En "La Malparida" Inés Arteta da una vuelta de tuerca sobre el tópico literario de la cautiva. El escenario no es es la inmensidad de la pampa ni los captores son los indios. Se trata de piratas en las islas del delta. La autora pone en escena a un personaje histórico temible, Marica Rivero, una mujer que lidera una banda sanguinaria.
Ninguna de las dos llegará a puerto y sus destinos cambiarán para siempre. Ellas serán las dos únicas sobrevivientes de la matanza perpetrada por una de las bandas de piratas más despiadadas del delta del Río de la Plata liderada por el Correntino “Malo”, quien será el verdugo de la pequeña hija de Marica, a la que mató sin piedad porque “gritaba mucho”.
Una vez en manos de los piratas, en un principio ambas serán sus prisioneras y deberán seguirlos en sus tropelías por las islas. Pero mientras Emilia utiliza la táctica de pasar inadvertida, lo que no le evita las crueldades y las violaciones por parte de sus captores, Marica se convierte en la mujer del verdugo de su propia hija y pasa a ser la temida líder de la banda.
Emilia es una nueva cautiva no de los indios que traspasan la frontera de la “civilización” para asolar poblados y robar mujeres en la desmesura de la pampa, según la tradición de la literatura argentina, sino de piratas que se mueven entre las islas fluviales.
Inés Arteta mezcla en La Malparida la realidad histórica y la ficción para dar una interesante vuelta de tuerca en lo que se ha transformado en un tópico de la literatura argentina: la cautiva, una mujer que es arrancada de su mundo y debe enfrentarse a los rigores de ser una prisionera.
–La cautiva es un tópico de la literatura argentina que comienza con Echeverría y llega a la actualidad. Pero en tu libro hay una vuelta de tuerca porque, en este caso, la frontera que separa “la civilización” y la “barbarie” es fluvial, móvil. ¿Cómo nació La malparida en la que conviven la historia y la ficción?
– Surgió de casualidad. Me enteré en un asado que el Río de La Plata del siglo XIX había sido azotado por bandas de piratas y que la más feroz de todas estaba comandada por Marica Rivero y el Correntino “Malo”. Nadie aclaró en ese asado que Marica era el nombre de una mujer. Esa noche me puse a googlear y no pude creer lo que había sido esa historia.
Primero encontré muchas leyendas sobre ella que me parecieron fascinantes, pero cuando comencé a encontrar datos más fidedignos de su existencia e, incluso, de otra anterior a ella a la que llamaban La cojuda, que también menciono en la novela, me interesé tanto que comencé a buscar datos históricos hasta dar con las fuentes de las que provenía la información. Todo lo que había leído provenía del historiador Gabriel Muscillo, a quien consulté. Luego di con Río abajo de Lodobón Garra que es el seudónimo de Liborio Justo.
-¿Qué es exactamente Río abajo?
-Es un libro de los años 50 y tiene relatos sueltos que son fascinantes, pero que el autor no se preocupó por cohesionar. Vas descubriendo cuál es el tema a medida que los vas leyendo. Algunos relatos daban cuenta de quienes la habían conocido a Marica y otros hablaban sobre su fantasma existente en el presente de quienes narraban la historia. Me gustó que esa mujer con tanta capacidad de mando y de maldad se convirtiera en un fantasma y acechara las noches de Los bajos del temor.
-¿Por qué te gustaba esa idea?
-De chica iba al río con mi abuelo y conocí Los Bajos del Temor, aunque no sabía que se llamaban así. Están en el Delta, cerca de Buenos Aires. Es como una bahía en donde baja la marea y por eso es un lugar peligroso. Por eso las leyendas locales están basadas en el miedo de quedarse allí.
-El personaje de Marica Rivero es histórico, ¿también lo es el de Emilia Burton?
-No, ése lo inventé porque me parecía que la historia no se podía contar desde Marica Rivero. Lo intenté, pero me resultó imposible narra desde la psiquis de una mujer que pasa de partera a malparida. Además, quería verla de afuera en espejo con una mujer como Emilia, que es más timorata en comparación con ella que se atreve a todo.
-Lo terrible de Marica no es sólo su crueldad, sino el hecho de que se convierta en la mujer del hombre que asesinó a su hija.
-Por eso yo quería seguirla durante dos años, ver qué era lo que pasaba en ella, como fue posible lo que hizo, si se trataba de una especie de síndrome de Estocolmo o, simplemente, fue la necesidad de supervivencia. Claro que eso queda sin resolver.
