La Buenos Aires que vio Jorge Aguirre

Jorge Aguirre fue un destacado fotógrafo argentino que trabajó en medios de prensa desde mediados de la década del 50 hasta finales de la década del 80 y fue uno de los reporteros más respetados e influyentes en las jóvenes generaciones de entonces. Se transformó en un fotógrafo mítico en el ámbito del fotoperiodismo argentino, a pesar de que son contadas las fotos que alcanzaron cierta difusión, ya que no mezclaba su trabajo personal con el profesional que si se publicaba en los medios con gran difusión

Jorge desarrollaba paralelamente su obra personal en la que supo registrar con agudeza e ironía la idiosincrasia de los porteños con un interés especial por los espacios escenográficos, recortes y detalles que hacen a la publicidad, la política y pequeños aspectos supuestamente insignificantes de nuestra vida cotidiana y la nostalgia de nuestra historia. Varias de sus obras tienen la impronta de maestros de la fotografía como Robert Doisneau y ElliottErwitt, pero con una mirada profundamente porteña.

Aguirre fue uno de los pocos fotógrafos incorporados a la Colección de Pintores Argentinos del siglo XX del Centro Editor de América Latina. Sin embargo hubo pocas oportunidades para acceder a sus imágenes porque realizó muy pocas muestras individuales. A principios de los 60 realizó alguna muestra menor, pero con los años fue madurando su visión fotográfica y se volvió mucho más riguroso con la selección de su trabajo que culminó en la muestra Allegro Ma Non Troppo que fue exhibida en la Fotogalería del teatro San Martín y en la Fotogalería Omega de la ciudad de La Plata en 1986, con fotos del ´56 al ´86.

En el corte del 86, según un listado hecho de su puño y letra, la muestra Alegro Ma Non Troppo constaba de 80 imágenes. Tanto en la Fotogalería del Teatro San Martín y como en la de la Galería Omega no entraban más de 60 obras.

Es difícil dilucidar cuáles fueron esas 60 imágenes, porque en tiempo de fotografía analógica no se fotografíaban todas las imágenes expuestas. A lo sumo, el día de la inauguración se tomaba alguna foto delante de alguno de los paneles. Entonces es imposible saber con exactitud el conjunto de fotos expuestas. Eso es una gran intriga. Hasta poco antes de su muerte siguió agregándo al listado hecho a mano, otras 10 imágenes que podrían formar parte del trabajo pero que nunca fueron expuestas. A su vez, antes de morir en 1996, incorporó otro grupo de imágenes para llegar a 90 de las cuales unas 30 permanecieron inéditas.

No podemos pasar por alto un hecho poco conocido. Sara Facio me contó que un tiempo después de su muestra del 86, Jorge le acercó el mono de un libro con ese título y ese material para ser publicadas en La Azotea. Lamentablemente no se encontró entre sus pertenencias, pero afirmamos su existencia. Sería muy interesante encontrarlo para ver cuál fue, con el paso del tiempo, la conclusión final de Aguirre sobre su trabajo.

En el listado que llevo, ordenado año por año, las imágenes tienen títulos descriptivos para indicar cuál era.

Todos creíamos que Jorge trabajaba sobretodo con cámara 35 mm y que apenas existían algunas fotos en formato medio 6 × 6 . Esto quedó desmentido cuando nos pusimos a trabajar en sus archivos con su hijo Gonzalo y con Julio Menajovsky. Ambos se dedicaron a escanear unos 300 negativos para trabajar, seleccionar y editar. Posteriormente con Gonzalo tratamos de dilucidar la coincidencia de las imágenes con los títulos del listado, por lo que me encontré ante un cuerpo de trabajo y, a lo largo de cuatro años, fui reflexionando los posibles ejes a seguir.

Una posibilidad hubiese sido atenernos al listado de Jorge, pero cuando me puse a indagar profundamente en las imágenes advertí qué limitarnos al Allegro hubiese resultado una mirada sesgada sobre la obra de Jorge Aguirre, ya que en el resto del material inédito había imágenes muy superiores.

Como curador tuve que asumir responsabilidades y, por supuesto, hacerme cargo de las mismas .Toda curaduría es un corte subjetivo, que trato de fundamentar. Creo que como con los grandes maestros -como no me cabe duda será Jorge incorporándose a la historia de la fotografía Argentina a través del conocimiento y la difusión de este trabajo- se podrán abordar otras lecturas en el futuro, pero asumo la responsabilidad de todo este trabajo y mi compromiso con la reconstrucción de la historia de la fotografía Argentina cubriendo lo que considero algunos baches e injusticias. En este momento era necesaria una muestra antológica de Jorge Aguirre, una muestra que cubriera todo el periodo que va desde 1957, cuando él selecciona la primera de sus fotos hasta su muerte. De esa mirada han quedado alrededor de 60 imágenes”, por lo que considernado las 120 imágenes de la antológica, incorpore 60 imágenes inéditas qué pongo a disposición del espectador, que generan en mi una inquieta necesidad de contemplación del mundo que me rodea.

Considero que estas fotografías tienen un vinculo mucho mayor con esa mirada aguda, irónica y reflexiva que supo plasmar Aguirre, de una ciudad que miramos sin ver

Además, hay ciertos hallazgos que lo sacan de su zona de confort, la que él insistía en llamar su marco referencial que tenía como límites Avenida de Mayo, a lo sumo Belgrano, Callao y el río. Hay muchas imágenes en la zona de Recoleta y de lugares aun más diversos.

Hay algunas pocas del interior del país, pero hay más en sus archivos.

Seguramente salía a caminar y a fotografiar cuando iba a cubrir alguna nota.

Este es un corte, una selección subjetiva, que pretende cubrir la vida fotográfica de Jorge. Espero que en la experiencia compartida entre el fotógrafo, el curador y el público podamos reflexionar, valorar y poner en el lugar que se merece uno de los fotógrafos más influyentes en el fotoperiodismo argentino, con incidencias que llegan hasta la actualidad