“Siempre cuento –dice José Eidman, presidente de la Fundación Urunday- que una vez llevé a mis hijos a conocer las Cataratas del Iguazú. Recorrimos Iguazú. El más chico que tenía en ese momento unos diez años y no había salido nunca de Resistencia, en un momento me interpela y me dice dónde estaban las esculturas. Comprendí que él no concebía una ciudad sin esculturas. Para mí fue algo revelador.”
La anécdota tiene que ver con el hecho de que la ciudad de Resistencia es la que, en términos relativos, tiene más esculturas por cantidad de habitantes. “Quizá otras ciudades más grandes como Buenos Aires –aclara Eidman- tengan mayor cantidad en términos absolutos, pero allí las esculturas están en parques, plazas y otros lugares valladas o protegidas de algún modo para evitar el vandalismo. En Resistencia uno se encuentra con una escultura en la esquina, en mitad de la cuadra, emplazada en una vereda. Si se inaugura un edificio y los vecinos quieren una para poner, por ejemplo, en la puerta, pueden dirigirse a la Fundación Urunday y solicitarla sin costo, excepto el del desplazamiento de la obra. Creo que esto no se da en otros lugares del mundo.”
No se trata de una casualidad. Primero El Fogón de los arrieros y, a partir de 1989, las Bienales de Escultura de Chaco promovidas por la Fundación Urunday generaron una cantera que provee una enorme cantidad de obras de arte a la ciudad de Resistencia. «Trabajamos –dice Eidman- con el apoyo del Gobierno de Chaco y con la colaboración permanente del Municipio de Resistencia. Recibimos, además, el aporte privado a través de la Ley Provincial de Mecenazgo que es una herramienta virtuosa.”
Eidman le contó a Tiempo Argentino cómo se desarrollará la XII Edición de la Bienal Internacional de Escultura de Chaco que se desarrollará entre el 16 y el 23 de julio en Resistencia y que constituye un fenómeno único en su tipo.
-La decimosegunda edición de la Bienal de escultura del Chaco es internacional. ¿Esto significa que sólo participarán artistas de distintos lugares del mundo que competirán entre ellos o también habrá artistas nacionales?
-Como decías, la Bienal de Chaco tendrá 10 artistas que representan a distintos países del mundo. En esta edición fueron seleccionados entre 224 postulantes de 70 países diferentes. Nuestro certamen, luego de 34 años de historia es, en la escena internacional, el más importante en su modalidad.
-¿Cómo empezó?
-Comenzó siendo un concurso de escultura nacional a partir de una idea de Fabriciano Gómez que falleció el año pasado y que nos ha legado este enorme desafío y esta enorme manifestación artística. Para nosotros es un inmortal. Fue un visionario, un apasionado, alguien que conoció muy bien la función social del arte porque era de un origen muy modesto y comprendió muy rápido que la misión que iba a encarar era transformar a través del arte. Urunday se crea en 1989 con la intención de seguir dándoles continuidad a los concursos y de traer a Resistencia los concursos internacionales de escultura, pero con la visión clara de hacer del arte un bien de todos en la creencia firme de que más allá de ser un medio de elevación espiritual, es un poderoso agente de transformación que permite transformar la calidad de vida de la comunidad. La prueba de esto está en Resistencia. Este es el legado de Fabriciano. Por eso esta edición se llama, precisamente, El legado.
-¿Cuáles fueron los pasos que siguió Fabriciano?
-Al regresar de Europa en el año 83, luego de haber representado en el 80 a la Argentina en la Bienal de Venecia, que para un artista plástico es el máximo reconocimiento que puede obtener en su carrera, decide replicar en la plaza central de Resistencia algunas de las experiencias de escultura a cielo abierto de las que había participado en Europa. Inmediatamente la comunidad se abrazó a esta idea, se apropió de ella. De ser nacionales, los concursos pasaron de ser americanos y luego internacionales, hasta convertirse en lo que hoy es la Bienal Internacional de Escultura. En Paralelo se fueron desarrollando otras actividades artísticas y culturales que fueron adquiriendo mayor dimensión e importancia. Por eso, hoy, junto a los artistas internacionales en concurso hay otros artistas invitados que no concursan y que trabajan diferentes técnicas y materiales. En este caso, los internacionales manejan el mármol travertino, pero los artistas invitados que son de Argentina y del resto de América Latina, todos ellos consagrados, le van a mostrar al público, porque estas esculturas se hacen a cielo abierto, cómo se trabajan distintos materiales y distintas técnicas.
-Pero entiendo que la Bienal implica muchas cosas más.
-Sí. Hoy también en la Bienal anida un encuentro de maestros artesanos argentinos que vienen de distintas provincias y que, en esta oportunidad, suman 85. Son los mejores del país. Entre ellos va a estar, por ejemplo, Pallarols, quien hace los bastones los presidentes. De mismo árbol salen los de los gobernadores de la provincia de Chaco. Él trabaja con un artista nuestro que ahora fue seleccionado para llevar su obra a París. Estamos hablando de altos niveles de artesanía. También tenemos un encuentro de artesanos de pueblos originarios. Estos dos encuentros ya tienen ocho años de vigencia. Hoy, el tercer encuentro más importante de artesanía se da en el marco de la Bienal de Chaco. Además hay otra manifestación escultórica de estudiantes de todo el país. En paralelo hay una serie de actividades académicas: un congreso Internacional de arte, un congreso de derecho del arte, dos seminarios, talleres, conferencias, conversatorios. Todas estas actividades se dan en el marco de la Bienal.