-¿Cuánto tiempo estuviste dedicada a esta historia?
-Más de cuatro años. Necesité estar mucho tiempo con esa mujer, verla desde afuera, observarla, darme cuenta de lo que era capaz y establecer qué era lo que la nutría.
-¿Cuánto es histórico en La malparida y cuánto tiene de ficción?
-La historia en sí es real de principio a fin, excepto por la creación del personaje de Emilia y algunas cosas que modifiqué respecto de las fuentes. Por ejemplo, yo sabía que cuando la banda es asediada por primera vez y la policía falla, se habían ido a Martín García. Pero Martín García me parecía un lugar muy expuesto, por lo que me pareció muy probable que ellos hubieran hecho correr la voz de que estaban ahí, pero que en realidad estuvieran más adentro.
Yo quise que estuvieran más adentro porque me parecía más lógico para escaparse y estar guarecido. Además, me gustaba que fuera más como El corazón de las tinieblas en el que se meten cada vez más adentro de la oscuridad y que el paisaje acompañara esa penetración cada vez más profunda en ese otro lado del margen.
-Emilia tiene una bitácora en la que escribe. Sin embargo creo que sólo en dos oportunidades utiliza la primera persona. Por su parte, Marica es una mujer con deseos de trascender. Sin embargo la que escribe la historia es Emilia. ¿Por qué elegiste la tercera persona para narrar la historia? ¿Fue una elección consciente o salió de manera espontánea.
-Fue una elección porque me interesaba la visión de Emilia que mira a Marica como también mirar a Emilia. Entonces hay una tercera persona que, a veces, se corre a una primera, lo que es como decirle al lector que eso sí lo está escribiendo ella, que eso sí es la bitácora. Lo otro sería la historia de cómo escribe la bitácora. El narrador en tercera sólo percibe desde Emilia, pero la está percibiendo a Emilia también. En la parte del parto ella registra todo lo que siente y toda esa corporalidad pero no desde dentro de ella, sino como observadora.
-Supongo que no era común que en el siglo XIX que hubiera bandas de piratas comandadas por mujeres.
-No, no lo era. De hecho, cuando comencé a consultar los diarios de la época, comprobé que nunca se mencionaban mujeres porque era una vergüenza para la policía que los tuvieran a maltraer unos matreros dirigidos por una mujer. El primer capitán que no es exitoso en capturar a la banda, es degradado. Eso lo encontré sólo en los registros navales. En el libro de Lodobón Garra consta que los isleños contaban que Marica decía “quiero que la milicada hable de mí”. Ella tenía ese deseo.
–Quería trascender a través del mal.
-Exactamente.
–Me pareció muy interesante el manejo que hacés del lenguaje. Me recordó a Zama, no porque se parezcan, sino porque Di Benedetto inventa un lenguaje del siglo XVIII en que transcurre su novela. Vos también inventás un lenguaje del siglo XIX.
-Es un gran honor que menciones a Zama. La leí cuatro veces y la enseñé. Siempre me produjeron gracia las críticas que señalaban que la novela había reflejado muy bien el lenguaje de época. En realidad, él lo había creado en base a cuatro o cinco palabras.
–Sería, además, imposible la reproducción porque no hay registros de la oralidad del siglo XVIII.
-Claro, además, a nosotros nos parecería muy tedioso hablar como en el siglo XVIII. No hay nada que me parezca más fascinante que la construcción de un lenguaje, pero tiene un riesgo muy alto. Yo escribí la novela con dos diccionarios de lunfardo rioplatense y con la frondosidad de las islas.
Mi intriga era ver si eso funcionaba o no. Lo leía en voz alta por zoom en la clínica que hice con Liliana Heker al principio de la pandemia. Funcionaba muy bien, pero mi intriga era cómo funcionaría en la lectura silenciosa. La clínica terminó porque Liliana se tomó un año sabático y sólo había llegado a trabajar la primera parte de la novela. Me faltaban dos.
-¿Y qué hiciste?
-Seguí sola de corrido y la primera persona que leyó la novela entera fue Mariana Travacio que es un ser maravilloso además de una escritora que admiro muchísimo. La devolución que me hizo fue fascinante y me dejó muy tranquila. Cuando el editor Mariano Valerio me llamó para publicarla le pregunté si la quería así como estaba o si sólo le interesaba la historia. Pero me dijo que la quería así como estaba, que no quería que cambiara ni una coma.
