Se inaugura este jueves a las 19 y permanecerá abierta hasta el 31 de julio de 2025. En esta gran exposición se podrá ver el archivo Fogwill que incluye desde manuscritos del escritor hasta cartas recibidas y enviadas a distintos protagonistas de la cultura.
“Fui publicitario, investigador de mercado, redactor, empresario, especulador de bolsa, terrorista, estafador, columnista especializado en muchísimos medios, profesor universitario y consultor de empresas”.
Curiosamente, en su lista biográfica, omite aquella actividad que lo hizo trascender: la de escritor que dejó una obra que lo sitúa entre los grandes de la literatura argentina. Y quizá habría que agregar la de provocador de lengua filosa que decía lo que pensaba sin dejarse domesticar por la cortesía complaciente.
La muestra que se inaugura hoy, 28 de nobiembre, es la primera que se le dedica a Fogwill y lo muestra desde distintos ángulos. Esteban Bitesnik, del equipo de curadores del Museo del libro y de la lengua, dialogó con Tiempo Argentino sobre la exposición y, como no podía ser de otra manera, también sobre Fogwill.
-Fogwill muerte en agosto de 2010. Unos meses después, sus herederos que son sus hijos Vera, Andrés, José, Francisco y Pilar le encargan a Verónica Rossi, historiadora y archivista, que ingrese a la casa de Palermo que fue la última vivienda de Fogwill, y haga el trabajo de relevamiento y archivo de los materiales que había allí.
Finalizado ese trabajo, la familia decidió entregar ese material a la Biblioteca Nacional, donde ingresó en junio de 2022. Allí, el Departamento de Archivo hace su trabajo que tiene que ver con una catalogación propia. Ese año, el material se abrió para los investigadores. Nos pareció pertinente exponer este archivo tan rico y tan sustancioso en una muestra que es la que inauguramos hoy.
-¿Qué materiales incluye esta muestra de Fogwill?
– Por un lado, está la producción literaria de Fogwill que tiene que ver con novelas, cuentos y poesía más sus artículos periodísticos reunidos también en libros. Por otro, hay correspondencia, mucha de la cual tiene que ver con amistades del campo literario como Osvaldo Lamborghini, Juan José Saer, Alan Pauls y muchos más.
También se exhiben manuscritos, mecanografiados como es el caso de Memoria romana, un libro póstumo que editó Blatt & Ríos y Nuestro modo de vida, también póstumo. Además, se mostrará el cuaderno en el que anotaba sus sueños y que se convirtió en el libro La gran ventana de los sueños.
Están exhibidos también sus contratos con las editoriales ante las que muchas veces mostraba su disconformidad por cómo había sido editado un libro.
La imagen de Fogwill fue forjada al calor de la publicidad. Él fue un sociólogo que en los años 70 tuvo una agencia publicitaria que se llamaba Ad hoc. Hizo muchos trabajos para su agencia y también para otras. Trabajó para empresas como la que produce cerveza Quilmes. El conocido slogan “el sabor del encuentro”, por ejemplo, es de él. Todos esos materiales están expuestos en la muestra.
Además, se muestran videos inéditos en los que se lo ve en pleno trabajo de marketing o de recaudación de datos con focus group para testear determinados productos.
-Obviamente, el título de la muestra tiene que ver con un libro de Fogwill, Muchacha punk. ¿Alude también a algún rasgo de Fogwill?
-Por un lado, como decís alude al título de un libro de cuentos de Fogwill que es una suerte de antología porque él tenía la característica de que reeditaba sus cuentos. Agregaba uno o dos más y volvía a publicarlos dejando también los anteriores.
Por otro, el título de la muestra alude a una figura de Fogwill que él mismo contribuyó a forjar a lo largo de toda su vida literaria a través de una cierta irreverencia, con una lengua filosa que incomoda. Él era alguien que decía las cosas que nadie se atrevía a decir.
Era un escritor que tenía una mirada muy aguda sobre la realidad, sobre la política argentina. Incluso escribió artículos memorables en la revista El porteño. Él veía un poco más allá de lo acontecía en el momento, especialmente sobre la dictadura. Esta visión la volcaba en su literatura.
Hay un Fogwill polemista que también está en la muestra. Están sus intervenciones en distintos medios de Argentina que dan cuenta de una visión, de un análisis muy agudo.
-¿Era un escritor disruptivo, conflictivo?
-No lo sé…La literatura de Fogwill corresponde a las décadas del 70, 80, 90 y 2000. Emerge en ese momento no sé si sería posible que alguien hoy tenga actitudes como las Fogwill. Las condiciones de hoy son completamente distintas. El mundo ha cambiado, ha cambiado la tecnología. Fogwill solamente se explica en el momento que vivió.
No sé si me corresponde a mí decir si tenía o no una personalidad conflictiva. Sí puedo decir que hoy su literatura ocupa un lugar trascendental en el mapa literario argentino. Quizá sea un poco subjetivo lo que voy a decir, pero Fogwill, César Aira, Osvaldo Lamborghini, Juan José Saer, Ricardo Piglia y María Moreno son los nombres relevantes de una literatura que se forjó en los 70. Estoy hablando de la literatura que se forjó después de Borges, Cortázar, Roberto Arlt. Hay una frase famosa que dice cómo escribir después de Borges. Bueno, Fogwill viene a construir o a alimentar un canon posterior a Borges.
No hay que perder de vista que Fogwill es también un promotor cultural. Funda su propia editorial que se llama Tierra baldía y va a ser el propulsor de un montón de poetas jóvenes. En su editorial publicó a autores como Néstor Perlongher, a Osvaldo y Leónidas Lamborghini, a Oscar Steimberg…
A lo largo de su vida siempre estuvo preocupado por la producción de autores argentinos y todo el tiempo hizo señalamientos en el campo literario respecto de lo que a él le parecía bueno y siempre marcó la importancia de respaldar a los escritores jóvenes. Esa figura me parece que es muy relevante y creo que eso es más importante que si era o no polemista.
Daniel Guebel, Sergio Bizzio, Alan Pauls, el mismo César Aira que es de la misma generación que Fogwill fueron señalados por él como grandes escritores.
Fogwill: muchacho punk se puede visitar del 29 de noviembre de 2024 al 31 de julio de 2025 de martes a domingos de 14 a 19 en el Museo del libro y de la lengua, Av. Gral. Las Heras 2555, CABA.
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