso material que se incluye en la edición virtual del Filba que tiene lugar en este momento y que culminará mañana, sábado 19 de junio, figura una plaqueta que se puede descargar con una presentación y poemas de Juan Carlos Bustriazo Ortiz. “Poeta de la naturaleza y del ritmo –explican los organizadores- , Juan Carlos Bustriazo Ortiz (1929 – 2010) retrató como pocos los paisajes, la noche, las siestas, el viento árido y la lengua errante de La Pampa. Nacido en Santa Rosa, denominaba su obra poética Cantro Quetral, la que incluye más de setenta títulos y de los cuales sólo seis fueron publicados durante su vida. Rescatado por el poeta y editor Cristian Aliaga, en esta plaqueta compartimos una selección de poemas publicados en antologías de Ediciones Espacio Hudson, además de una presentación muy personal del poeta. Esta plaqueta fue realizada especialmente en el marco del 10° Filba Nacional Santa Rosa, La Pampa, territorio que inspiró la poesía de Bustriazo Ortiz.”

Tiempo Argentino dialogó con Aliaga que ha llevado a cabo una minuciosa obra de rescate del poeta pampeano a quien trató personalmente y publicó y sobre quien está escribiendo una biografía.

“Este año el Filba es virtual –dice Aliaga-, pero se hace en Santa Rosa, La Pampa, por lo que los dos homenajeados son naturalmente Olga Orozco y Juan Carlos Bustriazo Ortiz. Me pidieron que hiciera una presentación y una selección de textos de Bustriazo. En este momento estamos preparando una edición nueva y ampliada con muchos aportes de textos críticos de Herejía bermeja, un libro que publicamos hace tiempo y que ya lleva tres ediciones. En ese libro están los poemas que yo llamo de los años iluminados, porque Bustriazo tiene una producción muy notable realizada en aproximadamente siete años en los que pasa de un registro del tipo de un escritor como Castilla o de esos escritores clásicos un poco ligados al folklore, a una ruptura del lenguaje.  Lo que vamos a hacer ahora es agregar a la edición original algunos textos de él que hemos ido consiguiendo, lo que sigue siendo difícil en algunos casos. El libro nuevo se va a llamar Hasta mañana, lengua. Los años iluminados. “Hasta mañana, lengua” es un verso de él.

-¿Por qué es difícil?

-Se da una cosa paradójica. La provincia formalmente está publicando su obra en volúmenes de atrás hacia adelante, por lo cual las cosas que aparecen en primer término son las cosas que yo llamo de su período arcaico. Si él hubiera escrito simplemente eso hubiera sido un escritor bueno, pero de ninguna manera ese período tiene que ver con el desarrollo que tuvo después que es verdaderamente extraordinario.

-¿Estás reuniendo también materiales críticos?

-Sí, tenemos trabajos de María Negroni, uno que escribió especialmente el poeta y crítico uruguayo Eduardo Milán que vive en México, en fin, distintos textos que analizan la obra de Bustriazo desde diferentes lugares.

-¿Qué fue lo que hiciste específicamente para el Filba?

-Una plaqueta de anticipo que se puede bajar. Hay una presentación mía más o menos desarrollada y una selección breve de los textos, algunos, incluso, que todavía no se han publicado.  Vi que entró mucha gente, porque Bustriazo es alguien muy singular cuya obra quedó fuera de alcance durante mucho tiempo y cuando alguien la abre se hace evidente que tiene un magnetismo indudable. Yo lo he visto incluso en vivo con él: cuando decía sus poemas se producía algo muy particular. Se consideraba un rolling stone y no por presunción. Decía “yo no leo” y decía sus poemas de memoria, solamente dos y se iba. En el Festival de poesía de Rosario pasó eso. Hicimos todo el viaje, que con él no era sencillo. La gente se quedó fascinada. En el público había muchos escritores y lo tuve que convencer para que diga un tercer poema. Nosotros investigamos mucho y juntamos ahora nuevos materiales gráficos  del archivo de fotos de Bustriazo porque en paralelo yo estoy haciendo una biografía de él que tengo muy suspendida. La pandemia no me ayudó nada, porque no pude entrevistarme con gente muy grande que no es fácil contactar por vías tecnológicas.  Él fue  un personaje muy particular y lo curioso es que su obra quedó soterrada durante mucho tiempo.

-¿Cuáles eran las particularidades de la personalidad de Bustriazo que lo hacen un personaje tan singular?

-En primer lugar,  su costado de bohemio errante. Es alguien que trabajó un poco en su juventud  y que luego se transformó en alguien errante al que recibían en un montón de lugares, tanto en el campo como en la ciudad y lo protegían.  Por ejemplo, los dueños del diario La arena, que es el más importante de La Pampa y que, además, es muy bueno, lo cobijaban y él era una especie de corrector sui generis. Se daba una vuelta a las 10 de la noche por el diario y luego se quedaba a cenar en la casa de los dueños. Ellos me dieron mucha información. Luego vino la etapa psiquiátrica. Bustriazo estuvo siete años internado. Yo lo llamaba los domingos y a veces me reconocía y a veces no.  Y ahora recién pude contactar a la psiquiatra que lo atendía que es un testimonio muy importante para mi demorada biografía. Es como si hubiera tenido dos vidas. Fue un poeta de las peñas, un recitador extraordinario junto con los payadores y los cantores y luego se produce esta experiencia de lo psiquiátrico. Algunas de estas experiencias son más conocidas, como la de Jacobo Fijman.

-¿Tuviste un trato personal con él?

