Juano Villafañe es, sin duda, una figura emblemática del campo cultural de la Argentina. Su nombre está ligado tanto a la escritura poética como a los diversos proyectos culturales que organizó y gestionó promoviendo de este modo a muchos de los protagonistas de la escena cultural del país. Su actuación se extendió también a diversos países del resto de Latinoamérica.
En 2002 llegó al Centro Cultural de la Cooperación (CCC), que ahora también abarca el Espacio Experimental Leónidas Barletta, luego de recorrer un largo camino. Como no podía ser de otro modo en un creador y gestor de raza, celebra sus 50 años con la cultura con muchas actividades que anuncia en esta nota.
–Luego de transitar 50 años con la cultura desde áreas diversas, ¿cómo te definirías?
-En primer lugar, como poeta, como creador de imágenes y de metáforas. En segundo lugar, como alguien a quien siempre le interesó cómo circulan esas imágenes y metáforas en la sociedad. En primer lugar soy poeta y luego gestor cultural.
-¿Y cómo nace en vos la poesía?
-Desde la experiencia poética, que es el primer acontecimiento que te permite referenciarte en una idea, en una historia, en una imagen que luego, producto del propio oficio, uno transforma en una forma poética que tiene una resolución, es decir que el hecho poético se concreta en el poema terminado. Pero, luego, a partir de allí, me interesó siempre ver cómo circulan esos bienes culturales. De allí a la gestión hay un paso, porque uno se pregunta cómo se gestiona que un libro de poemas, una obra de teatro u otro tipo de manifestación, para que circulen en la sociedad. Además del hecho creativo de poder escribir un libro, es interesante indagar cómo se van construyendo los imaginarios. Cuando uno programa, cuando está dentro de la gestión artística, está reconociendo de alguna manera cómo van a impactar esas obras en los imaginarios de la gente, cuál va a ser el resultado. Por eso creo que soy en primer lugar un poeta, que siempre lo he sido y luego me dediqué a ver cómo transita la poesía por el mundo, como transitan, en general, los bienes culturales. En este tránsito, en esta circulación, está el tema de las políticas culturales propiamente dichas que tienen que ver con cómo el Estado establece que un libro, una obra de teatro o determinada música puedan circular por la sociedad. Me interesan las tres cosas: el trabajo poético, la gestión como tal que me permite conducir un libro u otro tipo de obra hacia la gente, y las políticas públicas que establecen las industrias culturales con la posibilidad de tener un respaldo por parte del Estado.
-¿Cómo sintetizarías brevemente tu trayectoria cultural, cómo llegaste a convertirte en el director artístico del CCC y del Espacio Experimental Leónidas Barletta que depende de él?
-El año 1972 es un punto de partida muy importante porque comencé a trabajar tanto en lo que sería la gestión artística como político-cultural en Siembra, el teatrito para cuatro espectadores que teníamos en la casa de mi madre Yo tenía entonces 20 años. Allí comencé a realizar mis primeras expresiones artísticas. Hice recitales de música –estudié música diez años-, poesía, encuentros, presentaciones de libros… Por él pasaron muchas personalidades del arte y la cultura como Lautaro Murúa, Manuel Mujica Laínez, Kive Staiff, Alejandra Boero, Delia del Carril, Leda Valladares, Ernesto Schoo, Roberto Santoro, Ariel Bufano, entre tantos otros. Fue en 1972 en que me lancé al mundo de la cultura y desde entonces estoy afectado a él de una u otra manera.
–Cabe aclarar que naciste en una casa de artistas. Tu madre fue Elba Fabregat y tu padre, Javier Villafañe.
-Sí, efectivamente, es así. Nací en una casa de artistas.
-¿Y cómo sigue tu trayectoria?
-Ese mismo año, 1972, creé el Centro de Estudiantes de la Enet N.9 “Ingeniero A. Huergo” y formé la Coordinadora Nacional de Escuelas Industriales con el objeto de reivindicar la jerarquía del título de técnico en el trabajo industrial. Todos estos hechos me dieron y una experiencia y me permitieron producir algunos libros vinculados con la poesía, integrarme al taller literario “Mario Jorge De Lellis”, junto a Mirta Hortas, Jorge Aulicino, Daniel Freidemberg, Jorge Asís, Irene Gruss, Marcelo Cohen, Alicia Genovese, Luis Alonso, Leonor García Hernando, Sergio Kisielewsky, Nora Perusín y Pedro Donángelo. Con ellos cultivé la poesía, la literatura. Fue uno de los talleres literarios más importantes que tuvo la Argentina. En el 76, me fui del país y llevé adelante recitales de poesía en diversas universidades de América Latina.
-Pero luego, regresaste a la Argentina, ¿no es así?
-Sí, en el año 1982 y luego en el 84 llevé adelante aquí la revista Mascaró en homenaje a Haroldo Conti. Luego, el espacio Los poetas de Mascaró. Participé también de la Colección de Poesía Mascaró cuya figura central fue Leonor García Hernando. Esta colección se mantuvo hasta la muerte ella en 2001.
–También fundaste Liber- Arte.
–Sí, eso fue en 1987. Liber-Arte/ Bodega Cultural fue un centro cultural, librería, videoclub y bar, que estaba ubicado al 1500 de la Avenida Corrientes, muy cerca de lo que luego fue el CCC. Fue muy importante porque formó parte de la movida del under porteño, que comenzó en los años 80 con espacios emblemáticos como el Parakultural. Cemento, Mediomundo Varieté, El Dorado, Babilonia, Ave Porco, el Centro Cultural Rojas…
-Entiendo que por allí también pasaron figuras muy importantes.
