Ayer por la tarde la escritora Tununa Mercado dictó una conferencia magistral en el marco del 21° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura que todos los años se desarrolla en la ciudad de Resistencia, Chaco, organizada por la Fundación Mempo Giardinelli.
Este encuentro que convoca a intelectuales, docentes, bibliotecarios, estudiantes y aficionados a la lectura, desarrolla mesas de debate, talleres, visitas a escuelas, diálogos abiertos y tertulias nocturnas. La asistencia suele ser multitudinaria y este año no fue la excepción. En el Centro de Convenciones de la capital chaqueña había más de 2000 personas ansiosas por escuchar a la autora de la novela La madriguera, Yo nunca te prometí la eternidad y muchos otros títulos.
Leer aseguró la escritora- es un sentido como ver, oler y palpar. Sus palabras resonaron en el auditorio repleto integrado por docentes, bibliotecarios, mediadores y autores venidos de Formosa, Patagonia, Mendoza, Corrientes y otros puntos del país. «Saber leer ¿quién lo predica? -agregó- ¿Acaso una habilidad que se enseña? ¿Un orden que se establece? Se dice: no supo leer entrelíneas lo que se quería decir. Una lectura plana es la que no percibe las entrelíneas, se pasea por los signos, o los lee de corrido inscriptos en su cinta tensa o estirada en la que se han borrado los accidentes, las instrucciones, la vía para llegar al final sin zozobras».
Se refirió, además, a la «peripecia arriesgada del niño o niña que si bien no lee de corrido, deletrea, acumulando entre sus labios fragmentos de significación», y en ese sentido agregó: «aventureros que ignoran que esa acumulación paulatinamente ponderada por el oído, la voz, la memoria, los ha llevado al universo inconmensurable de la lengua».
Mercado recalcó el papel predominante que jugó la Biblioteca Nacional bajo la gestión de Horacio González y aseguró que la institución durante ese período se convirtió en el centro del furor del libro. «Ese libro dijo-que sobrellevó la hoguera, el allanamiento, ese libro con lector ciego y mudo bajo la capucha concentracionaria, volvió a las escuelas sin censuras».
Finalmente, se refirió a la importancia de la Fundación Giardinelli que lleva más de 20 años resignificando el valor de la lectura, formando a sus artífices y estimulando a sus incitadores más nobles, las abuelas cuentacuentos, maestros, escritores y estudiantes».