Publicada por Eterna Cadencia y con una excelente traducción de Ariel Dilon, la novela del autor estadounidense que apareció en su idioma original en 1997 está disponible para los lectores argentinos.
Eterna cadencia ya nos había hipnotizado con una serie de recopilaciones del autor, Calles y otros relatos (2014), Ventanas y otros relatos (2015) e Historias tardías (2018); y había puesto en circulación su novela más impactante, Interestatal, en 2016. Ariel Dilon, evidentemente, ha sobrevivido a la tarea, meticulosamente infernal, de traducirla, y vuelve ahora a mostrar su talento en la historia del intricado Gould Bookbinder en, precisamente, Gould. Una novela en dos novelas.
Contradictorio, acelerado, machista, amoroso con los niños, la vida de Gould se enmaraña en un caótico, constante, diálogo. Diálogo con los demás –sobre todo con las mujeres con las que se vincula–, pero diálogo, fundamentalmente, consigo mismo. Neurótico imparable, su parloteo desnuda un imaginario efervescente e intenciones en cambio constante. Su existencia se trenza de amores veloces o tóxicos, de abortos, de una mujer tan inolvidable como problemática, y así –“Abortos” y “Evangeline”– se titulan, de hecho, los dos capítulos del libro (o, si se prefiere, las dos novelas que se mencionan en el acápite).
En un torbellino farragoso, henchido de vastos párrafos, el narrador nos lleva de la conciencia del protagonista a su palabra (que, en un punto, son la misma cosa), y de ella a la de los personajes con los que se vincula. Dixon erosiona los contextos espaciales y distorsiona la cronología, nos marea a su antojo, nos encandila y anula con una prosa hipnótica y serpenteante. La escritura, en nuestro autor, se expande y se bifurca siguiendo los vericuetos del pensamiento; así, Gould cristaliza, en sus extensos y digresivos parlamentos, el obstaculizado fluir de su conciencia. Para decirlo más llanamente: su mente se desenvuelve con el discurrir de su habla. Y, al vivir pensando, no hace otra cosa más que hablar.
Más allá del interés por lo formal, el autor sabe cómo explorar el campo de la emoción y el sentimiento. Por un lado, la puesta en lenguaje de todo acto y pensamiento alcanza ribetes humorísticos propios de un Woody Allen; por otro, el carácter irrefrenable de la enunciación parecería querer taponar o conciliar un silencio, un vacío existencial que, claro está, resulta imposible de completar. Sentimientos que convergen en una escritura densa, capaz de ser, simultáneamente, agotadora y adictiva; los mismos que Dixon, con maestría, sabe hacer brotar –a veces contradictorios, a veces complementarios– de la sinuosidad del lenguaje.
Se proyectaron varias actividades para los próximos meses en los que H.I.J.O.S cumplirá 30 años…
El conjunto de Avellaneda definirá la Copa Sudamericana desde las 17 horas.
En medio del acoso del gobierno, los alumnos de la institución difundieron su posición.
Con la conducción de Sebastián Feijoó, todos los sábados de 11 a 13, por la…
Hace pocos días, el influencer mileísta 'Tipito Enojado' expresó en forma de video “viral” una…
El jefe de Gabinete anticipó la posibilidad de que Daniel Parisini ocupe un lugar en…
El volante de Williams será controlado por los médicos para evaluar su estado de salud.
Un estudio observa cómo se mueven las infancias en la Ciudad de Buenos Aires. Los…
El lunes podrán ser adquiridos los tickets para los ramales Constitución-Mar del Plata, General Guido-Divisadero…
Celeste López y Mariano Gorini serían los nombres de los agresores.
Desde el Centro de Estudios Legales y Sociales denuncian que las dos nuevas órdenes policiales…
Con las exposiciones de los disertantes, quedó al descubierto que los grandes medios de comunicación…