-Sí, allí pasaron figuras como Lorenzo Quinteros, Batato Barea, Fernando Noy, Humberto Tortonese, Alejandro Urdapilleta, Los Triciclos Clos, Las Gambas al Ajillo, Los Melli, Las Barbies, Pierrock, Eduardo Calvo, Toti Ciliberto, Cutuli, Mónica Gazpio, Claudio Nadie, Marta Silva, Susana Mayo, Hilario Quinteros, el Mago Merpin, Catalina Auge, Liz Balut, Sergio Lumbardini, Claudio Pereyra, entre muchos otros. Diego Capussoto, José María Muscari, Valeria Bertuccelli, Campi, Manuel Santos Iñurrieta, junto a otros muchos actores y directores realizaron en ese espacio sus primeras obras y direcciones. Cuando entre 1990 y 1991 se funda la cooperativa Liber-Arte/Bodega Cultural su presidente fue David Viñas y sus vicepresidentes, José Luis Mangieri y Ernesto Goldar. Participaron de ella figuras como Horacio González, León Rozitchner, Ricardo Piglia, Jorge Dorio, por citar solo algunos.
En el plano musical desfilaron por allí nada menos que Javier Martínez, Luis Salinas, Ricardo Capellano, León Gieco, Mercedes Sosa, Alfredo Zitarrosa, Los Caballeros de la Quema, Andrés Ciro Martínez de Los Piojos, entre otros grandes músicos. Desde Liber-Arte / Bodega Cultural so organizaron durante los años 80 y 90 los primeros encuentros latinoamericanos de poesía con la participación de las editoriales y revistascomo Ultimo Reino, Diario de Poesía, Tierra Firme, La Danza Del Ratón, la Librería Gandhi y el Centro Cultural General San Martín. En su Galería de Artes Plásticas expusieron entre otros, León Ferrari, Alfredo Benavidez Bedoya, Milagro Torreblanca, Eduardo Molinari, Eugenia Békeris…
-¿Y cómo llegaste al CCC?
-Eso fue en 2002. A poco metros de Liber/ Arte apareció el Centro Cultural de la Cooperación y hubo una convocatoria de Floreal Gorini, su fundador. Actualmente soy su director artístico, del mismo modo que del Espacio Experimental Leónidas Barletta que depende él. En el medio llevé a cabo muchas otras actividades: recitales de poesía, encuentros de intelectuales, fui editor…
-Sé que estos 50 años con la cultura los estás celebrando con diversas actividades. ¿Cuáles son?
-Sí, como pasa siempre en la vida, coincidieron durante todo el tiempo del que hablamos causalidades y casualidades que me llevaron hasta aquí. Como pasó de manera generalizada, con la pandemia la programación cultural y artística se contuvo un poco en el CCC, pero ahora tengo varios proyectos en marcha. Voy a estrenar La conversación, que es una obra con dramaturgia y dirección de Gustavo Pardi basada en poemas de mi libro El corte argentino. Sobre ese libro Pardi hizo una adaptación que se va a estrenar en abril en la Sala González Tuñón del CCC. Entre junio y julio vamos a estrenar también Confesiones de un escritor, una obra teatral que escribí sobre Haroldo Conti que no es biográfica, sino que habla más bien de sus poéticas, las del río, las de la llanura… Esta obra ya la están ensayando con su director, Manuel Santos Iñurrieta, Florencia Carreras, Gabriela Parera y Gustavo Pardi. También participa el músico Pepo Migliori. La puesta de luces y sonido es de Horacio Novelle. A partir de abril también vamos a largar junto con Jorge Dubatti, “Aula de poesía”, un espacio dedicado a los lectores y autores de poesía, a los escritores en general, a los ensayistas de poesía.
-¿Y en qué va a consistir?
-Va a ser una especie de taller, de coloquio permanente, de encuentro con lectores y autores de ese género.
-¿Va seguir un poco el modelo de la Escuela de Espectadores que coordina hace tantos años Jorge Dubatti?
-Claro, exactamente. Va a poder asistir todo aquel que tenga interés en la poesía. Vamos a tocar diversos temas convocantes para quienes se interesan en ella y le vamos a dar al lector un lugar prioritario porque es él quien da lugar y concluye la obra, el que la resuelve y el que, como tal, tiene cosas para decir y para hacer. Y este es un aspecto muy interesante. El “Aula de poesía” va tener lugar en el Espacio Experimental Leónidas Barletta.
-¿Habrá algo más?
-Sí, un relanzamiento del Ateneo Javier Villafañe de Florencio Varela con el auspicio de la Sociedad de Escritores y la Municipalidad de esa localidad. Este va a ser un espacio para la actividad artístico- literaria destinado a quienes quieran trabajar con la literatura y también con lo musical. Es decir, un espacio artístico multidisciplinario que, además, se dedica a incentivar la lectura tanto en los adultos como en los niños.
–Será un año intenso.
-Sí, porque también están en marcha libros del taller literario “Mario Jorge De Lellis”, de la revista Mascaró y de Liber-Arte /Bodega Cultural. En ellos se consigna lo que fueron sus historias literarias y artístico-culturales en el período comprendido entre los años 1969 y 2002. Además, voy a presentar El corte argentino y vamos a lanzar las obras completas de Leonor González Hernando por Ediciones en Danza.
También habrá algo relacionado con la música, porque Débora Infante musicalizó poemas de mi libro El corte argentino y también los interpreta. Como ves, voy a celebrar los 50 años de mi trayectoria en el campo de la cultura con muchas actividades.