-¿En qué espacio físico se desarrollan todas estas actividades?
-Dentro de las 10 hectáreas de un predio que reúne las condiciones para llevarla a cabo, porque en 2006 nos tuvimos que mudar porque la plaza central, donde se hacía los concursos al principio, quedó chica. Hoy tenemos cuatro escenarios que funcionan como un circuito de arte escénico con diferentes lenguajes: música y teatro. En ellos se presentan de 10 de la mañana a 12 de la noche artistas locales, regionales y nacionales . En este caso nos acompañan nombres como Baglietto-Vitale, la murga uruguaya Agarrate, Catalina, Peteco Carbajal, Zoe Gotusso, entre otros artistas que hacen los cierres musicales de cada día de la Bienal. La propuesta se completa con un Festival Filarmónico Internacional en el que 120 músicos de todo el país son capacitados durante una semana a orillas del Río Negro por músicos profesores integrantes de orquestas internacionales aportados por las Embajadas de Austria, Alemania, España y Estados Unidos y luego cierran con un concierto una noche en el Domo del Centenario que es uno de los cuatro que mencioné, que tiene el escenario techado y una capacidad de 1006 personas. Es una enorme fiesta del arte y la cultura que nos posiciona en el mapa turístico de la Argentina y en el centro de la escena escultórica internacional.
-¿Las diez esculturas de los diez artistas internacionales se emplazan luego en Chaco o solo las ganadoras?
-Las diez esculturas quedan en Chaco y se emplazan en la ciudad de Resistencia. La Bienal es la mayor proveedora de escultura de la ciudad, todas tienen como destino el espacio público. Esto arranca en los años 40 cuando los hermanos Aldo y Efraín Boglietti junto a otros artistas, en la institución El fogón de los arrieros, deciden comenzar a emplazar esculturas en el espacio público. Así se emplazaron las primeras 100 esculturas del espacio público de Resistencia. Luego, en los años 80, toma la posta la Fundación Urunday y continúa con el emplazamiento de las obras que le quedaban en depósito. Luego de agotadas las obras del depósito, las esculturas que se hacían en madera chaqueña pasaron a ser de otros materiales más resistentes a la intemperie. A partir de ese momento aparecen el mármol, el metal, la piedra, etcétera. Hoy, más de 500 obras emplazadas en el espacio público de Resistencia son resultantes de estos concursos. La ciudad tiene 654 esculturas emplazadas en sus veredas, muchas de ellas de grandes maestros, incluso de creadores de movimientos dentro de la disciplina. Hay obras de Lucio Fontana, Libero Badii, Pablo Curatella Manes, Gonzalo Leguizamón Pondal, Son esculturas que, si uno quisiera ver fuera de Resistencia, debería ir a un museo tradicional. En Resistencia, en cambio, se las encuentra en una esquina, en un parterre, en un boulevard. La gente no las daña, no las roba, no las ensucia, porque ya van tres generaciones que vieron nacer una escultura en el marco de los concursos y pudieron establecer una relación con sus autores. Creo que ahí radica en secreto de por qué en Resistencia se respeta tanto el arte en el espacio público.
-¿Las esculturas de madera chaqueña también están a la intemperie?
-Sí. Eso nos planteó la necesidad de la conservación. Entonces tuvimos que fundar el Departamento de Mantenimiento y Restauración que hoy está integrado por 10 personas recientemente diplomados a nivel universitario en Conservación y Restauración de Bienes Culturales a través de una diplomatura articulada con la Universidad del Nordeste y su Facultad de Arte. En general las esculturas en madera tienen entre tres y cuatro revisiones e intervenciones por año. Las de otros materiales, en cambio, solo se intervienen una vez al año. Ya no emplazamos esculturas de madera, pero las que han quedado reciben un tratamiento especial.
-¿Cómo sintetizarías lo que es la Bienal?
-Siempre digo que tiene tres características que la hacen única. Una es la posibilidad que le ofrece a la gente de ver transformarse la materia en arte. La otra es el destino de esas esculturas, porque no conocemos casos en que se desarrolle una política tan fuerte de democratizar el arte escultórico llevando la producción al espacio público. La tercera es la que destacan todos los artistas que tienen la oportunidad de vivir esta experiencia y es la concurrencia masiva del público. Nosotros tenemos mediciones que dicen que en la última edición el 17 por ciento del público fue extranjero. El resto, hasta completar el 50 por ciento, fue de gente de otras provincias y el otro 50 por ciento estuvo integrado por el público local. Con el correr de los años, el público chaqueño ha aprendido a valorar el arte y a interpretarlo. De un tiempo a esa parte nos sorprende que el premio que otorga el público y el que otorgan los niños viene coincidiendo con algunos de los premios que elige el jurado. Esto habla del interés, el conocimiento y el aprendizaje que significa la Bienal para la gente.