La mega muestra referida a Julio Cortázar “Comienzo de juego”, se inauguró ayer a las 18 en el Centro Cultural Recoleta. Tal como lo expresan sus organizadores, la exposición “se extiende a lo largo de más de 1500 metros cuadrados en el espacio expositivo bautizado en 1994 como Cronopios J y C, en honor al escritor”.

“A lo largo de las tres grandes salas, la exposición repasa la biografía, la obra y la influencia de Cortázar a través de un abordaje lúdico y al mismo tiempo riguroso, imaginando una mirada múltiple intervenida por diversas disciplinas·.

Pablo Gianera y Maximiliano Tomas, en las salas J y C abordan la vida de Cortázar dividiéndola en dos grandes etapas: antes y después de su viaje a Francia en 1951.

En este espacio pueden verse diferentes elementos  de sumo interés relacionados con Cortázar: fotografías inéditas, objetos personales mostrados por primera vez, cartas manuscritas y mecanografiadas, dos cortometrajes realizados por el cineasta Eduardo Montes-Bradley para la ocasión —con imágenes registradas por el autor de Rayuela—, dibujos de su propia mano, una instalación sonora, audios originales y una cuidada selección de fragmentos de su obra.


Estos dos espacios están conectados  por un túnel o pasaje de más de 90 metros creado por el curador Rodrigo Alonso. El túnel está profundamente ligado a la literatura de Cortázar.

El visitante de la muestra  que lo recorra “desembocará en situaciones inspiradas por los títulos de sus libros. Una vez allí tendrá la posibilidad de sorprenderse con las propuestas visuales de artistas argentinos como Marta Minujín, Edgardo Giménez, Fermín Eguía, Graciela Taquini, Pablo Suárez, León Ferrari y Mildred Burton, entre muchos otros”.

La muestra se realiza en conmemoración de los 110 años del nacimiento del gran escritor argentino,  los 40 de su muerte y el marco del año Cortázar que culmina, precisamente, con esta exposición.

Cortázar y Comienzo de juego según sus curadores

Divididos por la felicidad llamó Maximiliano Tomas a su texto curatorial. En él se pregunta: “¿Cómo se hace un escritor? ¿Qué lo distingue de los demás?”

Y agrega: “Una primera respuesta: la suma de sus lecturas y experiencias. Cortázar fue un lector voraz desde pequeño pero su vida, al menos hasta los 37 años (el momento de su mudanza a París), parece no haber sido tan activa como receptiva; el joven Cortázar se asemeja a un continente donde todo cabe y se macera: los textos de Verne, Poe, Cocteau, Stevenson, Keats, la música, el boxeo, el cine, el interés por las artes visuales”.

“Si otras experiencias determinantes (el amor, el sexo, los viajes, el compromiso ideológico) quedan reservadas para su vida europea, también es cierto que aquel 15 de octubre de 1951, cuando se embarca hacia Francia, sus valijas no van vacías: hay un autor que tiene un oficio y puede ganarse la vida traduciendo, hay un escritor que ha adquirido el arte de la narración breve”.

También pregunta qué lugar ocupa Cortázar en la literatura argentina a 40 años de su muerte.

Y contesta: “Si su figura excede el campo literario -como ícono pop, como visita obligada para turistas en el cementerio de Montparnasse-, dentro de sus márgenes hay quienes lo señalan como un autor de iniciación, un camino hacia nombres mayores».

«Tal vez sea una confusión deparada por la centralidad que tiene, en su literatura, la dimensión lúdica, una idea de divertimento propuesta por títulos como Rayuela o 62/Modelo para armar. Pero ni sus más acérrimos detractores pueden ocultar la felicidad que muchos asocian a sus textos. Hay escritores que petrifican al lector en su lugar, como Medusa. Muy pocos, como Cortázar, parecen lanzarlos a una verdadera aventura intelectual, al generar, al mismo tiempo, ganas de seguir leyendo y de sentarse a escribir”.

Por su parte, Pablo Gianera se refiere a los años parisinos de Cortázar y a La Maga como síntesis entre Cortázar y París en Últimos ritos,  primer amor (1951-1984)

“Los años de Julio Cortázar en París –dice- quedan enmarcados por el espectacular nacimiento público del escritor y por su muerte física. Pero del mismo modo que en su literatura, hay en la vida de Cortázar continuidades embozadas, y entonces los años de Rayuela, de Final del juego, de Todos los fuegos el fuego, de Historias de cronopios y defamas, de Libro de Manuel resultan el reflejo invertido, hecho evocación, de los años argentinos”.

En Julio Cortázar / Comienzo se juego Rodrigo Alonso se refiere a lo que muestra la sala Cronopios, es decir, a los distintos “dispositivos” creados por el escritor.

A lo largo de su prolífica producción –afirma- , Julio Cortázar empleó los más variados dispositivos literarios: novelas, reseñas, cuentos, poemas, obras teatrales, cartas, entre otros. Pero es sobre todo en sus cuentos donde desarrolló las atmósferas fantásticas que lo hicieron famoso”.

“En estos relatos situaciones cotidianas extrañadas, espacios dislocados o tiempos arrancados a la rutina de las horas y los días configuran escenarios sorprendentes que desafían nuestros modos habituales de comprender el mundo en el cual vivimos”.

“La exposición que se despliega en la Sala Cronopios – añade- está imbuida de ese sello cortazariano y,por momentos, remite a algunos cuentos específicos del autor argentino; sin embargo, no pretende ser una ilustración de sus historias, sino más bien un encuentro caprichoso con su riquísima usina imaginaria”.

Comienzo de juego, sin duda, es una de las mayores muestras referidas a Cortázar, por lo que hay un amplio margen de tiempo para poder acceder a ella.

La exposición podrá visitarse hasta el 23 de marzo de 2025, de martes a viernes de 13.13 a 22 sábados, domingos y feriados de 11.15 a 22. La entrada es libre y sin costo para residentes argentinos.