El viernes 9 se estrenó en el Centro Cultural de la Cooperación(CCC) Amusia, obra musical escénica basada en El Lenguaje Musical y sus Perturbaciones Histéricas de José Ingenieros. Escrita por el director y compositor Jorge Sad Levi en colaboración con el Ensamble Seres/Parlantes, el artista visual Pablo Magne, y el dramaturgo Alejandro Bontas, la pieza incluye a dos cantantes (Natalia Cappa y Lucas Werenkraut), un ensamble de cuatro músicos (Andrea Escobar, flauta; Ana Foutel, piano; Matías Sánchez, trompeta; Nahuel Serratto, viola), electrónica en vivo y proyecciones de video. El grupo se completa con Poli Bontas (voz en off y colaboración en dramaturgia), Malena Miramontes (diseño de iluminación), Tomás Calderón (sonido) y Nicolás Gulo (asistente). Creada con el apoyo de la Beca Bicentenario del Fondo Nacional de las Artes, será interpretada nuevamente los viernes 16, 23 y 30 de marzo a las 23.45 en la Sala Osvaldo Pugliese del CCC, Corrientes 1543, CABA.
«El libro de José Ingenieros lo compré alrededor de 1987», le comenta Sad Levi a Tiempo Argentino. «Al leerlo pensé que proponía elementos interesantes como para componer una obra musical. Inicialmente fue escrito en francés en 1902, traducido al castellano y editado en Argentina en 1952, y conecta por primera vez la música y el cerebro; es una especie de semiología musical, biologista y normativa, que intenta realizar una taxonomía de los desvíos de la norma del lenguaje musical, entendido éste como una entidad trascendental. Es un texto que tiene una primera parte en la que Ingenieros elabora una teoría acerca de la relación entre el lenguaje y la música. Nos estamos refiriendo a un trabajo editado a principios del siglo XX, pero el autor tenía los suficientes conocimientos como para poder llevar a cabo su tesis», afirma.
– ¿Eran teorías revolucionarias teniendo en cuenta la época en las que fueron escritas?
-Sí, ya que él estaba muy empapado de las teorías del psicoanálisis de la época, a lo que hay que sumarle un amplio conocimiento de música. A mí siempre me interesó lo referido a la semiótica musical. Por este motivo la primera parte del libro me resultó interesante. Pero en la segunda parte, Ingenieros se refiere a casos en los que se nota que con sus ganas de hacer entrar en su teoría el paralelismo entre la música y el lenguaje, intenta relacionar problemas como por ejemplo las afasias, con la música. Y es en este punto en el que para poder hacer coincidir los conceptos que tiene en mente con su teoría, inventa casos, lo cual hace que la situación se torne delirante, ya que se nota una falta de rigurosidad en las situaciones que aborda y en las conclusiones de las mismas.
– ¿A qué tipo de situaciones te referís?
– Algunos casos llegan a ser desopilantes, ya que Ingenieros se ve en la obligación de crear enfermos que tuvieran las características de lo que él suponía que tenía que existir de acuerdo a sus teorías. De esta manera es que empieza a hacer descripciones acerca de enfermas histéricas aquejadas por asociaciones mórbido-sexuales musicales, terror a las disonancias, impulso a la improvisación o la asociación entre sonidos y colores como patología. Es decir que relaciona todo con conductas referidas a la música. Todas esas descripciones que aparecen en los casos clínicos que documenta son situaciones que creo que existen en la música contemporánea. Y es lo que me motivó a componer la obra,a tomar algunos de esos casos y llevarlos a ejemplos musicales.
– ¿Cómo encaraste la composición de la obra y la puesta en escena ?
– La música que compuse representa los casos clínicos y los músicos que participan de la obra cumplen el rol de los pacientes, que de alguna manera interactúan con el personaje de Ingenieros, representado por uno de los artistas, y van demoliendo sus teorías con el sonido. Él quiere imponer una ley respecto de la materia sonora y el grupo le va respondiendo hasta que al final Ingenieros es vencido pero, de alguna manera, accede a la experiencia musical y, finalmente, hay como una especie de proceso de curación.
– La obra fue encontrando su propio recorrido desde su génesis no musical hasta su concreción en el escenario.
– La obra va desde un discurso normativo hacia la experiencia musical lo que, de alguna manera, es mi forma de arreglar mis cuentas con la academia y con el modo con el que ésta ve a la música, tan ligada a lo académico y tan poco asociada a la construcción de la emoción. Comencé a trabajar en mayo del año pasado y, si bien soy el autor de la obra, la labor del ensamble derivó hacia una dinámica más cercana a la de un grupo de rock progresivo. Es decir que el trabajo colectivo va más allá de la estructura que marca la partitura.
– ¿En las teorías de Ingenieros estaba presente la emoción en la música?
– Él era una persona de pensamientos avanzados y hablaba de la emoción en la música. Pero cualquier desvío de la emoción tal cual él la concebía, lo planteaba como una patología. Incluso menciona al comienzo del libro que su obra podía llegar a ser de buen uso para las autoridades policiales y criminológicas. O sea que alguien podía ser perseguido o acusado de algún delito por lo que escuchaba o por lo que hacía como músico.
– Da la sensación de que finalmente en Amusia hay un empate entre las teorías de Ingenieros y lo que se propone musicalmente.
– Si bien hay una gran contradicción en su libro y es que no encajan sus teorías con los casos que existían, por lo que, al tener que inventar pacientes con las patologías que intentaba justificar, sus argumentos terminan resultando delirantes, hacia el final, al igual que en el final de nuestra obra, se plantea qué sería un mundo sin música. Es por esto que toda la pieza remite a diversos estilos musicales que trabajan de manera intertextual con otros estilos. Y de algún modo nos referimos a la necesidad de recobrar el placer de la escucha, ya sea de música o de los sonidos que nos rodean. Es necesario recuperar la ingenuidad ante tanta información sonora que hay en la actualidad. Es algo como lo que decía Debussy: «La inspiración para mi música es abrir la ventana y escuchar los sonidos de la naturaleza».