Estar fuera de lugar, paradójicamente, puede ser la mejor situación para una exposición. De hecho, es ocupar espacios no pensados para una exposición es lo primero que salta a la vista de Interferencias Intersticiales, la muestra de 14 artistas latinoamericanos en espacios no convencionales del Centro Pompidou de Málaga
Encontrarse con obras en la sala de lectura, el auditorio para proyecciones y conferencias, las puertas vidriadas que conectan los espacios de exhibición con los accesos y el área de tickets no sólo le suma un plus a la muestra sino que es lo que primero salta a la vista de ella y, en consecuencia, la posiciona, precisamente, en otro lugar.
No se trató de falta de espacio, sino de una idea de la Diana Wechsler, para hablar de mundos que están en tránsito, de la problemática de las sociedades excluyentes que se caracterizan por tener muy delimitado cuál es el centro y cuál la periferia y qué lugar debe ocupar cada cual de acuerdo con su posición social.
Le dice la curadora a Télam: «Esta consigna es parte del ejercicio curatorial que venimos haciendo al ‘invadir’ o ‘interferir’ en espacios diversos (el Archivo General de Indias en Sevilla o el Museo Nacional de Bellas Artes, por ejemplo). En este caso la idea es ocupar esos sitios ‘vacantes’ destinados a conectar espacios pero que nunca alojan obras para colocar la mirada en el límite entre el museo y el afuera, entre la exposición y los espacios comunes del Centro»,
Es así que “Interferencias Intersticiales” salta de la periferia al centro en el acto mismo de situarse en la periferia. Lo convencional no desacomoda. En cambio, lo no convencional, desacomoda las certezas largamente instituidas. Quizá no sea casualidad que ese lugar periférico o marginal sea ocupado por artistas latinoamericanos que logran saltar las vallas de la marginalidad para pasar a ocupar la centralidad.
La muestra tampoco es ajena a las migraciones que constituyen una problemática central de nuestro tiempo. Las propias obras han migrado a espacios que, supuestamente, no les corresponden dentro del museo malagueño, a primera sede en el exterior que abrió el espacio original de París que ya cuenta con otra sucursal en China y planea abrir nuevas en Arabia Saudita y Corea del Sur.
Espacios intersticiales
La original muestra estará alojada en los espacios periféricos del Pompidou de Málaga hasta el 19 de febrero de 2024 y tendrá con una conexión con la colección semi permanente del museo que estará todo el año próximo. Según le señaló a la agencia nacional de noticias de la Argentina el director del espacio, José María Luna Aguilar, «la colección radica en el tratamiento por parte de los artistas en el siglo XX y la primera mitad del siglo XXI de las formas de habitar el espacio y también cómo los territorios nos condicionan. Por ejemplo, a partir del Covid se dio una idealización de lo rural y del campo, cuando el campo siempre ha estado ahí y no es tan ideal ni tan utópico», señala.
Y agrega: «Esos mitos nos llevan a los movimientos en el habitar y el deshabitar. Es decir, se puede hacer una migración de la ciudad al campo pero lo normal es que el campo venga a la ciudad. De hecho, en el año 2050 se prevé que el 75% de la población mundial habite ciudades, con lo cual vamos a tener una situación compleja. Más allá de eso, hay otras migraciones, otros desplazamientos territoriales que también están en ambas exposiciones»,
El director de esta sede también es el responsable de otros dos grandes museos: el dedicado a Pablo Picasso y el San Petersburgo. Como director del Museo dedicado a Picasso, Luna Aguilar tiene el privilegio no sólo de vivir en la casa donde vivió el gran artistas, sino en la habitación en la que éste nació y creció, algo que no es frecuente en la vida de nadie, ni siquiera en la de un director de museo.
Obras y artistas
Quien entre al Pompidou de Málaga se llevará varias sorpresas si espera ver una exposición convencional.
La primera de ellas es que el sector de tickets está sectorizada con un cordón de cintas amarillas. Esta es, precisamente, la primera otra que quizá el visitante tarde en detectar como tal. Se trata, sin embargo, de una obra de Beatriz González, artista colombiana de 91 años muy reconocida que eligió trabajar de esta forma el concepto de frontera. En las cintas amarillas pueden verse impresas hombres que cargan cuerpos. Se trata de una nueva lectura de los antiguos cargueros que transportaban productos. La noción de frontera aparece ligada aquí a los muertos por la violencia social en Colombia.
Por su parte, Regina Silveira, una artista conceptual que está próxima a cumplir 85 años interviene uno de los muros de la antesala del guardarropa y de los baños con huellas de pies encimados en referencia a los pasos de los migrantes cruzan o intentan cruzar de África a España.
Muchas de las obras presentadas están en el auditorio donde se proyectan en una pantalla distintas obras en loop. Estas obras son tratadas con los recursos que ofrece el videoarte como la videoperformance y el video collage
De Inteferencias intersticiales participan 14 artistas de América Latina: la cubana Glenda León; las argentinas Gabriela Golder, Ana Gallardo, Liliana Porter, Graciela Taquini, Silvia Rivas, Leticia El Halli Obeid, Alicia Herrero y Marie Orensanz; las brasileñas Regina Silveira y Berna Reale; la colombiana Beatriz González y su coterráneo Oscar Muñoz; y el francochileno Enrique Ramírez.