-Es que sin ese lenguaje del siglo XIX inventado no sería la misma historia.
-No, pero ese era mi miedo.
-Lo interesante es que todo ese lenguaje que desplegaste está al servicio de una historia que luego está puesta en duda: ¿esto ocurrió o no ocurrió?
-Esto que te voy a decir es mucho, quizá pueda ser tomado como un atrevimiento, pero mi intención era que todo ese lenguaje creara la duda que es la misma duda que provoca ese paisaje que muta. De hecho, los barcos encallaban porque los bancos mutaban. Por eso no podían encontrar a las bandas y también por eso era tan difícil escapar. Lo que está acá, al día siguiente no está. No se puede esconder un tesoro como es propio de los piratas. El paisaje no es mero telón de fondo. En él todo es tan cambiante que la historia sólo puede conocerse más a través de distintas versiones de quienes miran. Es imposible una única lectura, una historia única.
-Suele decirse que uno pertenece a la tierra en la que están enterrados sus muertos. Emilia Burton, violada por los corsarios, pare a una niña que muere en un lugar incierto de ese paisaje cambiante, por lo que ese viaje frustrado le quita su lugar de pertenencia.
-A Emilia y a su beba que muere en alguna de las islas yo la pensaba más bien como la posibilidad de dejar atrás algo y comenzar algo nuevo. Ella toma la decisión de hacer lo que era imposible que es escapar sola. Pero siempre la vuelven a mudar a su pesar.
-Eso plantea otro tema que es el de la traición. ¿Traiciona Emilia a Marica y las personas con las que convivió, a la vez sus captores y sus compañeros, o es fiel a la Emilia que fue antes de embarcarse en El ditirambo?
-¿Por qué traiciona Silvio Astier al Rengo? Me parece que esa pregunta sobre la traición es el gran tópico de la literatura argentina. La traición parece algo constitutivo de la identidad argentina. Me gusta preguntarme qué lectura hacer los lectores de ese accionar de Emilia. Yo creo que lo que podría tomarse como una traición es el producto de la primera decisión que toma en su vida: construir una piragua y huir. Hasta ese momento, siempre habían decidido por ella.
-¿Qué devoluciones recibiste de La malparida por parte de los lectores?
-Recibí devoluciones diversas. Las que más me gustan son las que tienen que ver con la textura del lenguaje. Me da mucha felicidad ver que eso funcionó y fue lo que cautivó, lo que vuelve la lectura un tanto hipnótica.
-Sí, es como un espejismo del río. No es posible dejar de leer. Hay algo que empuja a avanzar. Bueno, la lectura también es un viaje.
-Recibí muchos más comentarios que por mi novela anterior por lo que me doy cuenta de que produce un efecto más profundo. Por el lado de la historia, los lectores se detienen en cosas diversas, ya sea el parto de Emilia Burton, la traición que vos mencionabas e incluso la actitud Marica Rivero ante el asesino de su hija. Que mucha gente me dijera que no la podía dejar, que algunos no durmieron para poder seguir leyendo es lo máximo de lo máximo. Es como ser un mago y hacer el mejor truco, un truco que deja a tocos cautivados. A veces no lo puedo creer.
El fundador de la legendaria agencia IPS y del portal OtherNews disertaré este jueves a…
En un principio iba a ser este miércoles, pero como la defensa del ex mandatario…
Bajo el lema "por una Navidad sin hambre", se realiza un despliegue de protestas con…
Verificó, entre otros puntos, la implementación ilegítima de la norma cuando aún no había sido…
Incluidos 22 fallecidos tras ser alcanzada una vivienda en la que había numerosos desplazados.
Cuáles fueron los sectores más castigados por el ajuste y cuáles son las dudas a…
El pedido alcanza a otros siete funcionarios. Investigación conjunta de la Policía y organismos públicos.
El expresidente de Siria se encuentra "a salvo" en Moscú, tras la toma de Damasco…
La reducción en la adquisición de remedios vía PAMI se dio en 23 de las…
La reconocida fotógrafa realizó cuatro viajes al Círculo Polar Ártico. De esa experiencia nacieron dos…
De acuerdo a estimaciones privadas estaría por encima del 2,7% que se produjo en octubre.
El presidente celebró en la Casa de Gobierno, donde se respira un clima de euforia…