No hay dudas: uno de los grandes desafíos del siglo XXI es reconducir el mundo digital para ejercer un rol activo en la manera en que nos vinculamos con -y en- el ciberespacio. Si la pandemia aceleró ese proceso y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, las infancias tampoco. Tal como informó Tiempo Argentino en su edición dominical del 3 de julio, una serie de debates pedagógicos acerca de la educación en la post pandemia pone sobre la escena la necesidad, cada vez más urgente, de introducir herramientas digitales en la educación de las nuevas generaciones.
Aunque se trate de pequeñas iniciativas para un problema amplio, algunos elementos, como los podcast y audiolibros, vienen explorando ese terreno desde hace ya varios años. Las historias, los cuentos y la información no sólo se leen, también se escuchan. Incluso, aunque hoy en día nos cueste imaginarlo, hace millones de años así fue como empezó la fascinación humana por los relatos. Esta experiencia de escucha y oralidad que brindan los podcasts no sólo permite saltar de la práctica aparentemente solitaria de la lectura a un intercambio colectivo, sino que resulta una manera amigable de hablar con los nativos digitales en su propio idioma, saldando las brechas generacionales.
La editorial Chirimbote construye, desde hace más de siete años, relatos y material para las infancias con el objetivo de “recuperar la cultura popular y colectiva, rescatar heroínas olvidadas y proponer nuevas masculinidades”. En ese marco, la serie de podcast Antiprincesas, disponible en Spotify, es uno de sus contenidos más exitosos. A partir de un itinerario que recorre las vidas de Frida Kahlo, Violeta Parra, Juana Azurduy, Clarice Lispector, Julio Cortázar, Eduardo Galeano, Gilda, Che Guevara, Alfonsina Storni, Gauchito Gil, Evita, Antiprincesas de Plaza de Mayo y Susy Shock, entre muches otres, los episodios recuperan personajes y acontecimientos significativos para la Historia latinoamericana.
En diálogo con Tiempo Argentino, Nadia Fink, periodista, escritora y autora de las colecciones “Antiprincesas” y “Antihéroes” de la editorial Chirimbote, cuenta que uno de los objetivos de la serie es propiciar que les chiques puedan verse como productores de conocimiento: “El contenido se piensa desde un guión que siempre incluye voces de infancias. En “Antiprincesas de Plaza de Mayo”, por ejemplo, quienes preguntan son una bisnieta y un nieto, y una persona mayor hizo la voz de las abuelas. Para nosotros es importante que haya diálogo, ida y vuelta. Así resulta más fácil transitar las historias para las infancias de hoy, que captan todo en destellos y aleatoriamente”. Además, la teatralidad de las voces habilita el juego incluso una vez que se apagan los parlantes y termina el episodio: “las chicas y los chicos cuando están solos se encuentran reproduciendo las voces y los diálogos, o juegan, por ejemplo, a ser Juana Azurduy”, cuenta Fink a Tiempo.
Como el formato brinda la posibilidad de una gran versatilidad, las experiencias de escucha son variadas: “Acompañamos a las infancias en distintos momentos. En el traslado, cuando viajan o tienen trayectos largos que recorrer (para ir a la escuela o por vacaciones); a la hora de dormir, desde la cama para anticipar el sueño o en el ritual previo; y en el contexto del aula, ya que algunos capítulos se trabajan en las escuelas”, explica la escritora y agrega que el objetivo más importante es permitir el acceso a la lectura para todes. “Más allá de que algunos de nuestros libros se han hecho en braille, lo maravilloso del formato podcast es que habilita la posibilidad de que personas que no pueden ver nuestros libros los puedan escuchar”, dice Fink.
En una sintonía similar, el proyecto Videolibros en Señas, la primera biblioteca virtual, libre y gratuita en lengua de señas de diversos países y con voz en español, facilita el acceso a la literatura infantil para niñas, niños y adolescentes sordos. Por intermedio de videos, los cuentos son relatados con lengua de señas y también con una voz en off, para así “permitir que sordos y oyentes podamos compartir el placer de leer”, dice la plataforma del proyecto, www.videolibros.org. La iniciativa parte de la asociación sin fines de lucro Canales Asociación Civil, que trabaja para que les niñes sordes puedan crecer con igualdad de oportunidades. En ese sentido, los videolibros nacen como respuesta a una realidad abrumadora: la mayor parte de las niñas y niños sordos no tienen experiencias de lectura porque las personas oyentes de su entorno (familiares y maestros) no conocen la lengua de señas y no pueden leerles en una lengua que les resulte accesible. Por eso, los videolibros permiten combinar herramientas digitales con inclusión social, brindándoles a los niños y niñas sordas la posibilidad de ser lectoras y lectores, al tiempo que facilita un mayor acceso a la información.