– Sí. Tuvimos un trato personal. Era una persona con altibajos, pero escribió 85 libros. Esto es algo que yo llegué a ver. Escribía de manera incesante y no era un “caca libri”, uno de esos tipos que produce y produce pero es malo o que escribe por razones de mercado, lo que en este caso está totalmente descartado. Él producía y producía y no publicaba. Iba reuniendo poemas  en una suerte de obra completa que llevaba consigo en un maletín. Se hacía tipiar los poemas y los iba abrochando allí.

-¿Por qué durante tanto tiempo no circuló, no se publicó?

– Es una historia difícil de descifrar. Él designa albacea a una poeta y profesora de Letras de La Pampa que se llama Dora Battistón. Ella recibe esa obra casi simultáneamente con el ingreso de él al psiquiátrico, la mantiene guardada durante mucho tiempo, pero no la publica, la retiene. Cuando Bustriazo sale del psiquiátrico –y esto se puede ver en un video que está en las redes que es conmovedor-  él desde su casita muy humilde, donde no tenía un solo libro, dice “yo quiero que me devuelvan mi obra”. Nosotros publicamos su libro en 2008, pero el proyecto de publicarlo venía de mucho antes, lo que pasa es que no lográbamos acceder a los materiales, salvo a los que él me había mandado personalmente que eran cinco o seis libros. Todos están fotocopiados y anillados y tienen una suerte de carta larguísima en las páginas preliminares, donde habla de muchos temas, por ejemplo, de qué está leyendo. Cuando decidimos publicar su obra, él me remite a la profesora que mencioné y ahí entramos en una zona que nunca pudimos decodificar, nunca supimos bien qué pasó. Yo estoy indagando en función de la biografía que estoy escribiendo, pero es algo muy difícil de comprender. Yo participaba y era una de los coordinadores de  unas jornadas dedicadas  a él que se hacían en la Pampa, pero la obra seguía sin publicarse. Cuando publicamos, por fin, el libro, lo presentamos en La Pampa y estuvo él. El teatro en que lo presentamos estaba repleto. Había gente que no lo veía hacía mucho tiempo porque había estado en el psiquiátrico. Alternaba períodos de lucidez con períodos en los que no estaba bien. Cuando se presentó su libro estaba bien. Y te voy a dar un dato que como periodista te va a llamar la atención como a mí. El teatro tenía su nombre. Nosotros le señalamos la fachada con su nombre y mientras íbamos entrando, él dice: “Se llama como yo”.

– Es realmente increíble. Un personaje muy singular. ¿Pero cómo hicieron para reunir los materiales del libro?

-Fue gracias a gente a la que él le había pedido que le tipiara material y que conservaba una copia. Uno de ellos que fue clave para nosotros, fue un poeta de La Pampa que se llama Miguel de la Cruz que había tipiado varios de su etapa luminosa, extraordinaria. Fue un personaje muy singular, pero detrás del personaje que fue Bustriazo Ortiz, hay una obra de mucho valor

-¿Y él recuperó finalmente la obra manuscrita?

-Sí, mi objetivo no es demonizar a la persona que la tenía. Con las jornadas que hicimos en La Pampa comenzó un tira y afloje y pasó mucho tiempo hasta que ella se la entrega. Yo llegué a verla una vez. Era algo con lo que en Alemania o en cualquier país central hubieran hecho una edición facsimilar. Estaban todos los libros que él había descripto y adentro había todo tipo de pequeños materiales, como hojas, piedritas… Él coleccionaba piedras de distintos lugares. También había pequeñas notas como “salgo para tal lugar…”, “Si venís, déjame….”

-¿Y dónde está ese manuscrito ahora?

-Bustriazo se había vuelto a casar y ahora está en manos de su viuda, Lidia, que vive en Salta. Ella siempre nos ayudó. Cuando vivía en La Pampa afrontó una especie de hostilidad social porque ella estaba convencida de que lo habían perjudicado sistemáticamente. Hay algunos datos que yo verifiqué para la biografía que lo explicitan.

-¿Por ejemplo?

-Él había recibido una casa como donación del gobierno de la provincia y esa casa que se la habían donado a él, terminó en mano de la Asociación de Escritores. Es un tema muy controvertido, porque vos decís esto y la Asociación de Escritores se para de manos. Pero resulta que todos los que estaban en la Asociación eran amigos de él, gente con la que había compartido muchísimas cosas.

-Contame algo más del libro que van a sacar.

-Si todo va bien, este libro ampliado va a salir también en México y en España. Ya estamos haciendo los acuerdos con editoriales medianas como nosotros. Yo le mandé el primer libro a Juan Gelman a través de Jorge Boccanera. Gelman se preguntó qué hubiera pasado si ese material, que era de la década del 60, se hubiera publicado cuando lo escribió. Su obra estuvo congelada durante muchos años. Pero hay una preservación de lo que él había adquirido. Era un erudito autodidacta y la relación de iguales que entabla con la cultura de los pueblos originarios me parece que no tiene parangón en la poesía argentina por el lugar en que él se coloca. Por ejemplo, firmaba y debajo hacía un signo mapuche. La relación que había establecido con los descendientes de los pobladores originarios era de igual a igual. Nunca se pone en el lugar paternalista que tienen incluso los grandes poetas del Norte, de los poetas que tienen una mirada conmiserativa pero nunca dicen “aquí hay algo que aprender”. Bustriazo Ortiz fue un personaje fuera de cualquier ortodoxia.  

La plaqueta preparada especialmente por Aliaga para el Filba se puede descargar en filba.org.ar